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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Rebajas por liquidación en el PP

Antonio Castro y Fernando Clavijo. Foto: NOVA FOTO

Carlos Sosa

Juega con fuego Coalición Canaria en el tramo final de la semana de constitución de los ayuntamientos para llevar al límite a su presunto socio, el PSOE, que intenta convencer como puede a los suyos de lo que se están jugando todos en este lance. Y juega con fuego CC porque sus escarceos con los populares le generan problemas a corto, medio y largo plazo, y tanto dentro como fuera de su partido. A corto plazo, un pacto con el PP en el Gobierno le reportaría algunos beneficios indiscutibles, como apaciguar las ansias de Antonio Castro en La Palma, que quiere un gobierno provisional en minoría que le permita abandonar su carrera política en un cargo ejecutivo, a ser posible la vicepresidencia que en estos momentos le correspondería de manera natural al PSOE. Antonio Castro está jugando ese doble rol de ofendido por los manejos de la gente de Anselmo Pestana en el Cabildo de La Palma al tiempo que azuza a los suyos para que no se alcance un acuerdo. Pero al otro lado del Archipiélago, Mario Cabrera advierte a Fernando Clavijo de que él no pasa por un pacto con el PP, ni siquiera bajo la fórmula de un apoyo externo en minoría, lo que abriría un interesante cisma interno. Dejar al PSOE fuera del Gobierno, y consecuentemente fuera del Cabildo de Tenerife y del Ayuntamiento de Santa Cruz, derivaría en la pérdida automática de La Laguna, donde sólo falta un empujoncito para cualquier fórmula, incluida la de hacer alcalde a Santiago Pérez apoyado por toda la izquierda y relegando a CC a la dura oposición tras 20 años de machito. Y no nos hagan imaginarnos lo que le pasaría a las alfombras laguneras, y no precisamente del Corpus, con un gobierno municipal presidido por Santiago Pérez.

 

 

¿De la mano del PP hasta noviembre?

A medio plazo, un acuerdo de Coalición Canaria con el Partido Popular de José Manuel Soria complicaría enormemente a los nacionalistas su campaña electoral de noviembre en contra del Gobierno de la nación, el del petróleo, los recortes, los atropellos a Canarias…. Un gobierno, el del PP, que es más que probable que no pueda repetir en La Moncloa y al que sería muy difícil que CC se pueda enfrentar con candidaturas conjuntas con Nueva Canarias, que sí ha anatemizado cualquier atisbo de acuerdo con los populares. Y a largo plazo, los analistas más finos que habitan en los despachos de CC advierten del peligro que entraña, particularmente en Tenerife, darle un metro cuadrado de espacio al PP. Allí donde lo han hecho, los populares se han comido al socio nacionalista, como ocurrió en 2011 en Santa Cruz o acaba de ocurrir en el Puerto de la Cruz. De momento, las negociaciones parecen atravesar un momento delicado que se va solventando a duras penas con el desbloqueo de corporaciones conflictivas, pero sería de ingenuos convenir que el núcleo duro de Coalición Canaria, su germen tinerfeño de ATI, vaya a conformarse con algún incumplimiento por parte de los socialistas. Hermoso y los suyos acusarán al PSOE de llevar cuernos y rabos antes de reconocer que, de existir incumplimientos, en estos momentos se localizan en plazas de CC, como Arona, Arico, San Miguel de Abona, Santa Cruz de Tenerife o Puerto de la Cruz, sin contar el Cabildo de Tenerife. Desde el PSOE minimizan cualquier crisis y recuerdan que se está en lo que se está porque fue lo acordado en la última reunión de la mesa del pacto, que se reunirá este jueves para analizar (también como estaba previsto) cómo ha transcurrido la guerrea municipal.

 

Incombustible Antonio Castro

Lo que parece confirmarse es que, al contrario de lo que ocurría con Paulino Rivero, en estos momentos de necesaria disciplina partidista, la gente de Fernando Clavijo no controla Coalición Canaria. Se les ha desbocado el Comité Local de Santa Cruz de Tenerife en un peligroso juego de regreso al pasado y chulería del futuro, lo que puede minar gran parte de la confianza que tenían depositadas entre sí los socios en negociación. Que un alcalde como Bermúdez se declare en rebeldía anima desde luego al resto de plazas a hacerse un Soria, modalidad consistente en admitir un pacto con el PP, que lo está dando todo en estos momentos de tribulación y desinfle. Antonio Castro Cordobez, desde La Palma, se ha convertido en el principal valedor de un Ejecutivo en minoría apoyado por los populares, lo que dejaría muchas plazas vacantes dentro del Gobierno para repartirlas entre todos, incluido él, que aspira a la vicepresidencia o a una consejería de postín que le permita repartir juego en este final suyo de carrera política. Al menos hasta noviembre, vale, porque si se conformara por un casual un Gobierno socialista en Madrid (solo o en compañía de otros) CC tendría que replegarse sobre su propia estrategia para abrazar uno de sus principios favoritos: pactemos aquí con quien manda en Madrid. Sólo que para entonces ya no tendrán arreglo los desaguisados que se puedan producir ahora.

 

Tavío tiene tres problemas

Tres días ha tenido ya vencidos la semana y tres acontecimientos se han producido en contra de la candidata del PP a la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife. Sus resultados no fueron buenos el 24 de mayo, de eso no cabe duda, pero tampoco deben atribuírselas a ella en solitario y sí a la sacudida nacional que se llevó el PP. Y eso que ella huyó como de la peste de la marca de su propio partido mediante una campaña muy visual en la que lo menos que se veían eran las gaviotas y las siglas del partido. De ahí viene el primer pescozón, el que arreó la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, a los que escondieron la marca en un gesto que no se atrevió a calificar de cobarde, pero por ahí estuvo la cosa. Dice Cospedal que con un poco de esfuerzo, esa denostada marca habrá de recuperarse para noviembre. Que se lo digan también a Juan José Cardona, que le escamoteó por donde pudo para al final cosechar un resultado tan negativo que ni en sus peores presagios se lo había imaginado. Pero los infortunios no fueron sólo estos para Cristina Tavío porque este mismo martes la Ser desvelaba que su número quince es un auténtico maltratador machista convicto y confeso que estuvo machacando a la que fue su pareja durante nada menos que quince años. Lorenzo Marichal, un carnavalero muy conocido en Tenerife, podría haber quebrantado su condena al presentarse a las elecciones estando inhabilitado para ser elegible. Y de remate, Cristina Tavío se veía este miércoles por la tarde en la triste tesitura de tener que abandonar el grupo municipal del PP para facilitar el dumping de su partido, que ha ofrecido a Coalición Canaria lo más grande con tal de que no lo deje en la estacada. Para algo le permitieron hacer doblete al Parlamento.

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