La noticia de que Soria ha fichado a Larry Álvarez, su comisario de agitación y propaganda, para ser consejero del Cabildo, en el número cuatro de la candidatura, dará mucho que hablar. No ya porque no tenga derecho (Soria a ponerlo y él a aceptarlo), sino porque ya estamos en condiciones de adelantarles que va a ser el consejero más impopular de la historia del Cabildo de Gran Canaria, gobierne o esté en la oposición. Sus malas artes para con la prensa, su forma de conducirse para imponer el pensamiento único y sus extremismos mostrados en los últimos cuatro años le hacen merecedor de ese galardón por adelantado. Pero cuando se lo comentaron este viernes a las diputadas del PP Mercedes Roldós y Nirva Macías, a su regreso a Gran Canaria desde el Parlamento, no se lo querían creer bajo ningún concepto. Tanto que hasta se apostaron una cena, que naturalmente tendrán que pagar.