No se escapa Emalsa a las convenciones locales, como ésa que dice que hasta el final hay señas, como en el envite. Lo duro será tener que reconocer que lo que está enterrado no resucita, y menos si además de la losa hay demasiados intereses de los políticos, que son cosa del primer mundo, llámese Pamplona o Barcelona. No vemos a la ciudad pidiendo y gastando para que toda el agua del suministro se depure y se reutilice. Y que no huela, y todo sea un poco más sostenible. El convenio de obras hidráulicas entre el Gobierno de Canarias y el de España lleva seis años esperando su firma, seguro que porque nuestro presidente del Parlamento, el rabiosillo Castro Cordobez, antes consejero del ramo, no lo quiso firmar, como siempre porque quería adjudicarlo (él o quien fuera) en Canarias, a pesar de que el grueso del dinero lo pone Madrid. Seis años de espera que serán más. Data de la época de Aznar I The Charlatan, que es como se dice charlatán en inglés.