El informe que les ofrecimos este viernes del Abogado del Estado de Fomento es de los que dejan poco margen para la escapatoria. Pero hay margen, no se crean. Pueden Arnáiz, Soria, Luzardo y los demás miembros del jurado alegan, por ejemplo que no actuaron con dolo, que jamás pretendieron desobedecer a instancias superiores y que, en el peor de los casos, sólo fueron negligentes por ignorancia. Será más suave, pero es disparatado porque nos encontraríamos entonces ante unos comportamientos gravísimos en personalidades, responsables y funcionarios públicos, como es el caso de todos los que aparecen en escena en este esperpéntico culebrón del concurso de La Gran Marina. Y el Gobierno, mirando para otro lado. A ver qué dice el martes Adán Martín en el Ministerio de Fomento, a donde va para resolver asuntos importantes para Canarias.