La Fiscalía aprecia delito en el desguace de un barco centenario en Fuerteventura
La Fiscalía aprecia un posible delito contra el patrimonio histórico en el desguace del buque Nostramo, una embarcación construida en 1918, de titularidad de Puertos Canarios, que fue desmantelada en los muelles de Gran Tarajal, en Fuerteventura, el año pasado.
Según la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2022, presentada este jueves en Madrid, el fiscal coordinador de sala tuvo conocimiento del desguace a raíz de una comunicación remitida por el representante de la Asociación Marítima Estrella Polar en la que alertaba que el buque Nostramo, abanderado en España y construido en Barcelona en 1918, estaba siendo desguazado.
En el escrito, se alertaba de que el desguace se estaba llevando a cabo a flote y en dudosas condiciones medioambientales y se insistía en que se debía paralizar.
Ante el valor histórico del buque y las condiciones del desguace que se denunciaban, se acordó la incoación de diligencias preprocesales y se dio traslado a la unidad del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) adscrita a la Fiscalía de Sala, para que informara sobre lo sucedido.
Al mismo tiempo, se ofició a la fiscal especialista en Medio Ambiente, Urbanismo y Patrimonio Histórico de la Fiscalía de Área de Puerto del Rosario para que tuviera conocimiento de la actuación.
En el escrito, dirigido al Seprona y firmado por el Fiscal de Sala, se informaba sobre la normativa medioambiental infringida y se destacaba la urgencia de la actuación para la protección de valor histórico y cultural del bien, “independientemente de su situación administrativa”.
Además, se recordaba que, de acuerdo con la jurisprudencia tanto del Tribunal Constitucional como del Tribunal Supremo, la protección penal alcanza a todos los bienes materiales con un valor cultural o histórico innegable.
El Seprona incoó diligencias policiales por indicios de delito contra el Patrimonio Histórico, pero también por delito contra la seguridad y salud de los Trabajadores al existir “sospecha” de que, en las labores de desmantelamiento del buque, los trabajadores habían manipulado amianto sin que se adoptaran las medidas de seguridad. Pero el análisis de las muestras recogidas en el barco descartaron la presencia de ese material.
La Guardia Civil de Fuerteventura constató que, en ese momento, el buque estaba prácticamente desguazado a flote y sólo contaba con el casco.
Además, se pidieron los expedientes administrativos referentes al desguace, análisis de condicionantes medioambientales y la afectación al patrimonio histórico y se solicitaron informes a diferentes organismos.
Durante la investigación, compareció en las diligencias el denunciante quien, dada su condición de ingeniero naval, se pronunció sobre la posibilidad de restauración del barco dado su estado actual.
De acuerdo con las diligencias practicadas, se determinó en el atestado que la remoción del buque estuvo “motivada por razones de seguridad” ante el inminente riesgo de hundimiento por el mal estado de conservación. Sin embargo, nadie contempló la posibilidad de que la embarcación ostentara protección histórica o cultural.
Por su parte, la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias informó de que el buque no estaba recogido en ningún instrumento de protección, pero sí se puede considerar que está dentro del patrimonio cultural por sus valores patrimoniales.
En cuanto a los condicionantes medioambientales, no se pudieron determinar en las operaciones llevadas a cabo porque el buque estaba prácticamente desguazado cuando estas tuvieron lugar.
La Fiscalía considera que, tal como han quedado preliminarmente constatados los hechos, estos revisten carácter de delito de daños al patrimonio histórico previsto en el artículo 323 del Código Penal, delito que de acuerdo con el artículo 12 del mismo texto, admite su comisión por “imprudencia”.
Por todo ello, se ha dado traslado a la fiscal de la zona para el completo esclarecimiento de los hechos.
Según informa el portal web Puesto de Mando, el buque fue construido en madera de roble y tropical, en 1918. La embarcación fue destinada, en un primer momento, al transporte de sal.
En 1946 fue reconstruido, tras su adquisición por la Casa Masiques. Dos décadas más tarde, se le instalaron dos motores Pegaso de 195 caballos acoplados a un eje, “que le permitía mantener una velocidad de ocho nudos con buen tiempo”.
En 1974 lo compró Juan de Arespacochaga, que fue alcalde de Madrid, y lo reconvirtió en buque de recreo con el nombre de Nostramo.
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