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Nazca: la ciudad de los dibujantes de montañas

La ballena, uno de los geoglifos más famosos de Nazca.

Viajar Ahora

Las ramblas secas de los ríos Nasca y Piedras Blancas serpentean entre montañas desoladas. Apenas un hilo de agua en algunas épocas del año ya que la mayor parte del tiempo, el cauce no son más que un amontonamiento de piedras blancuzcas de varios centenares de metros de anchura. Pero a ambos lados de esta especie de grieta reverdecen las chacras (campos de cultivo de poca superficie) creando un camino verde que contrasta con la sequedad del terreno circundante. En medio de la nada florece el maíz, crecen vigorosos los plantones de las papas y hasta pequeños huertos con árboles frutales. Pero sólo un centenar de metros más allá la nada misma. La ausencia absoluta. El desierto. Dicen que Nazca (o Nasca) deriva de Nannian que, en legua quechua, significa sufrimiento. Sufrimiento. Y no es difícil entender el porqué de ese nombre. Sed. ¿Hay mayor sufrimiento para los hombres y mujeres que viven del fruto de la tierra que la sed?

En un lugar como éste, todo gira en torno al agua. Las ramblas de Nazca están secas la mayor parte del año; pero el valle es de un verde intenso. La mayor parte de la gente que llega hasta aquí se sube a un avión, sobrevuela el lugar para ver las famosas líneas y se va. Y se pierden el por qué de ese lienzo de figuras, rectas, trapecios y triángulos que se hicieron para ser vistos desde las alturas. Y sólo basta un pequeño paseo por las vegas que rodean la pequeña ciudad para empezar a entender las bases de una cultura que hunde sus raíces en la época en la que Roma construía su Coliseo. En torno al 100 después de Cristo, los nasca empezaron a construir una compleja red de pozos, acequias y albercas para sacar a la superficie las ricas aguas subterráneas del valle. Y esa fue la base de una civilización que floreció por más de medio milenio y que creó sorprendentes manifestaciones culturales únicas en el mundo.

Los Acueductos de Cantalloc (a 4 kilómetros de Nazca; Horario L-D: 9.00 - 18.00) son la manifestación más espectacular de esa cultura del agua. A pocos metros de la Rambla de Piedras Blancas, los nasca excavaron una veintena de pozos espirales reforzados con paredes de cantos rodados conectados a través de una acequia que saca a la superficie el agua que, bajando desde los nevados de Los Andes, empapa el interior de la tierra. Se han localizado 56 de estos ‘acueductos’ (como los llaman por aquí) y más de la mitad aún suministran el agua que da de beber a los campos del valle. Casi 2.000 años después. De la misma manera eficiente y precisa que cuando fueron proyectados y construidos por los nasca. Según nos comentó el arqueólogo local José Lancho, sólo para mantener limpios los canales, pozos y albercas se requería del trabajo de 200 operarios durante varios meses al año. Una muestra de la organización de aquellas gentes.

Hombres y mujeres que vivían en torno a la ciudad de Cahuachi Cahuachi (Acceso por Panamericana; Horario: L-D 9.00-16.00), una enorme metrópolis de casi 30 kilómetros cuadrados construida en adobe en torno a una enorme pirámide de barro de 28 metros de altura y más de cien por lado. Una auténtica pasada que pone de manifiesto la organización de la civilización nasca. Un pueblo que supo sacar rendimiento al desierto a través de su ingenio y su esfuerzo. Los arqueólogos han localizado una enorme estructura que se ha identificado como un templo y multitud de pequeñas estructuras que podrían ser casas. Cahuachi fue el centro político y ceremonial de los nasca y dominó un territorio que coincide con lo que hoy es la provincia de Ica. En la necrópolis de Chauchilla necrópolis de Chauchilla (Acceso por panamericana; Horario: L-D 9.00 - 19.00), reposan los restos de muchos de los que vivieron en Cahuachi y en las aldeas de los valles aledaños. En pozos poco profundos se depositaron cientos de momias envueltas en telas de vistosos colores y acompañadas con complicados ajuares (cerámicas, herramientas, collares y otros objetos) y numerosas cabezas trofeo cabezas trofeo , cráneos humanos depositados junto a los difuntos y que, según los que saben, nos hablan de complicados rituales y sacrificios humanos. La mayor parte de los restos materiales de esta cultura fascinante se encuentran en el Museo Didáctico Antonini Museo Didáctico Antonini (C/ La Cultura, 600; Tel: (+51) 056 523 444; Horario: L-D 9.00 - 17.00) un pequeño centro de interpretación en el que el viajero curioso puede entender ese el por qué antes de, ahora sí, interesarse en el qué a través de lo que los nasca dejaron, incluyendo su inigualable cerámica.

La Pampa de Socos es un enorme lienzo de más de 500 kilómetros cuadrados cubierta de piedras oscuras. Ahí, en esa explanada quemada por el sol justo en frente de Cahuachi, los nasca crearon la obra que los catapultó a la fama mundial: las famosas Líneas de Nazca. Cientos y cientos de líneas; multitud de figuras geométricas y un buen puñado de dibujos que representan a diferentes animales (el mono, el cóndor, el loro, la araña, el colibrí, la orca, el perro…) y figuras humanas (como el astronauta o las manos). Dibujos que se hicieron en el suelo para ser vistos desde el cielo por eso hay que volar para verlas; como si fuéramos los dioses a los que estos mensajes estaban destinados. Porque estos dibujos (creados apartando las piedras negras dejando al descubierto el polvo blanco del terreno) son mensajes lanzados al cielo para llamar la atención de los seres sobrenaturales que habitan en los cielos. Mensajes que han permanecido gracias a la ausencia de lluvias y vientos.

Los vuelos salen desde el Aeropuerto de María Reiche. No son baratos (rondan los 115 euros que no incluyen el impuesto por el uso del aeropuerto) pero merece la pena ver las líneas desde arriba aunque sólo sea por media hora ( nosotros viajamos con Aero Santos ). Porque desde los cielos te das cuenta de la dimensión real de las líneas y de lo que supuso hacerlas. Los conquistadores ya hablaron de las líneas y las interpretaron como caminos. Pero cuando el hombre empezó a volar, los científicos empezaron a ver que aquello era otra cosa. Y con el misterio nació el mito; y las interpretaciones de toda ralea con los extraterrestres como invitados recurrentes en algunos casos. La antropóloga alemana María Reiche dedicó su vida a las líneas y fue de las primeras en intentar explicar el fenómeno desde una perspectiva racional y científica. Ella creía que los dibujos estaban alineados con las estrellas y que la Pampa de Socos era una especie de gigantesco calendario astronómico. Hoy, los expertos coinciden en que son un enorme templo al aire libre y que las líneas eran una especie de caminos rituales que servían para implorar el favor de los dioses .

Después, ya a ras de suelo, no es mala idea acercarse hasta el mirador de la Autopista Interamericana para ver cómo vieron las líneas los que las hicieron y, de paso, visitar el sencillo Museo María Reiche Museo María Reiche (Autopista Interamericana km 421 –El Ingenio-; Tel: (+51) 034 234 383; Horario: LD 8.00 – 18.00; E-mail: areichelinasca@hotmail.com) que se ha construido en la sencilla casa en la que la antropóloga vivió prácticamente toda su vida dedicada en exclusiva al estudio y la conservación de este patrimonio único en el mundo (muy cerca se encuentran las ruinas de la Iglesia de San José, de época colonial). Si has optado por quedarte al menos una noche en Nasca, o Nazca, también puedes visitar el Planetario María Reiche Planetario María Reiche (Dirección: Bolognesi, 147 --Hotel Nazca Lines--; Horario: L-D pases a las 18.00, 19,00, 20.15 y 21.15), en el que se explican las teorías astronómicas y se vincula los dibujos al punto de salida de las principales constelaciones del firmamento. Una de las mejores experiencias que hemos tenido en Perú.

OTROS LUGARES DE INTERÉS

El Telar.- Los geoglifos están por todos lados, no sólo en la Pampa de Soco. Uno de los más espectaculares (y que se pueden ver a ras de suelo) es el llamado Telar, un enorme diseño en cuadrículas que ocupa toda la ladera de una montaña. Hay un mirador natural de fácil acceso desde el que se pueden ver las líneas.

Los Paredones .- Estos restos no son de la cultura nasca sino que fueron construidos por los incas casi mil años después de que los dibujantes de llanuras desaparecieran como civilización. Los arqueólogos aseguran que las construcciones, que presentan una técnica mixta de adobe y piedra, eran un puesto de avanzada del imperio incaico destinado a controlar y recibir los tributos de los habitantes de la zona. Hoy quedan antiguas terrazas de cultivo y paredes derruidas.

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