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Un paseo por el Valle de La Orotava desde el mar hasta las faldas del Teide

El Valle de La Orotava desde el Mrador de Humboldt.

Viajar Ahora

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La mejor manera de acercarse al Valle de La Orotava es desde las alturas, aunque eso suponga salirse de la cómoda autopista y añadir un buen número de kilómetros y minutos a la ruta que te proponemos hoy. La TF 21 recorre buena parte de la fachada norte de Tenerife a media altura y uniendo los principales pueblos de la zona. Si vienes del área metropolitana (Santa Cruz-La Laguna), la manera más rápida de alzarse a este escalón es la salida 31 de la TF-1 (Santa Úrsula) y tomar la TF-21 en dirección La Orotava. El Mirador de Humboldt es, de lejos, uno de los más bonitos de la isla y, también, la mejor manera de comprender el Valle de La Orotava. Aquí no sólo podremos ver una panorámica que abarca desde las cumbres de El Teide hasta la playa del Puerto de la Cruz. Aquí nos vamos a dar cuenta de que al norte tinerfeño le falta algo: un buen trozo de isla.

Según nos cuentan los que saben de estas cosas, el primitivo volcán que ocupaba el lugar que ahora sostiene al Teide era muchísimo más alto que el techo de España. Era tan grande que la propia isla no pudo soportar tanto peso y, tras una serie de terremotos y erupciones, se deslizó ladera abajo dejando una enorme cicatriz, miles de toneladas de rocas bajo las aguas y efectos catastróficos en las costas americanas por la magnitud del tsunami que tal derrumbe provocó. Hoy, las huellas de aquel cataclismo colosal es un vergel cubierto de vegetación; en las zonas bajas mandan las enormes fincas de plátanos; en las medianías se mezclan las huertas y los viñedos y en las alturas mandan los bosques de pinos que rodean al Parque Nacional del Teide (la Corona Forestal la llaman). Un lugar privilegiado que, según el famoso Alexander Von Humboldt, uno de los más importantes naturalistas de finales del siglo XVIII y principios del XIX, era uno de los más imponente espectáculos que jamás había visto: “Me voy casi con lágrimas en los ojos. Quisiera venir a vivir aquí”, escribió antes de seguir viaje hacia Las Américas.

Una buena manera de entender lo especial de este lugar es bajar cerca de la costa para visitar el Jardín Botánico (Calle Retama, 2 -Puerto de la Cruz-; Tel: (+34) 922 922 978) una institución que nació como huerto de aclimatación para las especies vegetales que llegaban desde todos los territorios de ultramar. Aquí se probaba si podían extenderse los cultivos a otras partes del país y su utilidad comercial. Hoy es ´sólo’ un precioso jardín botánico, pero en sus primeros tiempos fue una herramienta de vital importancia para España y una prestigiosa institución científica a nivel internacional. ¿Y qué tiene que ver eso con visitar el Valle? Pues mucho. Pone de manifiesto las inmejorables condiciones naturales y climáticas de los parajes que te animamos a visitar. Abandonamos el mar (ya visitaremos el Puerto de La Cruz en otra ocasión) y hacemos nuestra primera parada en la Villa de La Orotava.

UN PASEO POR LA OROTAVA.- Villa señorial como pocas en toda Canarias. Ciudad bonita cuajada de imponentes casonas con historia nobiliaria; iglesias ricas; conventos y jardines. Un reflejo en piedra de la riqueza agrícola del valle en el que se asienta y desde dónde se exportaron vinos y productos agrícolas de primerísima calidad desde hace siglos. Hay muchísimo que ver. Así que para una visita rápida puedes iniciar el paseo en la Calle Calvario y la Iglesia de San Agustín, con preciosos artesonados mudéjares y una buena colección de obras de arte. Desde aquí te vas a internar en un conjunto histórico artístico de gran belleza con casonas canarias con grandes balconadas de madera, viejas iglesias (algunas más que notables como Nuestra Señora de la Concepción) y jardines señoriales entre los que destaca el Jardín Victoria, uno de los más bonitos de Canarias. Puedes consultar nuestra Guía de La Orotava para preparar mejor la visita. Pero incluye a los hitos que te hemos dado lugares como las calles Colegio y San Francisco, dónde se suceden tres de las grandes casonas de la localidad: la Casa Monteverde; la Casa Ponte Fonte y la Casa de los Balcones.  La Orotava da para un buen rato de paseo. Sube por San Francisco hasta que veas varios antiguos molinos de agua . Entra por la Calle Nueva y camina hasta encontrarte con la Iglesia de San Juan. Aquí vas a encontrar el núcleo ‘pobre’ de la villa con casas tradicionales de una o dos plantas con varios siglos a cuestas. Aquí las calles son estrechas y suben y bajan hasta toparse con los primeros huertos.

Como te decíamos antes, estas son tierras fértiles en extremo. Las terrazas de cultivo y casas muy dispersas se hacen dueñas del paisaje cuando ascendemos por la TF-21 hacia El Teide. Poco después de dejar atrás las últimas casas orotavenses verás aparecer los primeros pajeros: casas de muros de piedra seca cubiertos por techumbres de paja. En Pinolere (Acceso por Calle Alzados Guanches) hay un más que interesante Museo Etnográfico (Calle Alzados Guanches, sn; Tel: (+34) 922 32 26 78) en el que puedes ver por dentro varios de estos pajeros y, de paso, conocer los secretos de la vida tradicional en esta comarca intensamente humanizada: a dos pasos de Pinolere está el Barranco del Infierno, un lugar agreste en el que se refugia una importante masa de bosque original de estas alturas: la Laurisilva. De vuelta a la TF-21 puedes visitar otro conjunto de pajeros poco antes de llegar a Aguamansa.

EL BOSQUE TOMA EL TESTIGO.- Das una vuelta y aparecen los primeros árboles. Después de dejar atrás Aguamansa, los cultivos desaparecen y el bosque se convierte en el protagonista absoluto del paisaje. Primero un denso fayal brezal, restos de una Laurisilva alterada que poco a poco va regenerándose y recuperando terreno. Los primeros pinos anuncian el cambio de ecosistema y la proximidad de la ‘Corona Forestal’. Desde los miradores de Mataznos y La Bermeja puedes ver el Valle desde las alturas y observar como la vegetación va cambiando (y si el día está bueno podrás hacer fotos con la isla de La Palma de fondo).

Otra parada paradigmática de cualquier visita a Tenerife es La Rosa del Teide (TF-21 km 22,4), una curiosa formación geológica creada por el enfriamiento rápido de coladas de basalto. Ya estamos bastante alto y el pinar ya domina por completo todo el ecosistema. Los últimos kilómetros hasta El Portillo se hacen entre pinos que, casi de súbito, desaparecen para dar paso a los ecosistemas alpinos del Parque Nacional del Teide. Poco después de la intersección con la TF-24 se encuentra el Centro de Visitantes del Parque Nacional (TF-21; Tel: (+34) 922 922 371) dónde puedes conocer los secretos del volcán antes de adentrarte en sus dominios. Pero esa es ya otra historia.

Fotos bajo Licencia CC: Viajar Ahora; Tim Niblett

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