Dos días en Cádiz: qué ver en la ‘abuela de Europa’ en un fin de semana
La ciudad más vieja de Europa. Por sus calles angostas han pasado todas y cada una de las civilizaciones que han marcado la vida de ese espacio civilizatorio fundamental que es el Mediterráneo. Los fenicios, los griegos, los romanos, los cartagineses, los bárbaros, los bizantinos, los godos, los árabes, los cristianos… Y eso se deja sentir en muchos aspectos. Desde su geografía superpuesta (en la que puedes ver las sucesivas ciudades que se suceden como pieles que van cubriendo a la anterior) al carácter multicultural y abierto de gentes que desde siempre han visto pasar a todos los pueblos del Viejo y del Nuevo Mundo. Porque también fue esta ciudad el nexo entre Europa y América durante siglos de idas y venidas. Una relación que se pone de manifiesto en la cercanía cultural, estética y urbanística con ciudades como Las Palmas de Gran Canaria, San Juan de Puerto Rico, Cartagena de Indias o nuestra adorada La Habana. En la estrechez de su geografía caben muchas ciudades y por eso da para mucho. Hay mucho qué ver en Cádiz y mucho qué hacer en Cádiz. Y todo en apenas un trocito de tierra que puede recorrerse a pie de punta a punta en una hora.
QUÉ VER EN CÁDIZ DÍA 1: La ciudad histórica
Decíamos antes que la capital gaditana es una sucesión de ciudades que se han superpuesto a lo largo de más de 3.000 años. Y la mejor manera de comenzar la visita es precisamente conocer esa evolución de Gadir –fortaleza en la lengua de los fenicios- a Cádiz. La Casa del Obispo (Fray Félix, 5) es un complejo de edificios de la Edad Moderna y Medieval (hay restos islámicos) que resume a la perfección esta idea. En el subsuelo de la casa se encontraron edificios públicos de la época romana y bajo éstos, muros de tiempos fenicios. Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes y espectaculares de España. Y desde aquí podemos ir recorriendo los diferentes espacios que conforman la ciudad a modo de mosaico: a dos pasos de la Casa del Obispo podemos ver el Teatro Romano (Mesón, 11); muros y puertas del Castillo Medieval de la Villa (San Juan de Dios); las dos catedrales gaditanas: la Catedral Vieja (Fray Félix, 6) –siglos XIII al XVII- y la Catedral Nueva (Catedral, sn) –una de las grandes joyas del barroco español- o la conocida como la Cueva del Pájaro Azul (San Juan, sn), donde puedes ver los restos de antiguas infraestructuras portuarias del siglo III antes de Cristo (cartaginesas). Todo esto en apenas 300 metros.
Las Puertas de Tierra (Plaza de la Constitución) sirven de frontera entre la ciudad vieja y la ciudad nueva. En esta parte de la Isla de León (porque Cádiz se encuentra en una isla) las murallas cortan Cádiz de costa a costa creando una barrera física que explica la Cádiz anterior al siglo XX y la posterior. Puertas adentro se apelotona esa ciudad vieja en callejones estrechos y tortuosos. Una intrincada masa de casas bajas en la que se abren algunas plazas como auténticos respiraderos (Mina; Candelaria; San Antonio; Las Flores…). La mejor manera de meterse en esta trama urbana densísima es a través de la Plaza San Juan de Dios, una auténtica trinchera de cielo abierto que sirve de conexión entre la zona portuaria y el casco histórico. Aquí se concentran algunos lugares de interés: el Ayuntamiento de Cádiz (San Juan de Dios, sn), la Casa de los Pazos de Miranda (Plaza de San Juan de Dios, 11) y el acceso a las calles La Pelota y Fabio Rufino a través del Arco del Populo, antigua puerta de las murallas medievales. Ahí mismo está, también la Plaza de La Catedral y todo el conjunto monumental del que hablábamos con anterioridad.
Este primer paseo lo terminamos pasando junto a la Plaza de Las Flores para ir a visitar el Oratorio de San Felipe Neri (San José, 35) un soberbio edificio religioso neoclásico (siglo XVIII) con mármoles italianos, fastuosas obras de arte y un diseño espectacular. Pero eso no es lo más importante. Este lugar es especial porque aquí se reunieron las Cortes de Cádiz que redactaron y promulgaron la Constitución de 1812. Y dejamos para lo último la Torre de Tavira (Marqués del Real Tesoro, 10). Una de las características de la ciudad es la existencia de decenas de torres que sobresalen de las azoteas y servían para ver llegar los barcos que regresaban de América cargados de mercancías. Esta torre del siglo XVIII sirvió como atalaya ‘oficial’ del puerto gaditano durante sus décadas de mayor prosperidad y hoy alberga una curiosa cámara oscura (está abierta hasta las 18.00 horas de octubre a abril y hasta las 20.00 de mayo a septiembre).
QUÉ VER EN CÁDIZ DÍA 2: La ciudad y el mar
El Paseo del Vendaval va desde la Puerta de Tierra hasta la Puerta de La Caleta por la banda de Poniente; esa que da para mar abierto y las tempestades. Y de ahí el nombre. Ya el primer día habrás pasado por aquí para ver el Teatro Romano y caminar entre las dos catedrales y las antiguas murallas. Pero no es mala idea recorrerlo entero. Aquí vas a hacer una de las fotos del viaje: el malecón (otro paralelismo con La Habana), las casas blanquísimas y la mole contundente de la Catedral Nueva con su cúpula amarilla brillando al sol. Mar y mar. La Puerta de La Caleta da acceso a una sucesión de arrecifes fortificados en la que puedes ver parte de las magníficas fortalezas artilleras de la ciudad: el Castillo de San Cristóbal y la Avanzada de Santa Isabel (Paseo Fernando Quiñones). Este tramo de costa es bellísimo y culmina en la Playa de La Caleta y su famoso Balneario de Nuestra Señora de La Palma y Real (Duque de Nájera, 3) un testigo precioso de la Belle Epoque. La playa culmina en otro de los numerosos castillos de la ciudad: el de Santa Catalina.
Esta zona de la capital gaditana nos lleva al Caribe. Murallas, baluartes artilleros, garitas, playazos de arena clara y un mar color turquesa… Como La Habana, San Juan o Cartagena de Indias. Saltamos de plaza en plaza siguiendo la línea de costa: el Parque Genovés; los Jardines de Clara Campoamor; la Alameda Apodaca y la Plaza de España (aprovecha para ver el Monumento de la Constitución de 1812). Y también saltamos de baluarte en baluarte por las antiguas murallas. Desde la Plaza de España volvemos a internarnos en el ‘laberinto blanco’ buscando otra de las plazas gaditanas: la Plaza de Mina. Pero con dos paradas previas: el Oratorio de la Santa Cueva (Rosario, 10) y las Catacumbas del Beaterio (Valverde, 3). Los barrios de La Caleta y La Viña forman el extremo norte del casco histórico. Aquí hay lugares interesantes de ver como el Teatro Falla (Fragela, sn).
Más allá de las Puertas de Tierra.- Casi todo lo que hay que ver en Cádiz se encuentra dentro del recinto amurallado. Cuando uno deja atrás las famosas Puertas de Tierra se interna en una ciudad como otra cualquiera aunque situada en un entorno espectacular marcado por el mar y los playazos. Como la Playa de La Victoria, verdadero pulmón para los gaditanos. Si aún quedas con ganas de un poquito más de historia pásate por el Parque de Kotinoussa y la adyacente Plaza de Varela dónde se han descubierto restos de las necrópolis fenicia y romana. Y la otra gran seña de identidad gaditana es su puerto. Desde el modernísimo Parque José Celestino Mutis tienes una buena vista de la Bahía de Cádiz y, también, de uno de sus buques insigna: los astilleros de Navantia.
Museos de Cádiz.- El Museo de Cádiz (Plaza de Mina, sn) es uno de los mejores arqueológicos de España. La potencia arqueológica de la ciudad da para llenar seis museos como éste. Hay piezas muy buenas. El Museo del Carnaval (Sacramento, 41) es otro de los lugares en los que puedes rastrear el alma de la ciudad. Para la gente de Cádiz el Carnaval es sagrado y en este museo no sólo vas a ver objetos o carteles. Es también una oportunidad para ver un palacete de la época dorada gaditana por dentro. Otro lugar importante es el Museo de las Cortes y el Sitio de Cádiz (Santa Inés, 9) está situado junto al Oratorio de San Felipe Neri y repasa los hechos que desembocaron en esas cortes que redactaron una de las primeras constituciones liberales del mundo. Por último, junto a las Puertas de Tierra está el Museo del Títere (Bóvedas de Santa Elena, sn) con una colección de marionetas de todo el mundo.
Fotos bajo Licencia CC: Ángel de los Ríos; José Antonio Cartelle; Brianna Laugher; Santiago López-Pastor; Miguel Ángel García.; elchicogris
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