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Una campa vacía en el linde, muchas cámaras y un guiño cántabro al euskera: Revilla y Urkullu comparten confidencias y objetivos políticos en la frontera

Una campa vacía anexa a un parking sin acondicionar en el linde entre Cantabria y Bizkaia. Ese ha sido el escenario escogido por los líderes de ambas autonomías, Miguel Ángel Revilla (PRC) e Iñigo Urkullu (PNV), para llevar a cabo un acto simbólico de la apertura de fronteras entre territorios tras haber levantado a medianoche el estado de alarma.

A un lado, el municipio cántabro de Castro Urdiales. Al otro, el Superpuerto de Bilbao separados por el Mar Cantábrico: unas vistas privilegiadas situadas en la pequeña localidad vizcaína de Kobaron, que este viernes ha sido testigo de un revuelo mediático sin precedentes generado para cubrir este reencuentro.

Y es que los vecinos paseaban por la Vía Verde de Itsaslur que atraviesa el pueblo, camino habitual de senderistas, sabedores de que esta no sería una jornada convencional. La tranquilidad habitual que se respira en la zona se ha visto alterada desde bien pronto por varias decenas de periodistas con cámaras de diferentes medios de comunicación, de Cantabria, de Euskadi y de ámbito nacional.

Desde antes de las 8.30 horas, los trípodes y micros han comenzado a arremolinarse en la campa plagada de hoyos y de algún que otro excremento propio del paraje natural en el que estaba fijada la cita. Y justo a la hora prevista, a las 9.00 horas, han llegado los dos dirigentes en sus respectivos coches oficiales escoltados por las fuerzas de seguridad.

Mascarillas y choque de codos entre ambos como mandan los protocolos de seguridad por la pandemia. “¿Qué tal?”, “¿Cuánto has tardado?”, “30 minutos, estamos al lado”. Así se han saludado Revilla y Urkullu antes de comenzar un corto pero intenso paseo por la campa entre flashes y conexiones en directo de las televisiones. “A ver, cuidado con la boñiga”, ha alertado el presidente cántabro al líder del Ejecutivo vasco cuando se dirigían al punto en el que estaban situados los micrófonos de prensa.

Y es que el encuentro, que ha contado con momentos más formales y otros más distendidos y en el que los dos líderes han pedido “responsabilidad” a la ciudadanía con la libre movilidad entre dos comunidades “hermanas”, ha estado cerca de peligrar en la noche del jueves tras la denuncia de Elkarrekin Podemos-IU solicitando su prohibición por poder considerarse “electoralista”, un hecho que también ha tenido espacio en la conversación que han mantenido Revilla y Urkullu mientras caminaban por la zona.

'La chuleta' en euskera

Así todo, la Junta Electoral no suspendió la 'cumbre', pero advirtió al lehendakari de que no podía “difundir logros”, puesto que Euskadi se encuentra en la precampaña de sus comicios autonómicos. “Yo no me di cuenta de eso”, ha reconocido Revilla al comienzo de su intervención ante los medios, “pero yo no estoy en campaña, así que sí me puedo vender”, ha bromeado, no sin antes hacer un guiño al euskera, tras consultar rápida y disimuladamente un pequeño papel de su bolsillo de la americana -el contrario en el que llevaba su tradicional puro- que le ha servido de 'chuleta' para memorizar y no olvidarse de las palabras que quería pronunciar en la lengua de sus vecinos 'euskaldunes', justo antes de que terminara de hablar Urkullu, cuando se acercaba su turno.

“Buenos días, egun on...”, ha arrancado, girando la vista hacia Castro Urdiales, primer municipio de Cantabria, “ez du... euriari... En Cantabria no llueve, creo que lo he dicho bien”, ha sentenciado ante la atenta expectación mediática, seguido de la aprobación del lehendakari que se encontraba a su lado: “Sí, lo has dicho bien”, le ha apremiado.

Y es que, además de manifestarlo, queda patente que los presidentes regionalista y jeltzale guardan buena relación. Tanto es así, que en los prolegómenos de realizar las declaraciones oficiales, más allá de conversar sobre el reparto de fondos antiCOVID y la situación de Europa, Revilla no ha perdido la oportunidad de 'vender' Cantabria a su homólogo vasco.

Concretamente, le ha hablado largo y tendido sobre el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, de la historia de la cruz que allí se conserva y del Año Santo que se celebra cuando la festividad de Santo Toribio -16 de abril- cae en domingo. “Tienes que venir un día”, le ha invitado Revilla. Y así ha transcurrido este encuentro simbólico que ha servido para oficializar la apertura de fronteras y que quién sabe si tendrá un segundo capítulo en esa cita en Liébana que ha quedado pendiente.

Antes, lo que es seguro es que llegarán miles de vascos con segunda residencia en Cantabria, que desde primera hora de la mañana han aprovechado el fin de las restricciones de circulación para regresar a su lugar de descanso y veraneo a las puertas del fin de semana, uno de los motivos principales de este adelanto en la desescalada oficial prevista para el próximo lunes en toda España.