Cooperativas en busca de la sostenibilidad
Para intentar dar un impulso “extra” al trabajo de las cooperativas agroalimentarias de la provincia, la Cámara de Comercio de Ciudad Real implantó el proyecto Impulsa Cooperativa. Dentro del programa se trabajaba con las necesidades más acusadas de estas empresas tan típicas en Castilla-La Mancha: la mejora de la competitividad, el fomento de la cultura empresarial en las organizaciones, además de difundir una imagen “moderna y profesional” de las cooperativas.
La ponencia de la enóloga María Antonia Fernández, “Vinos de calidad y desarrollo sostenible: un binomio compatible en las bodegas cooperativas de Ciudad Real” es el evento dentro de FENAVIN que ha acompañado a la iniciativa de la Cámara de Comercio. Y en este sentido, ha señalado que este tipo de desarrollo “al que todos nos gustaría llegar, el idilio que todos pretendemos conseguir” ya se está logrando en las cooperativas de la provincia ciudadrealeña.
El programa “pequeño y muy ambicioso” se ha planteado para que las cooperativas salgan adelante, sin perjuicio de los pasos que los empresarios ya habían alcanzado. La selección de los vinos que se tomaron en la cata pretendía dar las directrices que el mundo de las cooperativas vitivinícolas debe seguir en el contexto actual del sector. Lo más importante: dejar de lado la mediocridad. “Mediocre ya no pasa, y hay que tener en cuenta que la calidad no siempre es lo más caro”, sentenciaba la enóloga.
Fernández señala que el momento que está viviendo el sector vitivinícola, tanto en la región como en el país, ya no permite que se “remonte atrás”, ni tampoco a entrar en el círculo de hacer negocios o tratos “extraños”. En este sentido, la enóloga aclara que se debe tener en cuenta que calidad no significa ya el precio más caro, ya que existe una calidad muy buena en vinos muy sencillos. “Debe existir un perfecto equilibrio entre lo que ofreces, lo que el cliente quiere beber y lo que paga por ello”, aseguraba.
Pero además, los productores deben ser capaces de ofrecer una gran variedad y es justamente esta una de las ventajas de los vinos manchegos. Existe en el mercado regional una gran posibilidad de elaboraciones desde tintos y blancos jóvenes hasta espumosos e, incluso gasificados. “El sector puede ofrecer un vino para cada ocasión y para cada consumidor” valoraba de forma optimista, pero siempre ofreciendo el matiz de que la variedad también es parte del reto para que las cooperativas sigan siendo sostenibles en el futuro.