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Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia

Escuchar a Queen, Rihanna o Beyoncé como ‘terapia’ frente a ciclos económicos adversos

Beyoncé en Coachella

Carmen Bachiller

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¿Quién no ha tirado de una canción con una letra positiva o de una melodía alegre para levantar el ánimo durante un mal día? Es más habitual de lo que parece. Basta con recordar que, durante los peores momentos de la pandemia de COVID-19, en España el tema del Dúo Dinámico Resistiré se convirtió en himno.

Ahora una investigación científica confirma, además, que las fluctuaciones en los ciclos económicos modifican los hábitos en el consumo de música.

Canciones como ABC de los Jackson Five (1970), Ain't No Mountain High Enough en la versión de Diana Ross ese mismo año, Crazy Little Thing Called Love de Queen (1980), Physical de Olivia Newton-John (1982), Single Ladies de Beyoncé (2008) o Diamons de Rihanna (2012) confirman la teoría.  

El estudio sobre ‘Las preferencias musicales como instrumento de autorregulación emocional a lo largo del ciclo económico’ ha sido publicado por el doctorando de la Universidad de Alcalá (UAH), Marco Palomeque, bajo la coordinación del profesor Juan de Lucio, del Departamento de Economía de la institución académica.

Las condiciones macroeconómicas, sean buenas o malas, afectan el consumo, a la felicidad y al bienestar de la sociedad. En este caso se analizan las preferencias musicales. “La gente usa el consumo para compensar el impacto negativo de las fluctuaciones económicas”. Es decir, la música se convierte en una herramienta para aliviar el estrés y la ansiedad o para mejorar el bienestar emocional y mental.

Canciones positivas para combatir la ansiedad por desempleo

En la investigación se revisaron 28.747 canciones diferentes publicadas entre 1958 y 2019 en la revista americana Billboard.

Una de las conclusiones es que, en una situación de tasas altas de desempleo, la sociedad generalmente prefiere canciones más positivas. Otros indicadores macroeconómicos como la alta inflación, las altas tasas de interés o las bajas cotizaciones bursátiles también impactan en las preferencias musicales. “Estos resultados proporcionan evidencia inicial sobre el uso del consumo cultural para compensar las oscilaciones del ciclo económico”, dice el estudio.

Las políticas de acceso a la cultura pueden ayudar a los ciudadanos a satisfacer sus necesidades y paliar de forma más eficaz las fluctuaciones de su bienestar social

El estudio se basa en la Ciencia de Datos. Utilizaron técnicas de análisis de textos -las letras de las canciones- a través de la herramienta VADER de inteligencia artificial (IA) para lograr una clasificación semanal partiendo de las 100 canciones más escuchadas según la revista durante 62 años, a caballo entre los siglos XX y XXI.

Además de estudiar cuáles fueron las canciones más populares, se centraron también en el sentimiento de las letras. “Utilizamos el estado de ánimo recopilado por el consumo de música como indicador de cómo la sociedad regula los efectos del estado de ánimo de los ciclos económicos. No analizamos la cantidad de música consumida, sino el sentimiento percibido en las canciones consumidas”.

Eso, explica Marco Palomeque que también es músico, “nos ha permitido corroborar si la letra y la melodía es positiva o negativa”.

Este trabajo muestra que el consumo de servicios culturales de acceso común y con un coste marginal reducido (por ejemplo, música escuchada a través de la radio) “es un instrumento para contrarrestar el impacto en el estado de ánimo de las condiciones macroeconómicas agregadas”, señala la investigación.

Se concluye que “las políticas de acceso a la cultura pueden ayudar a los ciudadanos a satisfacer sus necesidades y paliar de forma más eficaz las fluctuaciones de su bienestar social”. 

Además de proporcionar información relevante con respecto al papel de la cultura como estabilizador en momentos de crisis económicas, el estudio también “tiene implicaciones importantes para las políticas de bienestar”, aseguran.

 

Creemos que se trata de evitar que ni lo económico ni el bienestar social se vengan abajo. Igual apostando por la Cultura se sale antes de las crisis

El investigador recuerda que “durante las crisis económicas es muy fácil recortar en Cultura porque no se considera necesaria para la supervivencia”.

Frente a esta teoría sostiene que “en realidad aporta herramientas muy baratas para que la persona pueda animarse. Creemos que en una crisis se trata de evitar que ni lo económico ni el bienestar social se vengan abajo. Igual apostando por la Cultura se sale antes de las crisis”.

La novedad de este estudio es que “es la primera vez que se construye y analiza una extensa base de datos de consumo de letras musicales desde una perspectiva sentimental”.

El ‘efecto pintalabios’

El investigador cree que este mismo análisis podría aplicarse a otros productos culturales. De hecho, el estudio alude al llamado ‘efecto pintalabios’ -tiene su origen en el consumo de cosméticos para sentirse mejor- y se refiere al efecto de las crisis económicas en el consumo de bienes.

Una recesión aumenta el desempleo, reduce los ingresos y modifica las decisiones de gasto. Es un ciclo económico en el que, recuerda el estudio, “los consumidores posponen la compra de bienes duraderos, utilizan más servicios de reparación, prestan algunos servicios por su cuenta y es muy probable que busquen el consumo de placer”.

Palomeque explica que ya se ha demostrado que ese ‘efecto pintalabios’ puede aplicarse también a productos culturales como el cine o el teatro. “Se ha puesto de manifiesto que en las crisis económicas aumenta el consumo de estos servicios”.

Un segundo estudio en vías de publicación

Marco Palomeque avanza que ya hay un segundo estudio que abarca un periodo temporal distinto, entre 2016 y 2021 y que incluye canciones españolas. Todavía está a la espera de revisión por pares para su posterior publicación.

En este caso la fuente de datos analizada es la música de Spotify que se escucha en 31 países, tanto de la Unión Europea como de Estados Unidos, Canadá, Australia, Chile o México. Esta investigación incluye otras variables relacionadas con el impacto de la pandemia de coronavirus.

Las conclusiones de ambos estudios son las mismas. “Cuando la situación es peor se escucha más música positiva. Pasa con las crisis económicas y también con las sanitarias”. 

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