Cuando el mundo estrenó el año 2019, en Rada de Haro, en La Mancha conquense, estaban a punto de abrir una vivienda tutelada con una decena de menores refugiados que iban a ocupar el centro hogar ‘Las Torcas’ bajo la tutela de la Consejería de Bienestar Social.
En aquel momento, como comenta su alcalde, Francisco Arjona, hubo “algunos miedos” por si estos menores “causaban algún problema en el pueblo”. Pero conforme iban trascurriendo los meses, fueron conquistando el corazón de los erraeños y les acogían ya “con los brazos abiertos”.
Ahora, tres años después, por ‘Las Torcas’ han pasado ya multitud de chavales, desde edades bien tempranas hasta la mayoría de edad, y se han convertido en uno más del pueblo. Viven en una vivienda tutelada dentro de la localidad manchega, “están dando movimiento al pueblo e incluso facilitan la vida de los vecinos, ya que en ocasiones se ofrecen a tirar la basura”, relata su alcalde.
Todo ello tras recorrer un camino de huida a España que, finalmente, han visto a Rada de Haro como su pueblo de acogida, en donde están bajo la tutela de los educadores sociales desplazados al lugar, reciben formación y acuden a Belmonte al instituto y en sus ratos libres hacen uso de las instalaciones municipales de la localidad y sus espacios públicos como la piscina o el polideportivo, “y cuando en fines de semana viene más gente de su edad, se integran y juegan todos juntos perfectamente”, reconoce Arjona.
Pero la vinculación de estos refugiados con Rada de Haro y con la provincia de Cuenca no termina cuando llegan a la mayoría de edad. “Muchos se quedan en la zona, ya que consiguen trabajo en ganaderías y empresas de la, desplazándose a pueblos como Villaescusa de Haro o Puebla de Almenara”.
Tres años después de la puesta en marcha de esta vivienda, el Gobierno regional ha reconocido al Ayuntamiento de Rada de Haro por su labor solidaria en la protección a los menores en los reconocimientos a la Iniciativa Social de Castilla-La Mancha, algo de lo que se sienten “muy contentos” en la localidad.