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Opinión - Ir al grano. Por Rosa María Artal

El dilema de ERC: apoyar a Sánchez para influir en Madrid o bloquear la legislatura

“Yo no les votaría nada hasta que no acepten negociar pero, ¿podemos votar en contra de la eutanasia solo porque lo proponga el PSOE?”. En estos términos reflexionaba un cargo de ERC la semana pasada, después de que los socialistas votaran contra una moción suya que reclamaba al presidente Pedro Sánchez no poner condiciones al diálogo con Catalunya. El voto del PSOE dolió a los republicanos, que esperaban como mucho enmiendas a su texto, y abrió un debate en la formación sobre la estrategia a seguir en el Congreso tras el cambio de Gobierno.

ERC se ha dotado este fin de semana de una nueva hoja de ruta con los objetivos generales del partido pero, en lo concreto, quedan varios flecos por resolver. Entre los más importantes, hacia dónde dirigir la acción del grupo parlamentario en el Congreso. El dilema ante el que se encuentran los diputados de Esquerra en Madrid está entre apoyar a Sánchez en busca de acuerdos concretos o bloquear la legislatura para forzarle a un cambio de actitud hacia el independentismo.

La formación no tiene resuelto este debate, pero tampoco entre los 9 miembros del grupo hay una posición unánime. Algunos, como Joan Tardà, se inclinan más por el bloqueo, al menos hasta que el PSOE rectifique su rechazo a la moción. Otros lo ven más complicado y apuestan por pactar para influir, como el propio Gabriel Rufián.

Entre los segundos, el argumento principal es que sería muy difícil de explicar su voto cuando toque rechazar ciertas medidas de izquierdas, populares entre su electorado. “La agenda del PSOE es de cara a la galería. Sobre temas como la igualdad o la memoria histórica podemos criticarlas por insuficientes pero, ¿podemos oponernos? Esto es más difícil”, razonan fuentes de la formación. 

Un ejemplo de este quebradero de cabeza entre el seny y la rauxa llegó, precisamente, al día siguiente de que el PSOE hundiera la moción para el diálogo de los independentistas, cuando el Congreso votó sobre iniciar los trámites de una ley para regular la eutanasia. Los votos de ERC ni siquiera eran necesarios, pues Ciudadanos estaba a favor de esta medida, pero los republicanos acabaron dando también su apoyo. “No podemos hacer otra cosa, hemos hecho bandera de la eutanasia muchas veces”, explicaban desde el partido.

El primer gesto, sobre RTVE

La renovación de la cúpula de la radiotelevisión pública es uno de los asuntos donde aterriza la diferencia de posiciones en la formación republicana. Después de que se conociera que el Gobierno pensaba en el periodista Andrés Gil para presidir el ente público, el PNV, primero, y ERC, después, anunciaron que su apoyo a la operación estaba condicionado. Tras la renuncia de Gil y el pacto a cuatro entre PSOE, Podemos, PNV y PDeCAT para el Consejo de administración que este lunes no ha logrado los votos suficientes en el Congreso, la posición de Esquerra sigue igual.

“No es un problema de nombres. El PSOE se había creído que tenía nuestro apoyo regalado a cambio de darnos un asiento en el Consejo de RTVE”, aseguraban el pasado viernes desde el grupo republicano en el Congreso. ¿Pueden cambiar de opinión en los próximos días? “Sí”, aseguran, “cuando el PSOE rectifique el error de vetar el diálogo entre gobiernos sin condiciones ni renuncias como pedía nuestra moción”, zanjan.

Pero, más allá de lo que acabe pasando con RTVE, el debate en el interior de la formación sobre la estrategia en los cerca de dos años que quedan de legislatura no está cerrado. “El tema de fondo qué papel pretendemos jugar en Madrid”, explica un cargo del partido, que considera que eso no se ha resuelto históricamente ni durante los años de proceso independentista, por lo que es un asunto recurrente en cada cambio de escenario. 

El panorama actual, tras el cambio de Gobierno, es que ERC es una de las bisagras de la mayoría de izquierdas que Sánchez puede necesitar, como se demostró en la propia moción de censura a Rajoy que lo catapultó a Moncloa. Un lugar, en teoría, privilegiado para el independentismo catalán, como lo es para el PNV. De hecho, algunos diputados independentistas no ocultan la envidia que les produce la posición de influencia los nacionalistas vascos. Algo por lo que, en condiciones normales, los catalanes también pactarían la gobernabilidad de Sánchez, pero que, aseguran, no pueden hacer mientras haya políticos en las cárceles o perseguidos por la justicia.