¿Hay riesgo de pagar las uvas de Nochevieja a precio de oro?

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Cristian Vázquez

El cálculo es sencillo: si toda la población de España come una docena de uvas durante las campanadas de Nochevieja, eso quiere decir que en el último cuarto de minuto del año son ingeridas unas 54 millones de uvas. Algo así como 2 millones de kilos. Es cierto que hay que restar a los niños pequeños y otras personas que no cumplen con el ritual; tanto como que nadie compra solo doce uvas para esa cena, sino algunas más, con lo cual es probable que, de ese modo, las cifras se equilibren.

Ahora bien, es conocido que la época de la vendimia es el final del verano. Entonces, ¿de dónde salen todas esas uvas de fin de año? La respuesta a esta pregunta también es conocida: de la provincia de Alicante. Más precisamente, del Valle del Medio Vinalopó, una comarca compuesta por los términos municipales de Monforte del Cid, Novelda, Aspe, Hondón de las Nieves, Hondón de los Frailes, La Romana y Agost (este último es parte de la comarca del Campo de Alicante).

Es allí donde se produce la uva aledo, la variedad que en Nochevieja llega a la mayoría de las mesas españolas. Se trata de una uva embolsada: crece bajo una bolsa de papel, que protege todos los granos del racimo de las inclemencias meteorológicas, así como de la acción de los pesticidas y de los ataques de aves e insectos. Esto es lo que permite retrasar su maduración y que la cosecha se pueda realizar entre noviembre y diciembre.

¿Habrá uvas para todos?

También el municipio de Totana y alrededores, en Murcia, produce una cierta cantidad de uva destinada a la mesa de fin de año, así como sucede con puntuales aportaciones de Italia, Francia e incluso Chile.

No obstante, se calcula que dos terceras partes de las uvas que se consumirán esta Nochevieja proceden de la DOP Uva De Mesa Embolsada Vinalopó, por lo que la producción está en principio asegurada sin riesgo de colapso en la distribución de este producto.

Más si se tiene en cuanta que la DOP Uva De Mesa Embolsada Vinalopó calcula producir este año 40 millones de kilos, de los cuáles un 90% van a exportación y un 10% a ese consumo puntual durante las doce campanadas del último minuto del año. Ese 10% representa 4 millones de kilos, más que suficiente para cubrir la demanda, aunque no todo se destinará a fin de año.

Por lo tanto, en principio no hay riesgo de tener que comer lentejas, como en Italia, pero ¿a qué precio? Esa es ya otra cuestión, pues en línea con el resto de productos alimentarios, se esperan subidas importantes, incluso muy importantes, quizá a nivel de las gulas o las langostas.

Subidas de un 30% en adelante

¿La razón? Desde el Consejo Regulador de la DOP Uva De Mesa Embolsada Vinalopó nos explican que “al igual que cualquier otro producto agrícola, uno de los condicionantes en el precio primario de un alimento es el coste energético de producción, es decir maquinaria, gasóleo de campo y de distribución, etc., y especialmente la refrigeración del producto”.

Este último punto explica que esta semana desde Mercabarna se pronosticara una subida del 30% en el precio de venta al comercio minorista para la uva de Nochevieja. Desde el Consejo Regulador de la DOP Uva De Mesa Embolsada Vinalopó aseguran que “es un cálculo real e incluso, aunque hasta el final de la campaña -que está teniendo lugar en estos días- no lo sabremos, puede que bastante comedido”.

En la DOP aclaran que la refrigeración en cámara del producto hasta su venta al comercio es el punto más costoso -tres cuartas partes del coste energético de comercios y almacenes es de refrigeración, altamente ligada al precio del gas-, “si bien hay empresas que no recogen hasta el último día, pero lo normal es ir almacenando en cámara para poder distribuir con tiempo”.

A pesar de que no se aventuran a dar una cifra de alza final, en la DOP explican que ellos repercuten un precio primario, de productores, y que luego cada canal de distribución aplica sus estrategias para moderarlo, o no, de cara al consumidor final.

Así, “mientras el canal tradicional -de comercio minorista tipo frutería, verdulería, colmado- compra en mercados centrales y tiene menos herramientas para frenar el precio, el canal de grandes superficies pueden aplicar sus técnicas, no siempre legales -nos dicen si aclarar cuáles son-, para reducir el alza”.

En todo caso, vaticinan que la subida será mayor a ese 30% pronosticado por Mercabarna. El vicepresidente de la Asociación de Empresas Mayoristas de Mercabarna y presidente del Gremio Mayorista de la fruta y la hortaliza, Jaume Flores, ha explicado en rueda de prensa que la subida puede ser especialmente disparada “por malas cosechas en Francia e Italia”, que reducirán la oferta.

Una uva con denominación de origen

La del Vinalopó es la única uva embolsada con denominación de origen protegida. Cada grano de esta uva desarrolla “una piel mucho más fina y coloración más uniforme, por no tener que defenderse de las agresiones de la lluvia, el sol o el viento”, explica la Asociación Española de Denominaciones de Origen. Este organismo también explica que la uva contribuye con la creación de más de 13.000 empleos durante la campaña en el Valle del Medio Vinalopó, “lo que asegura la ligazón territorial de este cultivo y su contribución al desarrollo” de la región.

La denominación de origen para esta uva está vigente desde el 24 de noviembre de 1982 (así lo especificó el Boletín Oficial del Estado tres días después). Sin embargo, existen referencias de que la uva embolsada se cultivaba en el municipio de Novelda ya en 1919. Más aún, una de las teorías del surgimiento de la tradición de comer uvas en Nochevieja apunta a un excedente en la producción de uvas aledo en Alicante una década antes: en 1909. En ese momento, de acuerdo con esta versión, una estrategia de mercadotecnia resultó muy eficaz, al venderlas como “las uvas de la buena suerte”.

Sin embargo, según el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó, la tradición nos llega desde un poco más atrás. A finales del siglo XIX, las familias aristocráticas españolas celebraban el fin de año con champán y, para acompañar la bebida, uvas. En Madrid, las clases populares, sancionadas por un bando municipal de 1882 que las instaba a no celebrar de manera tan ruidosa, optaron por la parodia: acudieron a la Puerta del Sol a comer uvas, como una forma de satirizar la costumbre de la gente adinerada. En 1898 el periódico ‘El Imparcial’ ya hablaba de cómo “los productores promocionan las uvas de la buena suerte”. 

Precauciones para comer las uvas sin riesgos

Por lo demás, hay que tomar algunas precauciones para evitar que estas supuestas “uvas de la suerte” se tornen de mala suerte. Y es que comer uvas a alta velocidad aumenta las probabilidades de tragárselas enteras y, por lo tanto, el riesgo de atragantamiento. Por ello, los otorrinolaringólocos recomiendan tener cuidado con el ritual y evitar que lo lleven a cabo los niños, en particular los menores de cinco años. En todo caso, lo que sugieren es cortar las uvas en trozos pequeños y quitarles la piel y las pepitas.

Debido a su forma ovalada y a su piel suave y resbaladiza, es fácil que las uvas se deslicen de manera involuntaria sin ser masticadas, y podrían obstruir la glotis y provocar episodios de asfixia, con posibles consecuencias fatales. Según un estudio realizado por científicos de Estados Unidos y Canadá, las uvas consumidas enteras, con la piel y las pepitas, son la tercera causa de asfixia relacionada con la comida en menores de cinco años.

Y no solo los niños. Ha habido casos de personas adultas que murieron como consecuencia del atragantamiento con las tradicionales uvas, como el de una mujer de 72 años que murió en Madrid en la Nochevieja de 1995. Por ello, es fundamental masticar las uvas y -aunque decirlo pueda parecer una obviedad- priorizar la salud a la supuesta “suerte” de ingerir las uvas junto con las campanadas.

La opción de cortarlas en trozos y quitarles la piel y las pepitas de antemano no debe verse como una opción exclusiva para los menores. Incluso existe una marca comercial que ha puesto a la venta el zumo de doce uvas, como una alternativa para respetar la tradición eliminando por completo el riesgo de atragantamientos. Por cierto, si se desea consumir las uvas de otras maneras, el ya citado Consejo Regulador de la Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó propone en su web una serie de recetas a partir de su producto, que van desde ensaladas y canapés hasta platos como sopa, macarrones, salmón o lomo de ciervo, y por supuesto también postres, como mousse de chocolate con uvas.

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