La portada de mañana
Acceder
La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita
Illa ganaría con holgura y el independentismo perdería la mayoría absoluta
Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar

Síndrome del impostor: qué es y cómo librarse de él

Si no ves este contenido puede deberse a la carga en tu dispositivo móvil. Haz clic aquí para recargar la página.

Sucede en muy variadas ocasiones. Alguien obtiene un ascenso en la empresa para la que trabaja, o le encargan la realización de una tarea importante, o gana un concurso artístico, etc., y su sensación es: “Me están sobrevalorando, yo no soy tan bueno, solo estoy teniendo suerte, esto no va a salir bien”.

El fenómeno psicológico que lleva a algunas personas a tener esa sensación de forma recurrente tiene un nombre: síndrome del impostor. Y es bastante más común de lo que se podría pensar. Quienes padecen este problema son incapaces de reconocer y aceptar sus propios logros, y experimentan un miedo persistente de que los demás “descubran” que en realidad son mentirosos, fraudes, es decir, impostores.

La expresión fue acuñada en 1978 por las psicólogas clínicas estadounidenses Pauline Clance y Suzanne Imes, en un artículo en el que destacaban las dudas y temores que expresaban muchas mujeres con grandes logros académicos y profesionales acerca de sus propios méritos.

Con el tiempo, sin embargo, se ha aceptado que el síndrome del impostor afecta tanto a mujeres como a hombres, de distintas edades y condiciones, y no hace falta haber alcanzado grandes éxitos para sufrirlo.

Las cifras de la incidencia de este problema varían notablemente en función de las herramientas utilizadas para medirla. Pero una revisión de estudios realizada en Estados Unidos y publicada en 2020 señaló que hasta el 82% de las personas podrían padecerlo en algún momento de su vida.

Tal revisión analizó los resultados de 62 trabajos previos, la mitad de los cuales se habían publicado de 2014 en adelante. Un dato que evidencia la atención que este así llamado síndrome -que en realidad no es una enfermedad ni está registrado en los manuales de salud mental- se ha ganado en la última década.

Señales del síndrome del impostor

¿Cómo se manifiesta el síndrome del impostor? Tiene algunos síntomas concretos:

  • -Sensación de falta de merecimiento ante los éxitos obtenidos. Las personas con este problema creen que sus logros solo se deben a la buena suerte, a la ayuda recibida por los demás o a otras causas externas a sí mismas.
  • -Desconfianza hacia las propias capacidades y baja autoestima.
  • -Temor constante a que se descubra la supuesta “verdad” (es decir, la persona con síndrome del impostor cree que no merece estar donde está, que no es tan competente en su actividad como los demás piensan, etc.).
  • -Expectativas de fracaso ante situaciones en las que por lo general su rendimiento es bueno o muy bueno.
  • -Elevados niveles de autocrítica y perfeccionismo, que incluso puede equivaler a resignar bienestar personal para trabajar más y “demostrar” de ese modo que está a la altura de las tareas asignadas.

Debido a todo esto, según el ya citado metaanálisis, el síndrome del impostor a menudo se asocia con otros problemas, como un estado de insatisfacción permanente o afecciones de la salud mental que pueden derivar en cuadros de ansiedad o depresión. También se relaciona con un desempeño laboral deficiente, agotamiento y ‘burnout’.

¿Quiénes están más expuestos a este problema?

Uno de los principales factores de riesgo del síndrome del impostor consiste en tener, como ya se ha mencionado, una baja autoestima: autopercibirse como una persona poco valiosa, sin talento o con menos cualidades positivas de las que posee en realidad. Si alguien así obtiene un éxito, es probable que “no se lo pueda creer” y lo atribuya a un golpe de buena suerte o a otras causas ajenas a sus propios méritos.

Otro elemento que contribuye con este problema es la inseguridad emocional, la cual puede deberse a circunstancias del desarrollo de la persona (como haber recibido muchas presiones o críticas durante su infancia o adolescencia) o a unas expectativas muy altas depositadas sobre él o ella por los demás.

Asimismo, los episodios traumáticos -como relaciones abusivas o el maltrato psicológico- también afectan la confianza en uno mismo y pueden propiciar el síndrome del impostor.

No obstante, cualquier persona puede ser víctima del síndrome del impostor. Pero los grupos con mayor propensión a experimentar el síndrome se enumeran en el libro Cómo superar el síndrome del impostor, de Aída Baida Gil:

  1. Personas que han alcanzado un logro de forma rápida y en cierto sentido inesperada. Temen no ser capaces de repetir ese éxito, porque en muchos casos ni siquiera están seguras de cómo lo han conseguido la primera vez.
  2. Personas de la primera generación de una familia que acceden a la universidad u obtienen un cierto logro laboral. Las expectativas puestas en ellas pueden representar demasiada presión.
  3. Personas con padres o hermanos mayores exitosos, por la exigencia (explícita o no) de estar a la altura.
  4. Estudiantes, por la presión que ejercen las evaluaciones constantes.
  5. Personas que trabajan por su cuenta o en soledad, lo que en muchos casos conduce a una excesiva autoexigencia.

Consejos para superar el síndrome del impostor

Psicólogos como los de la Clínica Fuensalud, con sede en Madrid, ofrecen algunas pautas y consejos que ayudan a superar el síndrome del impostor. Los más importantes son los siguientes:

  • Tratar de ver los hechos reales. Hay datos concretos de la realidad que son innegables, más allá de las valoraciones y las opiniones individuales. Para tal fin, puede ser de utilidad hacer una lista de logros y metas alcanzadas, y luego analizar con la mayor honestidad posible cuánto de mérito personal hubo en cada uno.
  • Evitar las comparaciones. Un rasgo de inseguridad consiste en estar siempre midiendo el propio rendimiento en relación con el de los demás. Esas comparaciones tienden a magnificar los puntos débiles de uno mismo, potenciando aún más esa inseguridad y la dificultad para ver los méritos propios en su real magnitud.
  • Reducir la tendencia al perfeccionismo. Nadie es perfecto: relajar los niveles de autocrítica y de autoexigencia resulta fundamental. En ese sentido, es bueno ser consciente que tampoco las otras personas están tan atentas a cómo uno resuelve los problemas, si comete errores, etc.
  • Aceptar las felicitaciones y los cumplidos. Cuando las personas con síndrome de impostor reciben comentarios elogiosos, tienden a responder con aclaraciones, justificaciones, explicaciones, excusas, etc. Un paso para superar el problema consiste en proponerse simplemente agradecerlos y aceptarlos, sin más.

Por lo demás, si se siente que el síndrome del impostor está afectando la vida laboral o social, lo recomendable es acudir en busca de ayuda profesional. La terapia psicológica puede ser clave para hallar las raíces de este malestar y trabajar en su solución.

Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines