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Sin lejía ni amoniaco: el truco infalible para limpiar la fregona y dejarla como nueva

Hay tareas del hogar que se hacen casi por inercia: barrer, pasar la fregona, ventilar las habitaciones. Son gestos que repetimos a diario sin pensarlo demasiado. Pero hay pequeños errores que cometemos sin darnos cuenta y afectan directamente al resultado. Uno de los más comunes tiene que ver con la fregona. Y no con cómo la usamos, sino con el estado en que se encuentra.

Una fregona aparentemente limpia puede ser el origen de malos olores, manchas persistentes en el suelo e incluso una falsa sensación de limpieza. Basta con acercarse un momento después de fregar para notarlo: ese aroma fresco que prometía el limpiador desaparece rápido, sustituido por un olor rancio que flota en el ambiente. Lo que pocos sospechan es que la causa no está en el producto de limpieza, ni en el suelo, sino en la propia fregona.

Aunque parezca inofensiva, una fregona mal cuidada acumula residuos orgánicos, humedad y bacterias desde el primer uso. Y si no se limpia adecuadamente, acaba haciendo el efecto contrario al deseado, en lugar de eliminar la suciedad, la reparte. Por suerte, existe un método sencillo y muy eficaz para desinfectarla a fondo y devolverle su aspecto y olor originales sin necesidad de gastar más ni usar químicos agresivos.

El origen de la fregona moderna

La fregona, una herramienta tan común en nuestros hogares, no siempre fue como la conocemos hoy. Aunque existían métodos para limpiar suelos con trapos y mochos en diferentes culturas, fue un ingeniero aeronáutico del Ejército del Aire español, Manuel Jalón Corominas, quien en la década de 1950 transformó esta práctica con un invento que cambiaría la limpieza doméstica para siempre.

Durante una estancia en Estados Unidos, Jalón vio que los mecánicos de aviones limpiaban el suelo con mopas largas para limpiar los hangares, pero sin un sistema práctico para escurrirlas. Esto le inspiró para crear un conjunto que integrara un palo con mocho y un cubo con escurridor mecánico, facilitando la tarea y reduciendo el esfuerzo físico.

Su invento, patentado en 1957, facilitó mucho la tarea de fregar y se convirtió en un básico en muchos hogares españoles. Aunque existían herramientas similares en otros países, la innovación de Jalón fue unir todo en un único sistema práctico y cómodo.

Por qué no debemos usar la fregona sucia

La fregona es una herramienta fundamental para mantener limpias nuestras casas, pero su efectividad depende mucho del cuidado que le demos. Usar la fregona sucia, especialmente cuando se reutiliza el agua de fregado sin cambiarla o limpiarla, es un error común que puede afectar tanto la limpieza como la salud.

Cuando se usa una fregona sucia, los microorganismos como bacterias, hongos y virus que se acumulan en la humedad y restos orgánicos pueden transferirse al suelo en lugar de eliminarse. Esto significa que, en lugar de limpiar, la fregona puede estar esparciendo suciedad y agentes patógenos por toda la superficie, lo que puede favorecer infecciones, alergias o malos olores en el hogar,

Además, la acumulación de suciedad en el mocho reduce la capacidad de la fregona para absorber y recoger la suciedad. Por eso, si no se limpia bien el mocho o se usa repetidamente sin cambiar el agua, el resultado final es un suelo que parece menos limpio y más pegajoso.

Errores comunes al lavar o guardar la fregona

Mantener la fregona en buen estado no solo depende de usarla correctamente, sino también de cómo la lavamos y guardamos después de cada uso. Sin embargo, existen varios errores frecuentes que pueden reducir su eficacia y fomentar la proliferación de bacterias y malos olores:

  • No limpiar la fregona inmediatamente después de usarla. Muchas personas dejan la fregona tal cual después de usarla. Si no se enjuaga, la suciedad y los gérmenes se quedan en el mocho.
  • Guardarla mojada o en un lugar sin ventilación. Si se guarda húmeda y dentro del cubo, aparecen malos olores y bacterias. Lo ideal es escurrirla bien y dejarla secar al aire.
  • Usar agua sucia para aclarar la fregona. Limpiar la fregona con el agua del cubo solo la ensucia más. Siempre hay que aclararla con agua limpia.
  • No desinfectar la fregona con regularidad. Con el tiempo, aunque se aclare, acumula gérmenes. Es bueno desinfectarla al menos una vez a la semana.
  • Olvidar cambiar la fregona cuando está en mal estado. Cuando la fregona está muy gastada o huele mal incluso después de lavarla, es momento de cambiarla.

Cómo dejar la fregona impecable con un método casero

Para que la fregona no solo limpie bien, sino que también huela fresca y dure más tiempo, hay un método muy eficaz que combina ingredientes caseros y económicos. Este truco es fácil de aplicar y puede hacerse una vez por semana o cada vez que notes que el mocho está sucio, pegajoso o con mal olor.

Este remedio funciona porque combina vinagre blanco y bicarbonato de sodio, dos productos caseros muy eficaces. El vinagre elimina bacterias y malos olores, mientras que el bicarbonato limpia a fondo y ayuda a soltar la suciedad más acumulada. Si además se añade un poco de limón o aceite esencial, se consigue un efecto desinfectante más completo y un aroma agradable.

Para realizar este truco, comienza llenando un cubo grande con agua caliente. Luego añade una taza de vinagre blanco y después echa dos cucharadas de bicarbonato poco a poco, ya que al mezclarse con el vinagre hará burbujas que ayudan a soltar la suciedad. Si quieres que la fregona consiga un mejor resultado y huela bien, puede añadir un chorro de limón o de aceite esencial.

Una vez tengas todo mezclado, mete la fregona en el cubo y déjala en remojo durante unos 15 o 20 minutos aproximadamente. Pasado ese tiempo, aclara la fregona con agua limpia para quitar los restos de producto que puedan quedar. Por último, escurre muy bien la fregona y déjala secar al aire libre, en posición vertical o colgada, para evitar malos olores y que se estropee.