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Simon de Pury: La baronesa Thyssen “llevó mucha alegría a la vida del barón”

Simon de Pury: La baronesa Thyssen "llevó mucha alegría a la vida del barón"

EFE

Madrid —

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“Tita llevó a la vida del barón Thyssen mucha alegría de vivir y le ayudó a cumplir su mayor deseo, que era que el núcleo de su colección privada permaneciera reunido y accesible al público perpetuamente”, sostiene el marchante de arte Simon de Pury

De Pury fue conservador de la colección del barón Thyssen-Bornemisza en Villa Favorita, marchante, coleccionista y responsable durante años de la casa de subastas Sotheby's en Europa, y ha escrito “El subastador” (Turner), donde repasa las últimas décadas del mercado del arte y de sus protagonistas a través de sus vivencias, chismes, anécdotas y secretos de artistas y millonarios.

Simon de Pury (Basilea, Suiza, 1951) ha recordado en una entrevista con Efe que cuando era joven y estaba empezando en el mundo del arte “hace unos pocos siglos” leyó el libro “Haute Curiosité”, de Maurice Rheims, el subastador más importante del París del momento.

“Esa es la vida que me gustaría llevar”, fue su conclusión y a lo largo de los años ha sentido que ese deseo “se ha cumplido ampliamente”, y decidió plasmar su experiencia en su propio libro.

De Pury afirma en “El subastador” que “en el mundo del arte, el conocimiento- del arte y de los compradores- era poder: tener conocimientos equivalía a poder hacer negocios”. Él los tenía y le permitieron codearse con la elite.

En la actualidad sigue explorando lo mejor del arte que se hace en todas partes. “El arte nunca para, así que podemos también aprovechar plenamente el arte de nuestro tiempo”.

Por ello, el mes que viene se irá de vacaciones a Los Ángeles (EEUU) “para visitar estudios de artistas ya que algunos de los artistas actuales más talentosos viven y trabajan allí”. También está “particularmente fascinado” con el arte contemporáneo que se hace en África.

En su intensa y prolongada carrera han sido muchos los profesionales que ha conocido y para los que tiene palabras especiales, como para el suizo Ernst Beyeler del que dice tenía una forma de hacer su trabajo de “comprar y vender” que resultaba tan mágica y atrayente “como la propia creación artística”.

Peter Cecil Wilson, el casi mítico presidente de Sotheby's que “exudaba superioridad” era “el hombre más cortés” que conoció, pero por encima de todos ellos figura el barón Thyssen.

Son numerosas las páginas del libro que dedica a Heini Thyssen. “No sólo cambió mi vida, sino que hizo mi vida. Trabajar de conservador para el mayor coleccionista de arte del mundo entero era una entrada insuperable en el currículum”, admite.

En sus declaraciones, reconoce estar “inmensamente” agradecido al barón Thyssen por la oportunidad que le dio.“Por encima de su pasión por el arte, que yo también siento, estaba su capacidad de tomarse las cosas en serio sin tomarse en serio a sí mismo, lo que de verdad me impresionaba enormemente. Su consejo de 'trabaja duro y juega duro' es muy inspirador”.

Simon De Pury mantiene relación con Francesca, hija del barón y coleccionista de arte contemporáneo.“Mientras su padre se centró casi exclusivamente en artistas muertos, Francesca dedica sus energías a jóvenes artistas emergentes”.

Reconoce que ella sigue sus propios instintos y cuando muchas colecciones de arte contemporáneo son estereotipadas, “la de ella es totalmente original”: “Yo nunca había oído hablar de Olafur Eliasson, cuando vi por primera vez algunas de sus obras en la colección de Francesca. Ahora, por supuesto que es una gran estrella”.

Sobre el mundo de las subastas recuerda que en los años sesenta y setenta los magnates, multimillonarios y oligarcas asistían a las grandes subastas en persona.

“Hoy en día, tan pronto como el precio supera el millón de dólares, toda la acción sucede en los ordenadores y terminales. Es un poco como esos programas de la televisión a los que acude gente para dar ambiente pero en los que el verdadero público no está en el estudio”, dice.

Convencido de que el arte “es el constructor de puentes definitivo”, cree que aprender a apreciar la cultura de otros países y regiones “es la mejor forma de construir el camino a un mejor entendimiento y a forjar relaciones amistosas y civilizadas”.

Los artistas, coleccionistas, directores de museo, conservadores, comerciantes de arte y “subasteros” que han sido claves en los últimos 50 años “están mencionados en el libro” y ninguno de ellos se ha quejado.

“Solo tuve una amarga queja de alguien que se sentía muy enfadado por no haber sido mencionado en él”, asegura.

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