Àlex Martín: “La novela negra se ha convertido en un género camaleónico”

Barcelona, 31 mar (EFE).- Tras fallecer Agatha Christie en enero de 1976, el crítico italiano Giorgio Melchiori pronosticó la muerte de la literatura de crímenes. Sin embargo, cuarenta y cinco años después, el profesor Àlex Martín Escribà defiende justo lo contrario y cree que la novela negra está “muy viva”.

Coautor, junto con el bibliotecario Jordi Canal i Artigas, de “A quemarropa” y “A quemarropa 2” (Alrevés), en el segundo volumen, publicado ahora, ambos defienden la hipótesis de que la novela negra “se ha convertido en un género camaleónico, híbrido, que ha traspasado barreras y roto moldes”.

El también codirector del Congreso de Novela y Cine Negro en la Universidad de Salamanca señala, en una entrevista con Efe, que el futuro pasará, asimismo, “por el mestizaje. Como alertó en una ocasión Manuel Vázquez Montalbán, los géneros están hechos para ser transgredidos”.

“Los autores -argumenta- se sienten cómodos con el género, porque les permite elaborar diferentes discursos, sin olvidar la ventana que se ha abierto con el denominado 'true crime' que deja jugar con el discurso entre realidad y ficción, con un vínculo muy directo con el periodismo”.

Para Àlex Martín, en unos años “vamos a dejar de hablar de literatura de género, esa es la gran conclusión”.

En el libro, que de momento se ha publicado solamente en catalán, analiza con Jordi Canal la época contemporánea, a partir de los años setenta, después de que en el primer volumen pusieran el foco en la novela negra y policíaca más clásica.

El escritor Massimo Carlotto, además de sostener en el prefacio que la novela negra y policíaca “disfrutan de muy buena salud”, alaba la estructura del libro y asevera que, “sinceramente, nunca había encontrado un tratado tan profundizado y detallado sobre la historia, sobre los protagonistas, sobre las tendencias y sobre los subgéneros”.

Espera que se “traduzca al mayor número de idiomas, también porque es de fácil lectura, apasionante, se lee como una novela”.

Martín y Canal establecen el inicio de la época contemporánea de la novela negra y policíaca en los setenta, al pensar que son años que suponen “un punto de inflexión capital y supondrán el principio de la renovación”, una vez aparecen publicadas las últimas obras de los tres grandes referentes hasta el momento: Chester Himes, Georges Simenon y Agatha Christie.

Los escritores se convierten en “cronistas y denuncian injusticias de todo tipo, el género novelístico se transforma en una herramienta de intervención social, como diría Jean-Patrick Manchette, de compromiso, un punto de inflexión de la narrativa de crímenes con la denuncia de las desigualdades, del racismo, de los sistemas dictatoriales y del juego sucio del Estado”.

En el caso de España, con clásicos como Manuel Vázquez Montalbán, Arturo Pérez Reverte, Francisco González Ledesma o Alicia Giménez Bartlett, Martín indica que también hay otros, que han aparecido en los últimos años y que ya se han hecho un nombre, como Rafael Reig, Carlos Zanón, Aro Sáinz de la Maza o Víctor del Árbol.

A su juicio, existen tres tipos diferentes de novelas en el país y cita, en primer lugar, la “procedimental”, obras protagonizadas por miembros de los cuerpos policiales, con autores que han creado sus investigadores, como Giménez Bartlett (Petra Delicado), Lorenzo Silva (Bevilacqua y Chamorro) o Teresa Solana (Norma Forester).

También están los títulos “que tienen mucho éxito de la novela policíaca costumbrista, donde se presenta un caso, pero el trasfondo es el retrato de una ciudad, lo que diríamos el 'National Geographic' del crimen, con autores como Domingo Villar y su Vigo natal”.

La clasificación se cerraría con la denominada novela “criminal, protagonizada por personajes víctimas de la sociedad, que se ven obligados a cometer actos delictivos o robos, con autores muy destacados como Carlos Zanón, Lluís Llort o Víctor del Árbol, que acaba de publicar la maravillosa 'El hijo del padre'”.