El otro lado del cine con animales

Uggie, la célebre mascota que protagonizó la película The Artist en 2011 falleció el pasado 7 de agosto en Los Ángeles (EEUU). Tenía 13 años y sufría un tumor en la próstata, según se conoció el martes, día en el que se recordó su legado y que incluye, además de la película, campañas publicitarias para Nintendo e incluso la jornada en que plantó su huella sobre el cemento fresco del teatro chino de Hollywood. Uggie fue el primer can en inmortalizar su pata en ese lugar donde antes que él lo hicieron estrellas del celuloide como Marilyn Monroe, Brad Pitt, Sophia Loren y John Wayne.

Necesarias o no, las atenciones humanas recibidas por Uggie fueron excepcionales. No hace tanto que la industria del cine contemplaba a sus animales actores como instrumentos desechables. “Si había que rodar una película y los caballos al galope tenían que caerse, ponían un cable para que se fueran al suelo. Los caballos se rompían las patas, el cuello... pero era solo ganado”, dijo la entrenadora de perros Teresa Ann Miller en una entrevista reciente con la emisora de radio NPR.

Cuando Steven Spielberg rodó War Horse (Caballo de batalla) en 2011, la sensibilidad con los equinos ya había cambiado hasta el punto de tener peluqueros, maquilladores, mozos de cuadra y un veterinario en el set para atender los cuadrúpedos que se usaron en la película, 14 de ellos para interpretar al jamelgo protagonista, Joey.

American Humane Association (AHA), la entidad que otorga el certificado de que “ningún animal sufrió daños” durante el filme, confirmó el trato “sobresaliente” recibido por los animales en War Horse, aunque en 2013 una exempleada de esa organización puso en cuestión la fiabilidad de esas valoraciones. La que fuera directora de producción de AHA, Barbara Casey, demandó a la institución por despido improcedente y aseguró que ese organismo miraba para otro lado cuando detectaba abusos a animales, algo rechazado por la empresa. Casey también acusó a la cadena televisiva HBO de maltrato a los caballos de la serie Luck, que terminó por ser cancelada por el canal de cable tras la muerte de tres equinos.

Los derechos de los animales, en entredicho

Un artículo publicado en 2013 por The Hollywood Reporter destapó una serie de correos electrónicos en los que otra empleada de AHA comentaba a un colega que el tigre que aparece en algunas escenas de La vida de Pi estuvo apunto de morir ahogado. El filme también obtuvo el visto bueno de AHA. Según explica en su página web, AHA cada año supervisa más de 2.000 producciones de Hollywood, un 70% del total.

La organización de derechos de los animales PETA (People for Ethical Treatment of Animals) es crítica con AHA por su cercanía con la industria y por velar solo por lo que le ocurre a los animales durante el rodaje, no cuando son entrenados por sus dueños para cumplir con las exigencias del guión. El difunto Uggie, el mismo año que protagonizó The Artist, estrenó Agua para elefantes, cinta sobre la que Animal Defenders International pidió un boicot por el supuesto uso de descargas eléctricas y agresiones que recibieron los paquidermos durante la filmación.

El estudio FOX negó los abusos que, en todo caso, correspondían a unos castigos recibidos por los elefantes en 2005, tiempo antes de que se gestara la película. AHA concedió un “sobresaliente” en su valoración a Agua para elefantes. Las nuevas tecnologías, como las que permitieron crear por ordenador a los simios de El origen del planeta de los simios, se ven actualmente como una salida para garantizar el fin de los sufrimientos de los animales en los rodajes, una medida que amenazaría también con poner fin a carreras como las de Uggie.