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Arabia Saudí, acusada de matar a cientos de migrantes que trataban de cruzar su frontera

Migrantes etíopes en Yibuti, una de las etapas de su peligroso viaje por tierra y por mar a Yemen.

Francesca Cicardi

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Cientos de migrantes etíopes han sido asesinados en su intento de cruzar la frontera entre Yemen y Arabia Saudí, entre marzo de 2022 y junio de 2023, incluidas mujeres y niños, según un nuevo informe de la organización Human Rights Watch (HRW).

El detallado informe 'Los disparos contra nosotros eran como lluvia' documenta lo que HRW considera “un patrón de ataques sistemático y difundido” y alerta de que si han sido cometidos en el marco de “una política del Gobierno saudí para matar a los migrantes, esos asesinatos podrían ser crímenes contra la humanidad”.

La organización entrevistó en la primera mitad de 2023 a un total de 42 migrantes y solicitantes de asilo de Etiopía que habían intentado cruzar la frontera o a sus amigos y familiares; además de analizar más de 350 vídeos y fotos publicados en redes sociales entre mayo de 2021 y julio de 2023, así como imágenes de satélite de la zona fronteriza entre febrero y julio de 2023.

Ataques masivos con armamento pesado

Los datos obtenidos de esas entrevistas y análisis son estremecedores: los guardias fronterizos han atacado a grupos de migrantes (entre cuatro y cientos de personas) con proyectiles de morteros y otros explosivos, habitualmente empleados en conflictos armados y que provocan destrucción y muerte indiscriminadas. Esos ataques tuvieron lugar cuando los migrantes ya habían cruzado la frontera saudí y podían durar horas o días.

Los supervivientes a veces eran arrestados y llevados a centro de detención en territorio saudí, incluso aquellos que estaban gravemente heridos, y en los casos que intentaban huir para regresar a Yemen, eran atacados de nuevo.

Según los cálculos de HRW, más de 3.400 personas intentaron cruzar la frontera en grandes grupos, que fueron atacados, y una buena parte de sus integrantes fallecieron. Diez entrevistas hechas por la organización revelan que 1.278 migrantes trataron de cruzan y, de ellos, al menos 655 perdieron la vida. Un superviviente relató que de un grupo de 170 personas, 90 murieron: “Sé que 90 fueron asesinados porque cuando algunos volvieron al lugar para recuperar sus cuerpos y contaron alrededor de 90 cadáveres”.

Sé que 90 fueron asesinados porque cuando algunos volvieron al lugar para recuperar sus cuerpos y contaron alrededor de 90 cadáveres

Algunos de los entrevistados por HRW estaban demasiado traumatizados para poder contar los cuerpos de sus compañeros o huyeron después del ataque sin pararse a mirar a su alrededor, pero posteriormente contaron los supervivientes que regresaron a los campamentos donde están alojados los migrantes cerca de la frontera, en los que acaban tras su viaje desde el cuerno de África hasta Yemen y a través de este país en guerra.

“Es realmente imposible contar el número (de los muertos). Va más allá de lo que se puede imaginar. La gente va (a la frontera) en diferentes grupos día tras día, los cadáveres están allí”, afirmó un entrevistado, que había regresado a la zona fronteriza para recuperar el cuerpo de una chica originaria de su pueblo y se la encontró junto a otros veinte cadáveres.

Disparos, palizas y violaciones

Algunos migrantes relataron que, después de un ataque con explosivos, los guardias bajaban de sus torres de vigilancia para golpearles. Un chico de 17 años contó que uno de los uniformados le obligó a violar a dos chicas, después de que dos supervivientes que rechazaron hacerlo fueron ejecutados delante de sus ojos.

Además, los migrantes que intentaron cruzar en pequeños grupos o en solitario entre el año pasado y este han recibido disparos, así como golpes con piedras y barras de metal, y maltrato físico y psicológico. En algunos casos, los guardias fronterizos han dejado a los migrantes adentrarse en territorio saudí antes de dispararles; incluso, han llegado a preguntar a los migrantes en qué extremidad querían recibir un disparo, antes de dispararles de cerca, incluidos a niños y mujeres, según los testimonios.

Como consecuencia de esos ataques con armas pesadas o armas ligeras, algunos de los migrantes han perdido una o más extremidades, y se han visto en Yemen sin ninguna asistencia médica ni posibilidad de salir del país, dividido entre las zonas controladas por los rebeldes chiíes hutíes y el Gobierno reconocido internacionalmente.

HRW destaca en su informe que los hutíes “juegan un papel significativo en perpetrar abusos contra los migrantes a lo largo de esta ruta migratoria”, ya que los rebeldes controlan la zona en la frontera con Arabia Saudí, la capital yemení, Saná, y otras áreas por las que transitan los que huyen de África y tratan de alcanzar las ricas monarquías petroleras del Golfo Pérsico.

Asimismo, denuncia que “Arabia Saudí ha invertido mucho en desviar la atención de su abismal registro de (violaciones de) derechos humanos gastando miles de millones de dólares para acoger grandes eventos de ocio, culturales y deportivos”, incluida la Supercopa española.

“Mientras el príncipe heredero saudí (Mohamed Bin Salmán) gasta miles de millones en el lavado deportivo de su represión, los guardias de frontera saudíes han matado al menos a cientos de migrantes etíopes”, ha denunciado el exdirector de HRW, Kenneth Roth, en la red social X (Twitter), coincidiendo con la publicación del informe este lunes.

Migrar a través de un país en guerra

En el informe, la organización de derechos humanos explica que los migrantes y solicitantes de asilo etíopes llegan al Yemen desde Yibuti, cruzando el estrecho de Adén, en una peligrosa ruta migratoria desde África oriental a la península Arábiga. En este país, los traficantes yemeníes los llevan a la provincia de Saada, en el norte y fronteriza con Arabia Saudí, y los suelen enviar a campamentos diferentes según su etnia.

Los etíopes entrevistados por HRW dijeron que los hutíes controlan las entradas y salidas de los campamentos, y colaboran con los traficantes para controlarlos. A veces, los combatientes rebeldes exigen dinero a los migrantes y, si no pueden pagarlo, los llevan a centros de detención, de los que sólo pueden salir tras abonar esa suma. Además, el los centros sufren maltrato. Incluso, los hutíes se han llevado a migrantes heridos de los hospitales de Saada para volverlos a entregar a los traficantes, a los que tienen que pagar cada vez que intentan cruzar la frontera saudí.

Esos mismos abusos los sufren otros migrantes africanos, como somalíes y eritreos, que al igual que los etíopes huyen de conflictos armados, persecución política y pobreza en sus países, y no saben que en Yemen les esperan situaciones similares o peores.

Según la Organización Mundial de las Migraciones (OIM), más de 77.000 migrantes han cruzado el golfo de Adén en los primeros seis meses de 2023, superando las cifras del año anterior.

La encargada de comunicación de la OIM en Yemen, Angela Wells, explica a elDiario.es que “la mayoría de los migrantes que llegan a Yemen desde el cuerno de África esperan alcanzar los países del Golfo (Pérsico) para trabajar, pero no saben los retos, la violencia y los abusos perpetrados contra los migrantes a lo largo de la ruta”.

“A los migrantes les cuentan falsedades y rara vez están informados de los riesgos que conlleva el viaje” agrega Wells, detallando que un estudio de 2021 realizado por la OIM reveló que dos de cada tres migrantes etíopes no sabían que en Yemen había una guerra, ni sabían que pasarían por las manos de varios traficantes que les pedirían cada vez dinero.

Los datos de la OIM indican que más de 44.000 personas están bloqueadas en Yemen en difíciles circunstancias, sin poder regresar a sus países ni continuar su viaje hacia el destino que pretendían alcanzar. “Muchos son retenidos por los traficantes que controlan sus movimientos y frecuentemente les extorsionan y explotan”, explica Wells. Además, parte de ellos “no pueden permitirse continuar su viaje, ni obtener cobijo, asistencia sanitaria, comida y (cubrir) otras necesidades básicas” en Yemen, donde la población local sufre una grave crisis humanitaria debido al conflicto que comenzó en 2015.

La representante de la OIM dice que la organización no sabe cuántos migrantes han logrado llegar y permanecer en Arabia Saudí u otros países ricos del Golfo Pérsico, donde la mayoría de los trabajadores son migrantes. Frente a esta situación, la agencia de la ONU trabaja con las comunidades de origen para concienciar sobre los peligros que implica el viaje a Yemen y a través de este país en guerra. Además, colabora con el Gobierno etíope para que los que deseen regresar a su país puedan hacerlo en vuelos chárter seguros, frente a la mortífera ruta por mar.

“La OIM trabaja estrechamente con el Gobierno de Etiopía y con las autoridades locales en Yemen para asegurar que todos los retornos se llevan a cabo de forma segura y digna”, destaca Wells. Sin embargo, son necesarios más fondos para poder llevar de vuelta a los miles de migrantes que han solicitado recientemente regresar a Etiopía y, de momento, hay muchos que están a la espera.

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