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El impuesto justo, ahora sí

La Tasa Robin Hood

Emilia Sánchez Pantoja (Intermón Oxfam)

Desde el economista James Tobin, que dio el primer nombre a la “Tasa Tobin”, hasta la coalición de más de 60 organizaciones que forman la Alianza por la “Tasa Robin Hood”, son muchas las personas que han dedicado esfuerzos a empujar a políticos y gobiernos a convertir la tasa a las transacciones financieras en una realidad. En España fue Attacc la primera organización que se movilizó para frenar la especulación y muchas otras organizaciones les hemos seguido. Creo que en los últimos tres años, desde organizaciones como Intermón Oxfam, no hemos escatimado esfuerzos en hacer visible la necesidad de que quienes nos han metido en esta crisis, el sector financiero que ha especulado en una economía de casino y se ha jugado los ahorros de los ciudadanos cosechando ingentes beneficios, debe empezar a aportar recursos para paliar las consecuencias de la crisis. Y la buena noticia es que empieza a ser realidad desde esta semana en que la Comisión Europea confirma la apertura del proceso.

El sector financiero es un sector en palabras del Comisario Europeo Semeta “infragravado”, de hecho, está muy poco regulado y es el sector que menos impuestos paga, tanto en España como en el resto del mundo. También es seguramente el que más beneficios cosecha, por encima de cualquier otra industria. Es tal la libertad y velocidad con la que actúa que los estados y la política no han sido capaces de frenar a tiempo este tsunami financiero que ha dejado literalmente a millones de personas en la cuneta y sin nada que llevarse a la boca. Pero ahora tienen en su mano corregir el descalabro con un impuesto que tiene un múltiple objetivo: corrector, recaudador y que aporta algo de equilibrio a la hora de arrimar el hombro, esfuerzo que, hasta ahora, están soportando las familias.

En nuestro país una de cada cinco personas, que en el caso de los menores es uno de cada cuatro, vive por debajo del umbral de la pobreza según los datos oficiales que ha publicado esta semana el Instituto Nacional de Estadística. Hay 1.737.600 hogares con todos sus miembros en paro y el paro juvenil es del 53,2%. Las necesidades no paran de crecer aquí y fuera, en los países más pobres, donde nos la FAO cifra en 870 millones las personas que siguen pasando hambre. Es evidente que la situación empeora y que la solución a la crisis no viene por la vía de los recortes. Los recortes en gasto supérfluo o prescindible sí, los recortes en políticas sociales y en ayudar a quienes más sufren la crisis a que puedan tener una vida digna, no.

Porque dinero sí hay, de eso no cabe ninguna duda ¿Cuánto cuesta rescatar al sector bancario? La cifra multiplica en varias veces el recorte en sanidad, educación y cooperación internacional. El pasado 29 de Septiembre, el Ministro Montoro al presentar los presupuestos generales del estado reconocía que, del rescate a la banca, que nos dijeron que era un préstamo, ya hay 11.000 millones de euros que los bancos no van a devolver. Y no pasa nada. Ahora estamos a punto de pedir a la UE 57.000 millones más para salvar a los bancos. Para ellos si hay dinero. El 86% de las empresas del IBEX tiene sedes en paraísos fiscales. Evaden impuestos y no pasa nada. Según los datos de Gestha, el sindicato de los técnicos de hacienda, España pierde más de 44.000 millones de Euros en evasión fiscal. ¿De verdad creen que no hay dinero? ¿O que el problema es que nosotros hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? Dijo De Guindos en el Congreso que sólo el 9% de las pérdidas de los bancos son por hipotecas. ¿Creen qué la política de recortes es la única que se puede aplicar? No.

No, la Tasa a las Transacciones Financieras es, por fin, un pequeño paso para corregir esta tendencia de incremento de la desigualdad. Es un impuesto justo, equitativo y viable. Que debería acompañarse de políticas contundentes de lucha contra la evasión fiscal y, desde luego, comprometer los fondos recaudados para invertirlos en políticas sociales y lucha contra la pobreza, aquí y fuera. Porque el dilema no es si debemos invertir en las personas que más lo necesitan aquí o en África. La verdadera decisión es si quienes más tienen y más han ganado provocando la gran crisis deben seguir manteniendo sus privilegios y devorando el presupuesto público, mientras las consecuencias se ceban con los más vulnerables, ó, si por el contrario, las decisiones políticas pueden conseguir que quien creó la crisis aporte a la solución y así podamos garantizar que la educación, la salud, la comida y el agua son un derecho, no un privilegio que repartir cuando nos sobra, sino un derecho aquí y en cualquier parte.

Por eso es importante que esta tasa sea una realidad cuanto antes y que estemos muy atentos al destino de los fondos. No debemos tolerar, como ciudadanos, que los bancos se vuelvan a llevar el botín.

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