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Los países más duros contra la inmigración ganan posiciones a las puertas de la negociación del pacto en la UE

Irene Castro

Bruselas —

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Hay quien dice que el migratorio es un pacto imposible. El asunto lleva coleando desde hace años y se reaviva con cada crisis. Y, cuando se acerca el fin de la legislatura en la UE, toca arremangarse para intentar cerrar un acuerdo que se ha resistido hasta ahora. El tema migratorio es uno de los objetivos que se ha marcado Suecia para los seis meses en los que ostentará la presidencia rotatoria de la UE, aunque fuentes diplomáticas dan por hecho que, con suerte, el tema saldrá adelante cuando le toque a España o incluso a Bélgica dentro de un año. Mientras tanto, los 27 siguen las conversaciones, circulan borradores y, sobre todo, los países y partidos con enfoques más duros hacia la inmigración van tomando posiciones. 

Bruselas ha colocado por ahora el debate en el retorno de los migrantes en situación irregular al plantear una estrategia más coordinada para las deportaciones ante el incremento de ese tipo de llegadas a suelo europeo. Según Frontex, el año pasado se produjeron 330.000 casos (100.000 más que el año anterior). “Tenemos un porcentaje muy bajo de retornos y eso está relacionado con un bajo porcentaje de admisiones de retorno, que es solo del 16%”, afirmó este jueves la comisaria de Interior, Ylva Johansson, que ha apostado por que la Comisión Europea, Frontex y los estados trabajen como un “equipo Europa” junto a los terceros países para aumentar las expulsiones. La idea del gobierno comunitario es ir avanzando en ese tema a la espera de negociar el paquete completo. 

Pero la posición de la Comisión es blanda para algunos países. De hecho, los ministros de Interior e Inmigración de los 27 elevaron el tono en las conclusiones de su primer encuentro bajo la presidencia europea. “Para hacer progresos en relación con los terceros países, la UE debe hacer completo uso de las herramientas disponibles. Se requieren incentivos positivos y medidas restrictivas”, expresa el Consejo. “Hay un fuerte apoyo de los estados miembros en hacer un uso completo del Artículo 25a del mecanismo, incluyendo la posibilidad de introducir medidas restrictivas en los visados relacionados con los países terceros que no cooperan en los retornos”, señalan los ministros. 

El texto va un paso más allá de lo que hasta ahora habían planteado los 27, que en este asunto se habían limitado a mencionar de forma genérica la necesidad de usar todas las “políticas, instrumentos y herramientas pertinentes de la UE, incluidos la ayuda al desarrollo, el comercio y los visados” para asegurar la efectividad en los retornos. Esa fue la conclusión de los líderes europeos en diciembre de 2021 y la que figura en el borrador de la cumbre que celebrarán los próximos 9 y 10 de febrero adelantado por The Guardian y al que ha tenido acceso elDiario.es. 

La propuesta de Suecia, que al ostentar la presidencia rotatoria de la UE es la que pilota los debates, apostaba más allá de las líneas generales sobre la vinculación de las políticas de la UE a la negociación sobre las deportaciones por desarrollar “nuevas herramientas de respuesta europea en los casos de no cooperación” de los terceros países. El nuevo gobierno sueco, liderado por los conservadores, se apoya en la extrema derecha y ha hecho de la lucha contra la inmigración una de sus banderas. De hecho, recientemente anunció una campaña para disuadir a los migrantes de ir a ese país. 

La posición sueca ha hecho saltar las alarmas de los socialdemócratas en la Eurocámara, que se han posicionado en contra de la aproximación en la que ha derivado la reunión de los ministros del Interior. “Parece que la presidencia sueca quiere centrarse solo en el retorno de los solicitantes de asilo en vez de discutir una política sostenible y basada en la responsabilidad y la solidaridad compartidas. Está claro que el Gobierno sueco está respaldado por un partido de extrema derecha que quiere volver a una era anterior. Espero que la Comisión Europea no la siga y ejerza presión para mantener los valores de la UE”, ha expresado la portavoz del grupo, Iratxe García. Las conclusiones de la reunión informal de los titulares de Interior no ha gustado nada a los socialistas. 

Pero hay más países ejerciendo presión. “La Comisión debería hacer más”, ha dicho a su llegada el ministro holandés, Eric van der Burg, que ha visto como “una posibilidad” la creación de una valla para separar la frontera de Bulgaria y Turquía, como ha defendido el primer ministro de Austria. Holanda ha defendido, además, que los países que registran las solicitudes de asilo sean los encargados de hacer el proceso. 

El líder del PP Europeo, Manfred Weber, ha apostado por imponer un código de buenas prácticas a las ONG que rescatan migrantes en los mares, según ha publicado Politico, en línea con la mano dura del Gobierno ultraderechista de Giorgia Meloni. En esa misma entrevista, Weber apuesta por la construcción de una suerte de muro que separe Turquía de la UE: “A nadie le gusta construir vallas, pero si es necesario, se debe hacer”, ha expresado en relación a la propuesta del austriaco. 

Esa valla, que costaría unos 2.000 millones de euros, disgusta a la Comisión Europea, que lleva tiempo rechazándola. “No hay dinero en el presupuesto europeo para eso. Si gastamos dinero en vallas no habrá dinero para otras cosas”, ha dicho esta mañana la comisaria de Interior, que al acabar la reunión informal con los ministros ha recordado que son los 27 y el Parlamento los que le recortan las partidas destinadas a sus áreas de responsabilidad. 

Apenas dos horas después de que acabar la reunión informal de los titulares de Interior, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha enviado una carta a los líderes de los 27 para profundizar un poco más en la hoja de ruta del gobierno comunitario hasta que se alcance el pacto migratorio. El énfasis lo pone en el refuerzo de las fronteras exteriores de la UE, la solidaridad con los países que tienen más presión, solventar los problemas en los procesos de retorno y trabajar con los terceros países.

Proyecto piloto para mejorar los retornos

 “Las relaciones con los socios deben reflejar un equilibrio que incluye resultados en la reducción de las salidas irregulares y la intensificación del los retornos al mismo tiempo que se reconocen los intereses de los países socios y se hace frente a las causas la migración irregular a través del compromiso estratégico y las inversiones para apoyar la educación, creación de oportunidades de negocio y fomentar la creación de empleo”, señala la misiva, que da un enfoque en positivo a las políticas de la Unión, como los visados, la financiación, la cooperación o el comercio, que se pueden utilizar como “señales claras para los socios sobre los beneficios de cooperar con la UE”.

Von der Leyen pone la frontera entre Bulgaria y Turquía como una prioridad, pero no habla de construir muros sino de reforzar el personal, el control y la financiación para infraestructuras y equipamiento. También apuesta por reforzar las capacidades de búsqueda y salvamento y la vigilancia fronteriza en las fronteras marítimas y terrestres de Túnez, Egipto y Libia para la ruta del Mediterráneo y abordar con los países del norte de África los procesos de deportación así como desplegar guardias fronterizos de Frontex y patrullas conjuntas para apoyar la gestión de las fronteras en los Balcanes Occidentales.

Dado que las deportaciones se ha convertido en el centro del debate, la presidenta plantea un proyecto piloto para el primer trimestre de 2023 con los países interesados para agilizar los procesos de identificación, acogida o retorno inmediato. En primavera habrá una recomendación para utilizar una nueva función del Sistema de Información Schengen para que los estados miembros conozcan si otro ya ha denegado el asilo.