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Los libreros se llevan el polvo de los libros usados de la FILC de El Cairo

Los libreros se llevan el polvo de los libros usados de la FILC de El Cairo

EFE

El Cairo —

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Hossam Said exhibe pilas de libros garabateados y empolvados en Azbakiya, un zoco del centro de El Cairo convertido en apresurada versión alternativa a la Feria Internacional del Libro de El Cairo (FILC) que hoy abrió su 50 aniversario sin los libros de segunda mano.

La FILC celebra desde hoy su medio siglo en unas nuevas instalaciones ubicadas en un suburbio acomodado y de difícil acceso en transporte público de El Cairo.

El objetivo de la organización era realizar un evento “moderno, con gran presencia del diseño” y “de referencia en Oriente Medio”, según explica a Efe Islam Bayoum, director de la FILC.

Pero los límites de espacio llevaron a imponer cupo a los puestos de venta de libros de segunda mano y dar espacio únicamente a 33.

La respuesta de 118 libreros fue plantarse y montar desde el 15 de enero su propia versión de una feria en un zoco lleno de librerías y de curiosos en busca de tesoros empolvados, con garabatos y anotaciones en páginas que no recuerdan por cuantas manos han pasado.

“Muchos clientes me piden que no quite el polvo de los libros porque les parece muy auténtico y les encanta”, explica el librero Said mientras muestra, entre risas, un ejemplar tan empolvado que apenas deja leer el título de la obra.

Lejos de estar preocupados, los vendedores como Said saben que el libro de segunda mano es tendencia y piensan sacar tajada de la situación con una rebaja del precio y un incremento de la oferta de los ejemplares más antiguos y más difíciles de encontrar de Oriente Medio.

En este espacio abierto con casetas apiladas a los lados de estrechos corredores centenares de jóvenes buscaban hoy su piedra filosofal en forma de libro, abrumados por la ingente oferta de ejemplares que inundan las calles del zoco.

Mona Abdu, una estudiante egipcia de 27 años, pasea por el zoco en busca de gangas mientras se deja llevar por la marea de universitarios que la empuja por los pasadizos de Azbakiya.

Cuando encuentra la oportunidad de refugiarse en una de las casetas, forrada en papel de periódico, rebusca entre los libros con delicadeza para no dejar su huella en la polvorienta cubierta del ejemplar.

“Estos libros son imposibles de encontrar en cualquier otro sitio”, dice Abdu a Efe.

Admite que le “encantan las ediciones antiguas”, que estos días oscilan entre 3 y 20 libras egipcias (entre 0,17 y 1,12 dólares).

“La feria pierde la esencia sin nuestra participación. Ya no está el elemento más importante, nosotros, que atraemos a todo tipo de gente que nos viene a ver expresamente. Espero que los organizadores revisen sus cuentas y el año que viene nos dejen asistir a todos”, asegura a Efe Said.

La respuesta del público parece darle la razón.

La oleada de gente que se dirige y sale de la parada del metro, ubicada dentro de Azbakiya provoca un caos y una afluencia de gente imposible de gestionar por los comerciantes ni la Policía, que trata de abrir espacio por los estrechos pasillos para desalojar a vendedores ambulantes que no cuentan con la licencia del zoco.

Entre el bullicio, sentado sobre una pila de revistas y libros fechados a principios del siglo pasado, uno de los libreros más veteranos de Azbakiya, Hassan Harby, de 63 años, es el alma del zoco, uno de los comerciantes más aclamados por los clientes y los otros vendedores, asegura él mismo.

Harby asevera a Efe que, aunque la FILC hubiera abierto 33 plazas para libreros de segunda mano, él jamás iría sin sus compañeros.

Es por esto que muestra convencido del éxito de la feria alternativa de este ilustre zoco del centro de El Cairo.

“Este año, el libro de segunda mano solo se encuentra en Azbakiya”, sentencia.

Aya Ragheb y Carles Grau Sivera

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