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La UE, sin avances sobre un limite al uso de biocombustibles tradicionales

EFE

Bruselas —

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Los ministros de Energía de la Unión Europea (UE) volvieron a mostrar hoy su división sobre la limitación del uso de biocombustibles tradicionales -los producidos a partir de cultivos-, lo que deja un estrecho margen para cumplir el objetivo de cerrar un acuerdo sobre la materia este mes.

“Es un asunto muy difícil, hay puntos de vista divergentes”, afirmó el ministro irlandés de Energía, Pat Rabbitte, en una rueda de prensa al término de la reunión.

No es la primera vez que los Veintisiete muestran sus divergencias sobre este asunto, que quedaron también patentes en el anterior Consejo de ministros de Energía de febrero y en el último Consejo de ministros de Medio Ambiente, celebrado en marzo.

Aunque existe un consenso general sobre la necesidad de amortiguar los efectos negativos que tienen el uso de los biocombustibles tradicionales, en particular sobre los precios de los alimentos, los países no logran ponerse de acuerdo sobre el modo de abordar la cuestión.

La Unión Europea se marcó como objetivo para 2020 que el 10 % de los combustibles utilizados en el transporte sean biocombustibles, sin importar su origen.

En este marco, la Comisión Europea (CE) presentó una propuesta en octubre para limitar a un 5 % los biocombustibles provenientes de cultivos, de modo que la mitad restante deberá ser cubierta con biocarburantes de última generación, fabricados a partir de residuos y otras fuentes alternativas, como la paja.

La idea es impulsar aquellos biocombustibles que emiten menos gases de efecto invernadero que los combustibles fósiles, a la vez que no interfieren en la producción de alimentos, como sí sucede en el caso de los que se fabrican a partir de maíz, trigo, remolacha, colza u otros cultivos.

Sin embargo, varios países -como España- temen que este cambio perjudique a las inversiones ya hechas en el sector de los biocombustibles tradicionales, mientras favorece a los de última generación, menos desarrollados.

Rabbitte explicó que se celebrará un grupo de trabajo antes del final de este mes con el objetivo de tratar de concretar avances en este asunto, en el que participarán expertos de Naciones Unidas que expondrán los efectos que tiene el uso de biocombustibles tradicionales en el precio de los alimentos.

Por otra parte, los ministros de Energía europeos reafirmaron su compromiso de lograr un mercado único energético en 2014 y que ningún país esté desconectado de las redes europeas de electricidad y gas en 2015.

“Durante estos dos años tenemos que completar este mercado, tenemos un acuerdo claro (...) y hoy hemos hablado de los siguientes pasos a dar”, señaló el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, en la misma rueda de prensa.

Los ministros debatieron en este punto la conveniencia de mantener tarifas eléctricas reguladas e invitaron a los Estados miembros a “considerar la necesidad de mantener estas medidas y tomar acciones apropiadas”, según las conclusiones de la reunión.

Los Veintisiete matizaron que, en cualquier caso, los países tienen que “tener en cuenta las condiciones económicas” a la hora de evaluar el mantenimiento o no de las tarifas eléctricas.

Las tarifas reguladas son objeto de preocupación en Bruselas, que apuesta por su retirada gradual, teniendo en cuenta a los consumidores vulnerables y las condiciones de cada país, una recomendación que ha hecho a España en varias ocasiones.

El déficit tarifario acumulado por España superaba al cierre de 2012 los 29.000 millones de euros, tras aumentar en ese ejercicio en 5.609 millones de euros, lo que supone un incremento superior en un 45,7 % al registrado el año anterior.

Otra de las cuestiones que los Veintisiete debatieron es la retirada gradual de las subvenciones que resultan “económicamente o medioambientalmente dañinas”, como las que reciben los combustibles fósiles, tal y como se refleja en las conclusiones del Consejo.

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