Los robos durante la última campaña agrícola de la aceituna se redujeron en un 41,62 % en Badajoz, provincia donde se dan la mayor parte de estas infracciones en Extremadura.
La delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, ha explicado que las infracciones penales pasaron de las 197 de la anterior campaña a las 115 en la actual, lo que permitió que los kilos sustraídos se redujesen en un 29 por ciento. Se pasó de los 516.520 kilos de aceituna robados durante el pasado año a los 366.681 en esta campaña, y además se recuperaron en este ejercicio un total de 135.779 kilos, 81.664 más que en 2016.
El incremento de las labores de vigilancia y control o la aprobación del decreto sobre trazabilidad de uvas y aceitunas, texto que entró en vigor el pasado 21 de octubre, son algunas de las razones que explican estos descensos, ha manifestado el teniente coronel de la Guardia Civil José María Rangel.
Importancia de la trazabilidad
Durante esta campaña, donde se han producido tres operaciones de relevancia contra estos delitos, se ha detenido a un total de 36 personas. El responsable de la Benemérita ha valorado el papel del Decreto sobre trazabilidad para reducir las infracciones, un descenso producido además en un contexto de precios al alza.
Este texto permite a la Guardia Civil realizar una investigación más a fondo y no en vano una de las grandes operaciones se llevó a cabo “a posteriori” del robo, mientras os agentes certificaban documentaciones en puntos de venta.
Este texto ha obligado a los infractores a cambiar el modo de efectuar los robos pues se ha pasado de sustraer pequeñas cantidades varias veces en un mismo lugar a optar por un solo robo de muchos kilos o a falsificar documentos sobre la trazabilidad del producto.
El responsable de la Guardia Civil ha indicado que, en relación al Decreto, debe darse “algún paso más”. Apunta que se debe controlar todo el movimiento del fruto dentro de la provincia.
Además, el conocimiento de los robos acontecidos en años anteriores ha permitido a los agentes a llevar a cabo investigaciones “más concretas” y en lugares específicos. Los sucesos se producen principalmente en la provincia de Badajoz pues las explotaciones cacereñas son más serranas y pequeñas, lo que hace más difícil la sustracción del fruto y, por lo tanto, son prácticamente esporádicas. La provincia pacense tiene un total de 167.543 hectáreas dedicadas al cultivo del olivar.