Fides Banca Ética, la confianza como aval

Esmeralda Torres

Presentar una estabilidad laboral o una solvencia y capacidad de ahorro son algunos requisitos para la obtención de un crédito en la banca convencional. Unas condiciones difíciles de reunir en los tiempos que corren, especialmente por personas en riesgo de exclusión social. Como alternativa, nace una red de entidades asociativas que, como Fides Banca Ética, ofrece fines económicos “a todas aquellas personas que no tienen acceso a los servicios financieros usuales”, explica su presidenta en Badajoz, Laly Serrano.

Fides Banca Ética nació en 2013 como la tercera banca ética de Extremadura, después de Banca Ética Badajoz y ABA Mérida. En estos dos años, han financiado diez proyectos sociales. Entre ellos, tres anticipos de becas universitarias, la apertura de dos puestos de “chuches” y la creación de una academia.

“En el caso de los créditos para negocios, suele ser muy habitual que se pidan por falta de liquidez para empezar”, explica Serrano, que pone como ejemplo el caso de Arismendi Caicedo, un empresario de origen colombiano que en julio abrió una tienda de productos de importación latina.

“Los inmigrantes tenemos las cosas más difíciles y aún más estando en el paro y con una hipoteca. Me lo denegaban por todos lados”, recuerda Caicedo. Ante esta situación, contactó con Fides Banca Ética y todos los obstáculos se volvieron facilidades. “Me dijeron que no me preocupara, que el mes que no pudiese dar nada no lo diese o solo diese lo que pudiese”, narra el comerciante.

El crédito de este colombiano ascendió a 1.000 euros a devolver en cuotas de 50 euros, una deuda que ya ha subsanado con la subvención que recibió al abrir su negocio.

Hasta 2.000 euros

La filosofía de Fides Banca Ética se basa en poner a disposición de personas en riesgo de exclusión social o con dificultades cuantías económicas que promuevan fines sociales y culturales. “Intentamos divulgar otro tipo de economía transmitiendo un mensaje de esperanza allí donde no llegan los bancos”, dice la presidenta.

Esta banca ética posee un fondo que ronda los 30.000 euros gracias a sus 50 socios que han colaborado con aportaciones que oscilan entre los 50 y los 1.000 euros. Este capital les obliga a establecer como máximo en unos 2.000 euros las cuantías que prestan así como a analizar detenidamente cada propuesta.

“Estudiamos la viabilidad del proyecto que nos presentan y la persona que nos lo hace llegar”, detalla Serrano, “y si no es una persona de nuestra confianza, pedimos un aval moral”. Según explica, a este aval se le pide que ingrese en la asociación un 20% del crédito a modo de fianza que le será entregado nada más devolverlo.

Al igual que un préstamo convencional, estos créditos sociales están regidos por un contrato que recoge la cuantía, la fecha de solicitud y de devolución y los plazos establecidos. El período de devolución varía en función del caso, “pero como mucho un año o dos”, asevera la presidenta.