Incentivos fiscales, menos trabas administrativas, infraestructuras modernas y un puerto más implicado en la sostenibilidad y la exportación. Es lo que han reclamado este miércoles representantes del sector industrial balear en el marco de la jornada 'El puerto: motor económico de Balears', impulsada por la Autoritat Portuaria de las islas y organizada por elDiario.es con el objetivo de analizar el papel estratégico de las instalaciones portuarias como motor económico, generador de empleo y elemento clave en la diversificación de la economía del archipiélago.
La tercera mesa de la jornada, titulada 'La exportación del producto balear: retos y oportunidades', ha puesto el foco en la internacionalización de la producción local y ha contado con la presencia de Mai Monterrubio, CEO de la firma textil MyUniform; José Luis Roses, propietario de Bodegas J.L. Ferrer y presidente de la DO Binissalem; Xisco García, director comercial de El Zagal (marca vinculada a la IGP Sobrassada de Mallorca); Sergio Bertrán, gerente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB); y Toni Monjo, director gerente de la Asociación de Industriales de Mallorca (Asima). El debate ha sido moderado por el periodista Santiago Torrado, colaborador de elDiario.es en Menorca.
En su intervención, Monjo ha apuntado a uno de los grandes desafíos de las empresas isleñas: los elevados costes derivados de la insularidad. “Los costes en la isla son altísimos para traer un producto o materia prima para luego transformarlo en otros. Al final, esto provoca que, como no eres competitivo, muchas empresas se vayan a la península o, incluso, produzcan en continentes asiáticos para después importarlos ya fabricados desde allí y poder consumirlos aquí”, ha señalado el empresario.
“Al final sale mucho más a cuenta enviar esos productos a la península, tenerlos almacenados allí y luego transportarlos cuando sea necesario, e incluso tenerlos en zonas francas donde no se paguen impuestos por la nacionalización, hasta que tú decidas si deseas consumirlos en la propia isla o en el resto de España, o si deseas exportarlos”, ha apuntado por su parte Monterrubio.
En este contexto, el responsable de Asima ha propuesto la creación de una zona franca en el puerto de Palma, similar a la de Las Palmas y Tenerife, que permita reducir impuestos y facilitar la exportación de productos fabricados en Mallorca. “Eso sí sería un motor económico de la isla y nos ayudaría a desestacionalizar”, ha abundado.
Insularidad y costes: el lastre estructural
Se trata de una propuesta que ha encontrado eco en el resto de ponentes, conscientes de que la falta de incentivos fiscales resta competitividad a las empresas locales. En este sentido, Bertrán ha subrayado que lo que reclaman los empresarios no es una ventaja, sino igualdad de condiciones con quienes producen en el territorio continental. El representante de CAEB ha manifestado que, aunque la media de facturación de las empresas exportadoras “todavía es la más baja de España”, en el último año la venta de productos en el exterior ha crecido un 11%, lo que, ha destacado, “significa que siendo Balears una región que todavía no exporta mucho, lo hace cada vez más y a más países”, lo que evidencia un potencial en expansión.
Los representantes de los sectores productivos presentes en la mesa han coincidido así en una reflexión: el puerto no solo debe ser un punto de entrada de mercancías, sino también un eje de diversificación de la economía balear, excesivamente dependiente del turismo, así como un aliado estratégico para la industria local. “Diversificar no es disminuir otros sectores, sino hacer más cosas de las que ya se hacen”, ha recalcado Bertrán, quien ha defendido que la exportación de bienes y productos debe consolidarse como una vía real de progreso.
Los polígonos, el 20% del PIB balear
Monjo ha destacado la importancia de los polígonos de Mallorca, especialmente los de Son Castelló y Can Valero -donde se ubican más de 2.000 empresas y 20.000 trabajadores-, dado que generan el 20% del PIB balear. Además, una vez traspasados los muelles, la práctica totalidad de las mercancías que llegan a la isla es trasladada a estas áreas industriales. Monjo ha manifestado, además, que Asima lidera la Federación Balear de Polígonos en Balears, donde existen un total de 53 polígonos. “Poco a poco estamos intentando ayudar a los polígonos que no están asociados a que lo hagan para que puedan generarse esas sinergias y colaboraciones público-privadas”, ha añadido.
En esta línea, ha aseverado que su papel pasa por “lidiar con la administración” para que estas infraestructuras “estén adaptadas a los tiempos de ahora”. El polígono Son Castelló, ha ejemplificado, se construyó hace 60 años. También ha apuntado que trabaja con las instituciones públicas para ver a qué líneas de ayudas pueden acceder, al tiempo que ha recordado la aprobación de la ley de polígonos, que refuerza “esa colaboración público-privada para, de forma estratégica y conjunta, sacar proyectos adelante”.
Por su parte, Xisco García ha insistido en la importancia del puerto para su sector, principalmente debido a que la sobrasada es un producto refrigerado que no puede transportarse por otra vía. Asimismo, ha subrayado que la relación con la administración en ocasiones podría ser más ágil a nivel burocrático y ha opinado que debería haber mejoras logísticas dirigidas a facilitar el transporte desde fábrica a puerto e incorporar a las negociaciones sobre este punto a los propios transportistas. El director comercial de El Zagal ha señalado que el 90% de la sobrasada que se produce en Mallorca se exporta fuera de la isla.
Puerto y sostenibilidad
El vínculo entre el puerto y la sostenibilidad ha sido otro de los ejes en torno a los cuales ha girado el debate de esta mesa. Monterrubio ha propuesto que la Autoridad Portuaria impulse transportes más sostenibles y sistemas de certificación ambiental para las empresas que operan en el recinto portuario. También ha planteado la puesta en marcha de proyectos de economía circular, como aprovechar los residuos textiles o materiales náuticos del puerto para su reutilización. “En nuestro caso, el 100% de nuestra línea es totalmente ecológica, y además tenemos placas solares para producir casi más de lo que consumimos”, ha manifestado.
Roses ha coincidido en la apuesta por la sostenibilidad, destacando, en su caso, el papel pionero del sector vitivinícola en el reciclaje del vidrio, que en Mallorca alcanza el 95%. Desde la experiencia del vino, ha reclamado más frecuencia y agilidad logística: “Lo ideal sería mejorar siempre los tiempos, ser más ágiles y tener más frecuencias”. El empresario ha recordado: “Hace diez años todo el mundo hablaba de globalización. Ahora se habla más de producto local y de garantía de la cadena de suministros. Hace pocos años se rompió absolutamente la cadena de suministros a nivel mundial y eso nos hace pensar que tenemos que cuidar esa resiliencia”. Al término del debate, los ponentes han coincidido en expresar un deseo común: que el puerto de Palma se convierta en un referente internacional de exportación y sostenibilidad.