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Telares artesanos que triunfan en la era post industrial

Isaac Altable

Los hilos van y vienen hasta convertirse en tela. La tela se dobla y se corta, se cose …Se transforma en piezas. En ropa. Esta actividad, milenaria, está vinculada ancestralmente al ser humano. Y al mismo tiempo ha sido protagonista de revoluciones industriales, tecnológicas y sociales. Los telares son historia y vanguardia. También son campo abonado para modos y formas de trabajo cercanos a la explotación. Todo eso son los telares. Pero también son mucho más.

En Terrassa (Barcelona) son palanca de avance para mejorar la sociedad sin perder de vista su carácter comercial.

A Marta se le ocurrió hace muchos años que el trabajo del telar (en apariencia complicado) podría ser un método ideal para que personas con discapacidad mental dieran un paso adelante. Los telares manuales y artesanos, antaño motores industriales de la zona de Terrassa (Barcelona) podían ser otro tipo de motor. Y, además, podían erigirse en una actividad económica en sí misma. Así que más de 28 años, se pusieron manos a la obra para sacar adelante Teixidors. El proyecto “se nutre de la esencia del trabajo artesanal, sus herramientas, procesos y actitud. Utilizamos los clásicos telares de madera, hilamos las mejores materias primas (lana merino, cashmere, lino...) y seguimos un proceso estrictamente manual. Este es el origen de nuestro trabajo, una receta que combina tradición y visión de futuro”, definen desde la cooperativa a la hora de hablar de sí mismos.

Teixidors, al fin y a la postre, es una cooperativa donde ponen su esfuerzo más de 45 personas. El sello que los distingue: la singularidad. Con ese nicho han podido ir hacia adelante y rentabilizar el trdebajo de sus talleres. Telares manuales, artesanos donde se da un carácter diferente a las prendas de manera que el que vende y el que compra sabe que se lleva algo especial. Desde los materiales que manejan (por ejemplo, el cashemere los trabajan de manera que se utiliza el mínimo de tejido para no promover la sobreexplotación de las cabras que la producen) hasta los patrones que acaban llegando a los usuarios.

Juan, Jaume, Joan, Antonia, Dolors y José Antonio son el equipo gestor. La piedra angular: los tejedores. Un oficio que requiere al menos cuatro años de aprendizaje y una dedicación de auténtico profesional. Los hilos se cruzan, las manos los guían, los pies ajustan y activan los pedales… Luego llega la confección de prendas más bien únicas. Y, como cualquier otra empresa, después toca la venta. Cualquier interesado puede mirar en la página web de Teixidors dónde hay un distribuidor de sus prendas. Sólo en España se va a encontrar con tiendas en Barcelona, Madrid, Donostia, Sevilla… Pero es que además, Teixidors dedica el 30% de su producción a la exportación. La ropa llega a Francia, Alemania, Austria, Noruega, Suecia, Estados Unidos y Australia, y se “expone en las ferias de interiorismo de prestigio internacional en ciudades como Milán y Nueva York”.

El proyecto, de éxito empresarial y social, es decir del emprendimiento al que ponemos el foco en estas entradas, acumula premios y reconocimientos como el Premio Nacional de Artesanía 2008, Premio Bufi y Planas y Premio José María Piñol, ambos de 2009, o el más reciente, de 2010, la Placa President Macià otorgada por el Departamento de Trabajo de la Generalitat

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