En marzo de 2018, durante una audiencia en el Capitolio, la senadora Kamala Harris preguntó una y otra vez, de manera directa y cortante, al entonces fiscal general Jeff Sessions si se había reunido con empresarios rusos durante la campaña presidencial de 2016. Después de varias evasivas, Sessions elevó la voz y dijo, casi suplicando: “No soy capaz de acelerar tan deprisa, me pone nervioso”.
Unos meses después, Harris interrogó al aspirante a juez del Supremo Brett Kavanaugh con el mismo estilo: una sola pregunta corta y directa, interrumpiendo al interrogado que divagaba sin contestar. Kavanaugh acabó perdiendo los nervios en esa audiencia, gritando y llorando.
La mayor parte de su carrera, Harris ha sido fiscal, primero de San Francisco y luego de todo el estado de California. Ella fue la primera mujer elegida como fiscal general. Los interrogatorios, frecuentes en el Senado de Estados Unidos, por las investigaciones y audiencias continuas, la han hecho famosa y han cincelado su imagen desde que fue elegida en 2016. Ha sido senadora y, desde este miércoles, es la primera mujer en ocupar la Vicepresidencia de EEUU.
Escribe María Ramírez