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The Guardian en español

¿Puede la extrema derecha formar gobierno en Países Bajos?

El líder del partido ultra Partido de la Libertad (PVV), Geert Wilders, ha sido el más votado.

Senay Boztas

Amsterdam —

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En un resultado sorprendente, descrito como el mayor cambio jamás visto en Países Bajos, el Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, de extrema derecha y contrario al islam, se ha convertido en la principal fuerza del Parlamento neerlandés.

El PVV obtendrá 37 escaños de los 150 de la Cámara Baja, con lo que ya está casi a mitad de camino de los 76 necesarios para formar una mayoría.

El resultado es “una enorme sorpresa”, dice Sarah de Lange, profesora de pluralismo político en la Universidad de Ámsterdam. Poco después de medianoche, Lange tuiteó: “¿Qué acaba de pasar en Holanda?”.



¿Y ahora qué?

Los holandeses tienen uno de los sistemas multipartidistas más proporcionales y fragmentados del mundo, lo que significa que es difícil formar una coalición y tampoco se vota directamente a un primer ministro.

Para formar una mayoría, algo que la web parlamentaria describe como “un proceso complejo y apasionante”, los líderes de los partidos políticos nombran a un 'explorador' para iniciar las conversaciones. Una semana después de las elecciones, el Parlamento en funciones nombra a un 'formateur' para llevar a cabo las negociaciones.

Si hay una alianza potencial, el 'formateur'–probablemente el próximo primer ministro– concluye las conversaciones, repartiendo los puestos ministeriales y del gabinete según el número de escaños de los partidos y sus preferencias políticas. Firman un acuerdo de coalición, normalmente tan grueso como una novela de Charles Dickens, presentan sus planes en el Parlamento y se somete a un voto de confianza.

Parece sencillo. ¿Lo es?

Ni mucho menos. El último gobierno tardó 271 días en formarse.

Esta vez parece especialmente espinoso. Por primera vez, Wilders tiene el partido más grande y declara que “ya no puede ser ignorado”, pero no está nada claro si podrá conseguir suficientes apoyos para formar una coalición. Tampoco está claro, sin embargo, si los demás partidos podrán dejar fuera al PVV como han hecho en elecciones anteriores cuando el partido quedó segundo o tercero.

Dilan Yeşilgöz-Zegerius, líder del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), de centroderecha, ha dicho que no formará parte de un gobierno bajo un hombre al que considera divisivo y declaró la noche de las elecciones: “He dicho que no creo que eso ocurra porque el señor Wilders no puede formar una mayoría”. La pelota, indicó, está en el tejado de Wilders.

El bloque de izquierdas liderado por Frans Timmermans ha descartado la posibilidad. Wilders necesita al VVD y sus 24 escaños.

Otro actor clave es Pieter Omtzigt, líder del partido de centroderecha Nuevo Contrato Social. Durante la campaña también excluyó trabajar con Wilders debido a sus planes anticonstitucionales de prohibir las escuelas islámicas, las mezquitas y el Corán.

Pero la noche de las elecciones, Omtzigt pareció adoptar un tono más cauteloso: “Estamos disponibles para gobernar. Es un resultado difícil. El jueves discutiremos cuál es la mejor manera de contribuir”.

Una coalición del Partido Liberal, el VVD y el NSC sumaría unos 81 escaños, pero que sea posible es otra cuestión.

¿Otras opciones?

Solo si Wilders no logra formar una coalición, otros podrían intentarlo. Pero una alianza de izquierdas parece prácticamente imposible. Un gobierno frágil que se enfrente a problemas como la inmigración, la vivienda y el coste de la vida podría caer fácilmente y provocar nuevas elecciones.

“La formación del gobierno es realmente una caja negra para los votantes”, afirma Matthijs Rooduijn, profesor asociado de Ciencias Políticas de la Universidad de Ámsterdam: “Realmente no es posible votar a los responsables políticos directa o indirectamente. Esa puede ser una de las razones de la frustración de algunos votantes”.

Los nuevos diputados juran su cargo el 6 de diciembre y, hasta que haya un nuevo gobierno, el primer ministro saliente, Mark Rutte, dirige las cosas con los ministros actuales. Algunos observadores sugieren que estos periodos de gobierno provisional son los más suaves.

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