El artista y su violín
Mientras en las calles de Pamplona sonaba la fanfarria y el jolgorio era absoluto para iniciar 204 horas de fiesta ininterrumpida, en el frontón Labrit un artista afinaba su violín para deleitar a los presentes. Llevaba demasiado tiempo sin hacer sonar las cuerdas de la sinfonía celestial. Aquella vieja partitura parecía olvidada. 15 meses después de su terrible lesión en la final del Parejas 2013, rotura del tendón de Aquiles, Pablo Berasaluze recuperó su chispa, ritmo y poderío rematador.
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