El descontento popular por el desastre
Un desastre natural de las dimensiones que está alcanzando la explosión de la plataforma petrolífera en el Golfo de México, podría pasar factura al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. La mayoría de los ciudadanos estadounidenses cree que el mandatario carece de planes concretos para contener el vertido, reducir el desempleo y apostar por las energías renovables en detrimento de los combustibles fósiles, según un sondeo publicado este lunes por la cadena CBS y el diario The New York Times.
El 59 % de los estadounidenses (un 64 de los que viven en la costa del golfo) piensa que Obama no tiene un plan claro para gestionar la crisis causada por la marea negra de la petrolera británica BP. A pesar de que en su discurso de la semana pasada reveló los planes de su Gobierno para contener el vertido, sólo un 32 % opina que el presidente tiene definida con claridad su estrategia para lidiar con la mayor catástrofe medioambiental de la historia de Estados Unidos.
En su discurso, el primero pronunciado por Obama a la nación desde la Casa Blanca, el mandatario insistió además en la necesidad de actuar contra la “adicción” de los estadounidenses a los combustibles fósiles. Sin embargo, sólo un 41 % de los ciudadanos encuestados piensa que su presidente tiene claros sus planes para desarrollar energías limpias, mientras que el 45% cree que Obama sí tiene definida esta estrategia, indica el sondeo.
Al hablar de empleo, la opinión de los estadounidenses sobre Obama se mantiene en la misma línea. El 54% considera que su presidente no tiene definida cuál debe ser la estrategia para reducir el paro en el país, y sólo un 34 % sostiene lo contrario.
Por otra parte, dos de cada tres estadounidenses se muestra a favor de la decisión del Gobierno federal de aprobar una moratoria sobre las perforaciones petroleras submarinas. Además, uno de cada dos encuestados cree que BP no va a indemnizar adecuadamente a los afectados por la marea negra y sólo uno de cada diez opina que la petrolera británica pagará por los daños causados.
Y es que la petrolera británica BP ya ha informado de que el vertido le ha costado por el momento más de 2.000 millones de dólares (casi 1.614 millones de euros) entre compensaciones y los esfuerzos para contener e impedir que continúe la fuga de crudo.
Según informó la compañía en un comunicado, esta cantidad incluye el coste de la respuesta al vertido, su contención, la perforación de pozos auxiliares, los subsidios a los estados del Golfo, las reclamaciones pagadas y los costes federales.
El pasado 16 de junio BP anunció un paquete de medidas que incluía la creación de un fondo de 20.000 millones de dólares para satisfacer algunas obligaciones que emanan del vertido. La petrolera considera que “es demasiado pronto para cuantificar otros potenciales costes y responsabilidades asociados con el incidente”.
Hasta la fecha, precisa el comunicado, la petrolera británica ha recibido más de 65.000 reclamaciones y ha realizado más de 32.000 pagos, que ascienden ya a más de 105 millones de dólares (84,7 millones de euros).
Catástrofe anunciada
Por otro lado, la polémica sobre las medidas de seguridad de la empresa petrolera sigue creciendo. Tyrone Benton, un empleado de Deepwater Horizon, la compañía que operaba el pozo de BP en el Golfo de México, alertó a la petrolera británica de una fuga en el equipo de seguridad de la plataforma semanas antes de la explosión ocurrida a finales de abril.
Según relató este empleado a la BBC, la fuga no fue arreglada en ese momento,
sino que en lugar de ello se cerró este sistema y se pasó a depender de otro. Desde BP, afirman que los propietarios del pozo, Transocean, eran los responsables del mantenimiento de ese equipo, mientras que Transocean asegura que probó el artefacto con éxito antes de que se produjera la explosión en la que murieron once de los trabajadores de la plataforma.
Ese día, el 20 de abril, el sistema que previene explosiones (BOP) falló. Dicho sistema tiene como objetivo cortar y sellar la tubería principal del pozo. Segun Benton, “vimos una fuga [...] informamos a los hombres de la compañía”. “Tienen una oficina de control donde podían apagar ese contenedor y encender el otro, para que no tuviéramos que suspender la producción”, indicó.
El trabajador dice que su supervisor envió un correo electrónico tanto a BP como a Transocean para informar sobre la fuga cuando ésta fue descubierta. Sin embargo, Benton dice no saber si el contenedor del sistema de prevención de explosiones fue accionado de nuevo o no antes de que se produjera la tragedia.
Según él, reparar el contenedor de control habría llevado a tener que suspender temporalmente la extracción del pozo, en un momento en que BP estaba pagando 500.000 dólares al día para que éste estuviera operativo a Deepwater Horizon.
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