El Racing se agarra a la UEFA
Tras este resultado, el Racing se coloca cuarto del grupo A de la UEFA con dos puntos en cuatro partidos. En una fase en la que logran el pase a dieciseisavos los tres primeros clasificados, los de Juan Ramón Muñoz están obligados a buscar la victoria ante el Manchester City en la última jornada para seguir vivos en la UEFA.
No comenzaron bien las cosas para los montañeses. Y es que apenas se cumplían cinco minutos de juego cuando Mateja Kezman adelantaba al conjunto parisino tras un clamoroso error en cadena de los cántabros. Tras un fallo de Toño en la salida, Lacen se relajó de manera inexplicable y permitió que el ariete serbio le robara la cartera para marcar a placer.
Perdonaría poco después el ex atlético, mandando a las nubes un balón cedido por Pancraté. Esta vez Toño sí acerto en su salida, y taponó toda opción del atacante rival. Los verdiblancos reaccionaban al ritmo que sus tres piezas de ataque entraban en juego, pero pronto se encontrarían con otro gol en contra.
De nuevo protagonizado por Kezman, que esta vez ejerció de asistente para que Peguy Luyindula definiera de manera impecable, de primeras y al palo corto, sin dejar lugar a la respuesta de una defensa cántabra que dejó descuidada su espalda.
El partido parecía sentenciado, y así lo pensaron los de Paul Le Guen, que pasaron a encerrarse atrás y tratar de conservar el resultado. Fue su error y pronto su castigo. El Racing, que no enterró el hacha de guerra, empezó a animarse, a volcarse al ataque y a hacerse un poco dueño del partido.
CERCA DE LLEVARSE EL PARTIDO
Si los renovados ánimos fueron importantes, no menos lo fue el tanto que llegaría justo a las puertas del descanso. En un balón al corazón del área, la cabeza de Sammy Traoré emergió de entre todas las demás para despejar, pero el cuero salió despedido hacia su portería y batió a Landreau.
Fue el comienzo de la reacción, y poco importó el receso. Sabedor de sus posibilidades, el Racing de Santander saltó al terreno de juego volcado al ataque, imponiendo una rapidez y una verticalidad que desbordaron a la escuadra francesa.
Así llegó el gol del empate. Los montañeses culminaron el asedio con un extraordinario cañonazo. Gonzalo Colsa aprovechó un pase paralelo a la frontal para romper el balón de un zapatazo que se coló por la escuadra. El jugador montañés puso así su particular guinda a un partido de mérito en el centro del campo.
En plena efervescencia, siguió intentandolo el Racing. Poco después del golazo del mediocentro, Óscar Serrano mandó al palo otro golpeo lejano. Tal era la sensación de peligro que Le Guen se vio obligado a llenar de cemento la medular para frenar el ímpetu de los santanderinos.
La medida tuvo efecto y los de Muñiz vieron mermadas sus posibilidades en ataque. Aún habría tiempo para una última ocasión, la que cerró el partido. Una falta botada por Munitis se paseó por todo el área sin encontrar delantero ni defensa que la rematara. Sólo Garay logró hacerlo, pero el zaguero estaba ya demasiado escorado como para ver puerta con claridad.
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