La recuperación de los 29 cadáveres de los mineros neozelandeses podría tardar meses

La labor de recuperación de los cadáveres de los 29 obreros que no lograron sobrevivir a las dos explosiones en la mina de carbón cercana a la ciudad de Greymouth, al sur de Nueva Zelanda, se hace cada vez más difícil, ya que no podrán ingresar bajo tierra hasta que disipen los gases tóxicos (metano) que pueden originar una tercera explosión.

Por este motivo, los equipos de rescate, que han trabajado intensamente durante los últimos cuatro días, no bajarán al subsuelo hasta que estos gases terminen de consumirse. Los ingenieros prevén que este descenso sería posible en un plazo de unas semanas o unos meses, cuando podrían recuperar los cadáveres.

Sin embargo, los familiares exigen a las autoridades competentes explicaciones del trágico accidente. Laurie Drew, padre de uno de los mineros, aseguró que las familias también reclamarán una investigación sobre las decisiones que se tomaron durante el proceso de rescate. “Me aseguraré de eso [...] no importa cuánto tiempo lleve. Llegaré a la verdad”, reiteró Drew.

Por su parte, Whitthall, el director ejecutivo de Pike River Coal, la empresa propietaria de la mina, defendió la actuación de los rescatistas, en respuestas a las duras críticas por los familiares de los mineros, quienes consideran que tras la primera explosión, podrían haber bajado a la mina al suponer que los gases tóxicos se habían consumido con la detonación.

“Estas personas también están sufriendo [...] Se dieron cuenta de que si hubieran bajado a la mina ahora estarían muertos”, dijo Whitthall.

Mientras, el Primer Ministro local, John Key, explicó que “el rescate tiene que hacerse de manera que sea seguro para aquellos que lleven a cabo esta misión”, motivo por el cual es necesario esperar hasta tener las condiciones óptimas para ingresar a la mina.