Piden investigar la violencia postelectoral en Irán

La Asamblea de Naciones Unidas tiene una nueva petición sobre la mesa. Después de las innumerables denuncias por la situación de los opositores iraníes, diversas asociaciones defensoras de los derechos humanos han solicitado a la Asamblea General la designación de un enviado especial que se desplace hasta Irán para investigar sobre el terreno las denuncias que afirman que los opositores detenidos en la violencia postelectoral han sido violados o torturados.

Las ONG Human Rights Watch y la Campaña Internacional para los Derechos Humanos en Irán han recordado que unos 400 presos siguen detenidos en la República Islámica acusados por su implicación en las protestas tras los comicios del 12 de junio, en los que el presidente Mahmud Ahmadineyad logró la reelección entre acusaciones de fraude.

Estas asociaciones han señalado que al menos 72 iraníes han muerto a manos de las fuerzas de seguridad del gobierno de Ahmadineyad desde las elecciones, mientras que decenas han sido torturadas o han sufrido abusos sexuales.

Por este motivo, han pedido a través de un comunicado dirigido a los países miembros de Naciones Unidas que aprovechen la visita de Ahmadineyad a la Asamblea General para discutir la crisis iraní. El líder árabe hablará a esta Asamblea el miércoles, en un discurso que será recriminado en los exteriores del edificio por varios grupos que ya han convocado marchas de protesta.

Un ejemplo de estos casos de tortura es el de Ebrahim Sharifi, de 24 años y estudiante de informática en Teherán, quien ha explicado a la prensa que fue uno de los arrestados en las protestas de la oposición. Sharifi ha relatado cómo los agentes le interrogaron, golpearon e incluso violaron durante la semana que permaneció retenido, a finales de junio.

“Me ataron las manos a unas esposas insertadas en la pared, me ataron los pies y me quitaron hasta mi ropa interior”, ha declarado Sharifi. “Después, abusaron sexualmente de mí”, ha recordado en una declaración emitida desde Turquía, donde huyó después de que los servicios de inteligencia iraníes amenazasen con matar a toda su familia.