“Ver para escuchar”
La responsable del Área de Cultura de la Fundación Caja Rioja, Carmen Fernández, ha presentado este viernes, 29 de abril, la exposición 'Música para ver', una muestra sobre instrumentos musicales que podrá visitarse hasta el 21 de mayo en el centro cultural Caja Rioja-La Merced, de lunes a sábado, de 18 a 21 horas.
Se calcula que en el mundo existen unos 3.500 instrumentos musicales. En esta muestra se exponen 200 procedentes de 95 países de los 5 continentes. Son todos originales de cada país que ha ido adquiriendo desde 1980 el coleccionista José Luis Loidi.
El objetivo de la exposición es dar a conocer que en todos los países del mundo existen instrumentos musicales muy parecidos, aunque las distancias entre estos países sean muy grandes. También acercar los instrumentos musicales al público y hacer partícipe a todo el mundo de que la música siempre nos rodea.
Algunas de las piezas que se exponen son: el arpa de Birmania, arpa roja con forma de barco que se utilizaba en la corte hasta hace unos 30 años. Su característica especial es que sólo la tocaban mujeres y es el instrumento nacional de Birmania.
El dhodro-banam (India). Dice la leyenda que el origen de este instrumento son 7 hermanos: 6 hermanos y 1 hermana. Pasaban mucha hambre y decidieron matar a la joven para alimentarse; todos lo hicieron excepto el más pequeño, que enterró bajo un árbol la parte que le había correspondido.
Al cabo de los años, un yogui pasaba por el lugar y escuchó que de la tierra salía un sonido, cogió una rama del árbol y elaboró el primer violín, que dicen es el primer violín que se creó en el mundo.
Tambor reloj de arena, elaborado con 2 cráneos humanos de Mongolia. Es anterior a 1920. Se ha elaborado con dos cráneos pertenecientes a dos personas, un hombre y una mujer, que han muerto en circunstancias violentas. La piel es humana.
La Campana con badajo. Congo. Se utilizaba para un ritual. Se las colocaban a los perros para la caza, su sonido orientaba al cazador por dónde andaba el perro y, de esa forma, podía localizar la pieza.
Así como los tambores Mokko, de 1800. Se utilizaba en las bodas como dote. Se compraba a la mujer con estos tambores y se consideraba un instrumento sagrado.
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