Decenas de personas aprietan al Gobierno con una cacerolada frente a la embajada de Israel: “¡Hay que imponer el embargo!”

Lourdes Barragán

Madrid —
27 de mayo de 2025 19:59 h

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Banderas palestinas, sartenes, cacerolas, pañuelos con estampados de cuadros y silbatos. Este ha sido el uniforme con el que un centenar de personas, aproximadamente, se han reunido este martes frente a la embajada de Israel para cargar tintas contra el genocidio en Gaza. Sobre todo, contra las acciones que el Gobierno ha tomado para evitarlo. “¡No hace falta cambiar la ley! El Consejo de Ministros se reúne cada martes a las nueve de la mañana. Y ellos tienen la potestad legal para imponer un embargo”, gritó un joven ataviado con una kufiya –pañuelos típicos en Oriente Próximo– y subido a un muro elevado frente a los manifestantes. Tenía un megáfono en la mano y leía el manifiesto con el que los convocantes del encuentro, los mismos que ahora mantienen por segundo año consecutivo una acampada por Palestina en los jardines de la Complutense, se rebelaban contra el “apartheid” que se cierne sobre la población gazatí.

Estaban citados a las seis de la tarde y exactamente a esa hora, puntuales, el ruido comenzó a oirse casi desde el metro de República Argentina. Se ubica a escasos metros de la embajada y ha sido allí, muy cerca del consulado ruso y bajo vigilancia de la Policía Nacional, donde hombres, mujeres, mayores o jóvenes han arremetido contra Benjamin Netanyahu o el conflicto entre Israel y Palestina. “Vengo de Majadahonda y no tengo coche, así que he tenido que hacer muchos trasbordos para llegar. Tengo ya 80 años, pero no me importa: esto es insoportable”, se lamenta Pilar, que trata de hacerse oír entre pitidos o golpes de aluminio. Habla directamente de genocidio cuando tiene que nombrar lo que ocurre en Gaza a instancias del Gobierno de Israel. “Es un despropósito, para quien lo comete y para quien lo padece”, sentencia.

Se ha enterado de refilón de la polémica en Eurovisión. La Unión Europea de Radiofusión (UER) amenazó con sancionar a RTVE si sus comentaristas mencionaban la guerra en Gaza durante la final de este año, aunque finalmente se esquivaron con un mensaje de la compañía de radiotelevisión pública contra la masacre al inicio de la retransmisión. “Eso es politiqueo barato. Al final del día lo que importa es lo que hacemos aquí y, sobre todo, lo que hacen ahí”, sugiere señalando hacia arriba con el dedo, en referencia a las instituciones que tienen mano en el asunto.

Durante la lectura del manifiesto, los impulsores de la protesta anunciaron que volverían a verse las caras el próximo lunes, 2 de junio, a la seis y media de la tarde frente a la sede del PSOE en Ferraz. “Vamos a recordarle al socio mayoritario y al gobierno en su conjunto [en referencia a Sumar] que tiene que elegir. Si lo que elige es la negligencia, entonces iremos a Ferraz”, espetó el joven con el megáfono desatando el aplauso y los coros del público, que repetían al unísono esa última frase: “¡Vamos a Ferraz, vamos a Ferraz!”.

Los cántinos empezaron incluso antes del discurso de clausura. Gritos de “asesino”, que apelaban al Gobierno de Netanyahu, o consignas como “aquí están las antisionistas” y “boicot a Israel” impregnaron el ambiente desde el primer minuto. Rodrigo y José Juan, dos jóvenes en la veintena que estudian Historia y Comunicación Audiovisual, respectivamente, también han asistido a la cacerolada. Ambos combinan sus estudios en la universidad con la participación en un sindicato estudiantil que promueve, entre otras causas, la palestina.

“Hay que cortar lazos con Israel y no solo en la venta de armas, sino en todos los aspectos: comerciales, diplomáticos o políticos”, defiende el primero de ellos ante la expresión afirmativa de su compañero. Saben que hay gobiernos nacionales, entre ellos el español, que han reconocido públicamente a Palestina como Estado de pleno derecho, en un gesto diplomático por la franja de Gaza. No obstante, les resulta insuficiente. “Creo que eso solo hace quedar bien a Pedro Sánchez frente a otros Estados europeos, pero de nada sirve si se queda solo en un mero reconocimiento. Es una fachada”, le espeta el joven.

Esta cacerolada tiene lugar cuando se cumplen dos semanas desde que los estudiantes de la Complutense decidieron acampar por segundo año consecutivo en solidaridad con Palestina, a mediados de mayo. “No solo hemos congregado a jóvenes o alumnos, sino a cientos de personas que han quedado consternadas con la declarada anexión de Gaza”, se recalcó en la lectura del manifiesto. “Toda la embajada de Israel es una sucursal antisionista que coordina un entramado de relaciones políticas y económicas con las que sostienen el genocidio. Sellan contratos con los que nuestro gobierno compra tecnología testada en combate. Es decir, que se usa para torturar o vigilar al pueblo palestino”, ha remarcado el portavoz de los allí presentes.

“¡Esta embajada está mejor cerrada!”, corearon el resto. Entre ellos estaba José, un vecino de Carabanchel en la treintena que suscribe estas proclamaciones. En especial, las más críticas contra el gobierno. “No se está haciendo nada que tenga un efecto real, y eso es penoso. Para no ser cómplices, lo primero que habría que hacer es cerrar todos los puertos que tengan como destino Israel. Pero nos conformamos con declarar a Palestina un Estado a la vez que asumimos que coexiste con el ente sionista”, determina, en un nuevo dardo a la política diplomática española.

Una hora después de iniciarse la cacerolada concluyó el discurso y, poco a poco, los asistentes comenzaron a dispersarse. Algunos volverán a casa en pocos kilómetros; otros, pasarán más de una hora hasta municipios como Majadahonda, Alcalá de Henares o Manzanares El Real. La distancia no ha impedido que acudieran a la cita. Queda ver si volverán a recorrerla el próximo lunes para plantarse frente a la sede de Ferraz.