Vive Malasaña pide soluciones ante la oleada de robos en comercios

La asociación de comerciantes Vive Malasaña ha elevado una queja a la Junta del distrito Centro ante lo que ya se puede definir como una ola de pequeños hurtos, robos e incidentes que se están produciendo en el barrio, principalmente en establecimientos de la zona, tanto de día como de madrugada. Su presidente, Raúl Salamanques, va a solicitar una reunión con el área de Seguridad para tratar un asunto que preocupa sobremanera y que casi cada día está arrojando desagradables novedades en forma de sucesos.

El penúltimo de ellos tuvo lugar la madrugada del jueves, cuando alrededor de las 4.00 de la madrugada una vecina de la calle del Pez evitó que entraran a robar al bar El Sobrado llamando a la Policía. Los golpes que estaban dando con una tapa de alcantarilla contra el cristal de una de las puertas del local despertaron a la vecina, en un suceso que recuerda al de la semana pasada en otro bar de la calle Jesús del Valle, al que trataron de acceder también de madrugada, aunque en esa ocasión reventando el cristal de la puerta con un taladro, por lo que los delincuentes fueron descubiertos gracias a la alarma del local.

No parece que los intentos de robo nocturno en establecimientos cerrados tengan mucho que ver con el modus operandi de otros hurtos más comunes -muchos de ellos denunciados ya en este periódico- que se están produciendo en locales de la zona mientras están abiertos, lo cual hace pensar que hay más de un grupo delictivo actuando en el barrio. Los comerciantes exigen soluciones ya.

Los sucesos diurnos se producen al descuido y, al parecer, son cometidos en su mayoría por conocidos del barrio relacionados con el ‘narcopiso’ situado en la antigua portería ‘okupada’ del número 28 de la calle Tesoro donde, de hecho, se puede decir que se encuentra la oficiosa oficina de ‘objetos perdidos’ de Malasaña.

Apuntaban los vecinos del citado inmueble, sufridores principales de las actividades de venta de droga y prostitución que en él se llevan a cabo, que los distintos objetos que se veían acumulados en el patio de la vivienda ‘okupada’ les hacían creer que allí también se recibían artículos robados en la zona.

Malasaña es un pueblo y a poco que se pregunte es sencillo establecer relaciones que dejan muy poco espacio a la duda: si hace unos días un vecino de Tesoro 28 indicaba a este periódico que había encontrado en su portal “una hucha vacía de las que se ponen en los establecimientos para recaudar dinero en beneficio de alguna buena causa”, en la administración de lotería de la calle Pez se denunciaba el robo de la hucha en la que estaban recogiendo donativos para la lucha contra el cáncer infantil.