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Volkswagen se lanza en tromba al asalto del ‘trono eléctrico’

La familia ID. crecerá con un todocamino compacto denominado Crozz.

Motor

El goteo de información proveniente del Grupo Volkswagen confirma la intención inequívoca del consorcio de encabezar la transición hacia el vehículo eléctrico y hasta de disputarle a Tesla su posición en ese trono, que ocupa sin discusión al menos desde el punto de vista de la imagen. Las razones que explican sus prisas son variadas y en su mayoría económicas, pero no se debe olvidar la erosión en su prestigio producida por el escándalo de la manipulación de emisiones, que a su vez tuvo una repercusión financiera cifrada en más de 27.000 millones de euros, solo en multas.

La herramienta clave en la radical transformación del grupo alemán es la plataforma MEB, exclusiva para modelos eléctricos, de la que va a salir una extensa nómina de creaciones tanto de la marca Volkswagen como del resto de las firmas que lo integran. Si Seat, por ejemplo, usará esa base para lanzar su primer eléctrico, el-Born, los de Wolfsburg inaugurarán su familia de coches de baterías con un compacto del tamaño de un Golf, el ID.3, que se presentará a lo largo de este año y se podrá reservar a partir del 8 de mayo.

En el próximo Salón de Shanghái, que se celebrará entre el 16 y el 25 de abril, veremos además el debut de un SUV eléctrico de siete plazas pensado inicialmente para Estados Unidos y China y que recalaría en Europa hacia 2024. Conocido de momento como ID. Lounge, este vehículo sería el de mayores dimensiones salido de la plataforma MEB y competiría con dos modelos de Tesla, el X y el recién desvelado Y.

La familia ID. irá creciendo con un todocamino compacto que por ahora se denomina Crozz y contará con su correspondiente versión deportiva con líneas de cupé, como se está convirtiendo en costumbre. Le seguirán la furgoneta eléctrica que vendría a ser la Bulli del siglo XXI, a la que se llama provisionalmente ID. Buzz, e incluso un buggy eléctrico –otro revival de los 60 y 70– si prospera la propuesta que hemos podido ver recientemente en el Salón del Automóvil de Ginebra.

Por último, que sepamos, Volkswagen prepara un gran sedán eléctrico y cargado de tecnología, el ID. Vizzion, que apuntaría en este caso a otros dos coches de Tesla, el Model S y el Model 3, en lo que supone la resurrección en espíritu del extinto buque insignia de la marca, el Phaeton.

El frenesí eléctrico de la marca germana se ha hecho patente estos días en una sucesión de noticias que comenzaban con su amenaza de dejar la Asociación de la Industria Automovilística Alemana (VDA) si el poderoso lobby no apostaba con más decisión por el vehículo eléctrico. A criterio de Volkswagen, la VDA debía abandonar su actual neutralidad tecnológica y dejar de apoyar alternativas como la pila de combustible y el gas para automoción.

Ahora acabamos de saber que este criterio es respaldado por los otros dos grandes gigantes alemanes de la industria, Daimler y BMW. Su posición común es que no hay otra manera de cumplir las exigencias de la Unión Europea en materia ambiental que recurrir a los vehículos eléctricos de baterías por ser la tecnología más madura ahora mismo, a diferencia de la de pila de combustible, que tardará al menos 10 años en despegar.

Entre tanto, Volkswagen ha suscrito una colaboración con Northvolt, especialista sueco en baterías para coches eléctricos, para establecer lo que ha denominado la Unión Europea de Baterías (EBU). El acuerdo cuenta con más socios y tiene como objetivo el desarrollo de baterías a gran escala y bajo precio.

Volviendo al comienzo, los motivos de Volkswagen para hacer público tal despliegue de fe eléctrica guardan una estrecha relación con el dinero, y en su caso –como en el de otras marcas– no con ganar dinero, que también, sino con no perderlo en multas. En 2021, por mandato de la Unión Europea, la gama de modelos de todos los fabricantes deberá presentar una media de emisiones de CO2 de 95 gramos por kilómetro (y de 80 en 2025, 66 en 2030 y 0 gramos en 2040). Cada gramo de desviación supondrá unos 95 euros de sanción por cada coche vendido; es decir, si Volkswagen, que vendió el año pasado en Europa 1,7 millones de automóviles, tuviese en 2021 una media de 96 g/km, recibiría multas por 160 millones de euros.

Con su volumen de ventas, la marca no tiene otra opción que comercializar coches eléctricos de forma masiva al tiempo que reduce las entregas de modelos de gasolina o diésel. Las estimaciones de las propias compañías señalan que cada eléctrico puesto en la calle compensa, por así decirlo, dos coches de combustión vendidos.

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