No hace mucho, en un país llamado España, había un sistema público de salud que daba envidia al resto de países. Esa Sanidad Pública tenía como prioridad la vida de sus ciudadanos antes que el dinero... Pero ahora somos pobres y parece que nuestra vida no es prioritaria. Son, entre otros, los enfermos de Hepatitis C quienes lo están viviendo en primera persona.
En la Región de Murcia, un total de 200 personas son enfermos crónicos de Hepatitis C. Todos con mayor o menor urgencia necesitan Sovaldi, el fármaco que tiene un porcentaje de cura del 90%. Desde principios del 2014, este medicamento está disponible para todos los ciudadanos de países como Francia y Alemania, pero en nuestro país es suministrado con cuentagotas.
La razón más probable por la que España está ralentizando su llegada a todos los pacientes que lo necesitan es su elevando precio. El coste del medicamento Sovaldi para todo el tratamiento es de 25.000 euros por persona, al que hay que añadir otros dos fármacos. Un precio que choca con el techo de gasto que el Ministerio de Sanidad y el Gobierno han puesto para hacerse con él, unos 270 millones de euros. Pero, ¿por qué no se compran todas las partidas necesarias y se acaba con la agonía de tantas familias?
Como os contaba al principio, en otra época nadie hubiese ido racaneando el precio de un tratamiento que cura la Hepatitis C. ¿Os acordáis de la compra masiva de vacunas para la Gripe A? Fue en 2010. El Gobierno decidió pedir 37 millones de vacunas, con un coste de 266 millones de euros. Aunque finalmente, sólo se compraron 13 millones y el coste ascendió a 98 millones de euros entre la vacuna del H1N1 y los protocolos de prevención. Nadie en su sano juicio criticó la labor de un gobierno que gasta el dinero público ante la alerta de una pandemia. ¿Qué le ocurre a nuestro actual Ministerio de Sanidad?.
Si realmente nuestros dirigentes pensaran en el futuro, se darían cuenta de que el Sovaldi y su porcentaje de cura son más baratos que tener a enfermos de Hepatitis C, con tratamientos costosos y trasplantes durante años. Queridos dirigentes, si el problema es que no hay dinero, aumenten nuestra deuda pública. Estoy segura que a los españoles no les va a importar endeudarse un poquito más si con eso conseguimos salvar el mejor activo que tiene España: su gente.
