Un asentamiento chabolista resiste el aluvión de críticas y denuncias
El Ayuntamiento de Pamplona no desmantelará, de momento, el asentamiento chabolista que desde hace meses da cobijo a una pequeña comunidad de personas sin hogar en el barrio de Santa María la Real, junto a las instalaciones del Club de Tenis, uno de los más exclusivos de la capital navarra. A pesar del aluvión de críticas vecinales, de las diversas denuncias policiales interpuestas, y de que hay en marcha un proceso de investigación judicial, la Junta de Gobierno del municipio ha decidido no desmantelar el campamento tras estudiar los informes técnicos elaborados al respecto por los servicios municipales. De momento, el Ayuntamiento intentará negociar con las personas del campamento una solución al conflicto.
La decisión del Ayuntamiento provocará, a buen seguro, la reacción de los vecinos de la zona, que denuncian la presencia de basura desperdigada por el terreno, la aparición de ratas o las actividades “insalubres” que practican los asentados, que se dedican a la venta de chatarra. Los concejales de barrio Edurne Eguino y Javier Leoz tendrán que defender la postura del Ayuntamiento en una reunión prevista con los vecinos afectados de los barrios Milagrosa, Arrosadía, Azpilagaña y Santa María La Real.
Y es que el asentamiento chabolista se encuentra en un enclave “sensible”, frontera entre varios barrios y en la trasera de uno de los clubes deportivos más exclusivos de Pamplona. Precisamente la pared del antiguo frontón del Club de Tenis, que recientemente ha acometido una importante ampliación de sus instalaciones, es la base para las casetas que estas personas sin hogar han instalado en la parcela. El terreno, propiedad al 90% del Club de Tenis y al 10% del Ayuntamiento, está pendiente de urbanizar y presenta una zona llena de matorrales y vegetación baja.
La presencia de este asentamiento chabolista no es nueva en el barrio. Desde hace unos cinco años, según testimonios de los vecinos, estas personas aprovechaban las estaciones de buen tiempo para asentar allí su campamento de forma provisional y en otoño se desplazaban a otro lugar. Sin embargo, el verano pasado dejaron de levantar el campamento y, en lugar de ello, construyeron nuevas casetas contra el muro del antiguo frontón del Club de Tenis y se asentaron allí de forma continuada. El poblado carece de suministro de luz y agua, por lo que se sospecha que se abastecen de ambos servicios de forma ilegal.
Además, señalan los vecinos, en el poblado se realizan actividades de limpieza de chatarra a través de quemarla en grandes hogueras para que se desprendan los materiales inservibles, lo que provoca fuertes olores “a plástico quemado y otros restos que contiene la chatarra”, denuncian los vecinos.
Mal olor en un club muy exclusivo
Precisamente el olor a quemado en las instalaciones del Club de Tenis el verano pasado llevó a la dirección del Club a presentar la primera denuncia el 20 de julio ante la Policía Municipal de Pamplona. En plena temporada de verano, la zona del club más cercana al muro que le separa del campamento se llenaba de humo maloliente. El Club presentó ante la Policía Municipal fotografías del asentamiento y adujo que estaba instalado en un terreno de su propiedad en el que se prevé realizar la segunda ampliación de las instalaciones deportivas, por lo que pedía su desmantelamiento.
La segunda denuncia del Club de Tenis llegó un mes más tarde, esta vez ante la Guardia Civil y denunciando la actividad de quema de chatarra. Efectivos de este cuerpo llevaron a cabo una inspección del lugar para comprobar el origen del material quemado, pero no encontraron nada ilegal. No obstante, realizaron un atestado que se presentó en un juzgado.