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Pan y rosas, también en el mundo rural

La recomendable película 'Pride' relata la historia del grupo LGSM (Lesbians and Gays Support the Miners) creado en 1984 para apoyar la huelga de los mineros británicos durante el gobierno de Margaret Thatcher. En una emocionante escena, mujeres primero y hombres después, terminan cantando la canción 'Pan y rosas'.

Esta canción ('Bread and roses') está inspirada en la marcha que hace más de cien años protagonizaron en Estados Unidos un grupo de obreras textiles, exigiendo “pan”, es decir, mejores condiciones de trabajo y también “rosas”, es decir, la conquista de una vida llena de belleza y cultura.

Con palabras similares, Federico García Lorca también defendió esta idea a lo largo de sus 38 años de vida: “No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan”.

Lorca, coherente con su pensamiento, predicó con el ejemplo y puso en marcha “La Barraca”, una compañía de teatro universitario encargada de llevar las “rosas” del teatro clásico español al mundo rural, un mundo con poca actividad cultural y en donde el analfabetismo era una plaga.

El tiempo ha pasado y el medio rural ha mejorado mucho desde aquellos años treinta del siglo pasado. En 1979 se constituyen los primeros ayuntamientos libres tras la dictadura y, tras cuatro décadas de municipalismo democrático, el cambio en los pueblos ha sido irreconocible.

Con mucho esfuerzo y trabajo, nuestros pueblos lograron saneamiento, alumbrado, centros de salud y escuelas rurales. A todas las personas que pelearon por sus pueblos les debemos el “pan”, es decir, los servicios básicos que necesitaban los municipios.

Sin embargo, a pesar de los avances materiales, el medio rural ha sufrido una notable involución demográfica. La despoblación tiene un carácter multicausal y no hay atajos sencillos para solucionar el problema, eso sí, cualquier medida que no vaya acompañada del fomento de la cultura local será un fracaso, porque fallará el arraigo de las personas al lugar.

Por eso, para combatir la despoblación, también se hace necesario reclamar “rosas”, es decir; cultura, belleza y creatividad. La cultura en un pueblo construye identidad propia, enraíza sentimientos y revitaliza la convivencia comunitaria.

Grupos de música, de teatro, de pintura, asociaciones que trabajan por la  recuperación del patrimonio material e inmaterial, clubs de lectura, bandas municipales, radios locales, etc. Los proyectos culturales son puntos de encuentro intergeneracional que crean lazos colectivos y despiertan el orgullo rural.

Pero para impulsar y mantener estas iniciativas hace falta contar con recursos y apoyo. Los pueblos necesitan inversiones públicas y precisan de espacios dignos (casas de cultura, centros cívicos, auditorios) para generar una agenda cultural estable y también para que los colectivos locales puedan desarrollar su creatividad. Por ello, el acceso a las manifestaciones culturales debe estar incluido de forma transversal en los planes de actuación contra la despoblación rural.

Como apuntaba el polifacético diseñador William Morris: “No quiero arte para unos pocos, de la misma manera que no quiero educación para unos pocos o libertad para unos pocos”. El mundo rural no sólo tiene derecho al bienestar material, también necesita belleza y cultura. Los corazones pasan hambre, al igual que los cuerpos. ¡Queremos pan, pero también queremos rosas!

La recomendable película 'Pride' relata la historia del grupo LGSM (Lesbians and Gays Support the Miners) creado en 1984 para apoyar la huelga de los mineros británicos durante el gobierno de Margaret Thatcher. En una emocionante escena, mujeres primero y hombres después, terminan cantando la canción 'Pan y rosas'.

Esta canción ('Bread and roses') está inspirada en la marcha que hace más de cien años protagonizaron en Estados Unidos un grupo de obreras textiles, exigiendo “pan”, es decir, mejores condiciones de trabajo y también “rosas”, es decir, la conquista de una vida llena de belleza y cultura.