Enrique Maya: “Navarra tiene una componente vasca muy importante, pero no toda Navarra es vasca”

El del alcalde de Pamplona, Enrique Maya (Montevideo, 1959), es un despacho austero en un Ayuntamiento cargado de historia y solemnidad en el que cada vidriera tiene su sentido. Apenas sobresale en él una bandera, la de Pamplona. La entrevista dura casi una hora. Maya no rehúye ninguna pregunta y se moja en muchas respuestas. Quien ya dirigiera la capital de Navarra entre 2011 y 2015 es el principal cargo institucional de la coalición que lidera UPN (Navarra Suma) tras el acuerdo que posibilitó la investidura autonómica de la socialista María Chivite. Navarra Suma, sobre todo el PP y Ciudadanos y mirando a Pedro Sánchez, no cesa de denunciar la pinza del PSN con la izquierda abertzale, pero en Pamplona ni se unieron para desbancar a Maya ni el propio alcalde descarta pactar con los socialistas. “Desde luego no van a venir Casado y Rivera a decir Enrique Maya cómo tiene que trabajar en Pamplona”, avisa el alcalde, que no es capaz de aclarar cuál de los dos le parecería mejor presidente.

Enrique Maya fue alcalde de Pamplona entre 2011 y 2015. Ahora lo es de nuevo tras un mandato de Joseba Asiron (EH Bildu). ¿Qué Pamplona dejó y qué Pamplona se ha encontrado?

Pamplona está tan consolidada y tiene tanta potencia como ciudad que, afortunadamente, siempre está un poco por encima de quién nos gobierna. Pero sí que es cierto que las políticas que aplica uno u otro tienen su efecto. Diría que lo que peor ha hecho este cuatripartito es crispar en asuntos como, por ejemplo, las escuelas infantiles. Hicieron cambios y al final las familias han llegado al Supremo. O el ‘show’ de la ikurriña en el balcón. Se ha generado una crispación innecesaria. Si buscaban otro modelo, lo podían haber hecho con mucha más normalidad y mucha más tranquilidad. En los asuntos en los que de verdad hay que incidir es en más empleo, más seguridad y unas mejores políticas sociales. Creo que eso ha sido un gran defecto de este cuatripartito,

Citaba precisamente las escuelas infantiles. Esta semana ha sido la inauguración del curso. En ella mencionaba el euskara, que quizá había demasiada oferta para poca demanda. Y hablaba de la ikurriña ahora. ¿Se ha vasquizado Pamplona?

Sin duda ninguna. Si alguien pregunta por cómo va a ser un gobierno dirigido por Bildu y Geroa Bai, todo el mundo va a dar por hecho que se va a dar un avance hacia el nacionalismo, que es algo que no tiene demasiado que ver con lo vasco. Yo siempre he defendido que el que se siente vasco en Navarra está perfectamente representado por la bandera de Navarra. La ikurriña es otra cosa. No es la bandera de lo vasco: es la bandera de una Euskadi independiente. En Navarra, ¿eh? La ikurriña en el País Vasco es la bandera oficial. Pero la ikurriña en Navarra lo que quiere representar es la bandera de los nacionalistas vascos, que no tienen nada que ver con los vascos, insisto. Entonces, claro que han ido en esa línea.

¿Y sobre el euskara?

Hablando de escuelas infantiles, dicen que quieren que las dos lenguas sean iguales y que, por lo tanto, se sepan las dos y tengan el mismo peso. Lo que nosotros decimos es que hay que trabajar a demanda. El que quiera que sus niños sean educados en euskera, que pueda tenerlo, y el que no quiere, que no. De hecho, la demanda es muy superior en castellano o en castellano con inglés. Le están dando un peso al euskera excesivo en relación a la demanda real de las familias. Insisto, nosotros queremos trabajar a demanda: que nadie que quiera que sus hijos se eduquen en euskera se quede fuera, pero que nadie que no lo quiera también se quede fuera por un exceso de oferta o que se vean obligados a llevar a sus hijos a una escuela infantil en euskera no queriendo.

Ya sé que con todo esto me tachan de antivasco. Lo sé y me duele, porque mi familia paterna tiene unas profundas raíces vasconavarras. Son del norte de Navarra y para nada tengo yo ningún odio lo vasco, en absoluto.

Cuando habla del norte de Navarra como zona “vasconavarra”, ¿a qué se refiere?

En el norte no hay una coincidencia entre el límite territorial de Navarra con Euskadi. En el límite de lo vasco no coinciden las líneas. La historia ha sido así. A ver quién va a decir que en el Baztan, que en toda esa zona cercana a los Pirineos, las personas no se sienten vascas desde el punto de vista cultural. Yo estuve el otro día en un pueblo de la montaña de Navarra escuchando a la coral, cantaban en euskera y era una cosa absolutamente lógica que lo hicieran, porque es una tierra en la cual el euskera tiene un peso. Pero que no me digan a mí que el euskera tiene un gran peso en la Ribera de Navarra. Eso es absolutamente forzado. Para eso están las delimitaciones de la zona vascófona, la mixta y la no vascófona. Está bien regulado aunque pueda haber problemas. Navarra, insisto, tiene una componente vasca muy importante, pero no toda Navarra es vasca.

Habla del norte que es más vasco, habla de la Ribera, que no lo es. ¿Y Pamplona? ¿Qué peso tiene realmente el euskara?

Si a mí me preguntan ‘¿Tú quieres que tu nieto hable euskera?’, diría que sí. Pero ‘¿Tú quieres que tu nieto tenga que saber euskera para…?’, seguramente diría que no. La realidad es que el euskera lo habla muy poca gente en Pamplona, muy poca. Y nosotros tenemos que funcionar para la demanda de esas personas que quieren ser atendidos en euskera. ¿Que si me gustaría que todo el mundo hable en euskera? Pues me gustaría… si ellos quieren. Si no quieren, no. Siempre apostamos por la libertad de la gente para que hagan lo que les plazca.

Citaba a su nieto. ¿En qué modelo lingüístico le gustaría que estudiase?

Me gustaría el que intenté para mis hijos, que es en castellano. Castellano e inglés. Y que tenga el conocimiento del euskera, claro, porque tiene que conocer la lengua de su tierra. Pero como conocimiento. ¿Que si me gustaría que tuviese una educación preferentemente en euskera o tipo ikastola? No. Pero si los padres quisieran, que lo hagan.

¿Y le gustaría que su nieto recibiese clases del programa Skolae?

No

¿Por qué?

Pues porque son cuestiones que forman mucho más parte de la educación que se da en casa, la de las familias, que de las que se pueda dar en un centro educativo, sobre todo si es obligatorio. Vuelvo a lo de siempre: si una familia quiere que ese tipo de educación se refuerce en el colegio, pues que lo hagan. Pero las familias que no quieran que esa educación se dé en el centro escolar y que se dé mucho más a nivel familiar deberían tener derecho a ello. Es un tema delicado y me he leído las fichas que he podido de Skolae. Y esa especie de encasillamiento de lo que hay que enseñarle con cada edad y cómo hay que enseñarlo y la relación entre los propios alumnos me parece un terreno muy peligroso. De hecho, ha habido una reacción por parte de las familias muy dura contra esto. Por algo será.

Ha leído las fichas de Skolae. ¿Qué puntos concretos no le gustan? Es un programa reconocido por la Unesco.

Por ejemplo, lo de los juegos entre niños desde el punto de vista erótico-afectivo. Con esas edades, me parece un terreno excesivamente delicado como para que sea encima obligatorio. Luego lo de los premios depende mucho… Todos sabemos cómo funcionan estos organismos internacionales también. Depende de quién esté en cada momento. Tampoco la Unesco es absolutamente aséptica. Según quién esté, tienen una visión u otra de cada una de las materias, de las lenguas o, por ejemplo, del terrorismo. No son instituciones absolutamente infalibles, sino que son personas que también tienen ideología.

En su primer discurso, en junio, habló de acuerdo entre diferentes. En el contexto político actual de Navarra, ¿está Navarra Suma en condiciones de acordar con algún otro partido? Los presupuestos, por ejemplo, ¿cómo se pueden sacar adelante?

Bueno, yo siempre lo he dicho públicamente: con Bildu no me voy a sentar a negociar porque para mí es un partido que tiene muchas cosas todavía que resolver en relación al terrorismo. En tanto no las resuelva y se posicione claramente a favor de las víctimas, no podemos negociar con ellos. ¿Geroa Bai? No tengo absolutamente ninguna línea roja a la hora de negociar, ni los presupuestos ni proyectos concretos. Nunca las he tenido y no las voy a tener ahora. De hecho, yo he negociado cuestiones con Geroa Bai de muchos tipos. Otra cosa es hasta dónde hemos sido capaces de llegar a acuerdos, porque siempre tenemos encima esa priorización de lo identitario que a veces nos pone una barrera imposible. Yo nunca voy a decir que sí a un presupuesto a cambio de que pongan la ikurriña en el balcón. Esa negociación es imposible. Pero si estamos hablando de cuestiones puramente técnicas, es decir, servicios para la ciudad, proyectos para la ciudad, etc. para mí Geroa Bai es un interlocutor absolutamente del mismo nivel que puede ser el PSN.

¿Y con el PSN?

No tengo límites con el Partido Socialista. Nos unen cosas desde el punto de vista institucional, político, etc.. Pero ahora también se genera una situación muy delicada con la configuración de este Gobierno de Navarra. Estamos ahora todos como recomponiendo la situación. Pero, desde luego, en lo que afecta a Enrique Maya como alcalde de Pamplona no tengo ningún límite para pactar con el Partido Socialista. ¿Me limita el hecho de que María Chivite haya conformado un Gobierno? No me gusta nada, pero no voy a poner en riesgo los proyectos para Pamplona por esa razón. Resumiendo, yo pactaré y hablaré con el Partido Socialista y no me sentaré a negociar con Bildu, con independencia de que en algunas cuestiones coincidamos.

Pero Navarra Suma no está siendo precisamente suave con el Partido Socialista y con María Chivite desde la investidura. ¿No cree que el contexto puede frustrar sus planes con el PSN?

Es complicadísimo. Es muy difícil. Pero ese Gobierno está y nosotros tenemos que contar con ese Gobierno que está. Yo no puedo estar cuatro años diciendo que no me gusta este Gobierno y que, por lo tanto, no voy a hacer nada con el Partido Socialista. Mi responsabilidad de intentar lo mejor para Pamplona está muy por encima de la valoración personal que yo pueda tener de cómo se ha conformado este Gobierno. Nunca voy a poner los intereses de Pamplona al servicio de los intereses políticos que podamos tener en un momento determinado en relación al Gobierno de María Chivite. Por lo tanto, voy a ser práctico e intentar sacar adelante los proyectos. Es una situación compleja pero me siento con una gran responsabilidad. Yo no puedo echar más leña al fuego de un Gobierno que no me gusta porque yo soy el alcalde, tengo que estar por encima de eso.

Navarra Suma la lidera UPN pero forman parte de ella también PP y Ciudadanos. Son dos partidos que han puesto precisamente esta coalición como ejemplo de fortaleza y firmeza contra el Partido Socialista. ¿Casado y Rivera entenderían su interés en acordar con el PSN?

He dicho que no voy a poner nunca en crisis lo mejor para Pamplona por el hecho de que a Casado o a Rivera pueda no gustarles algo. Hay tantas variables y tantas contradicciones también en muchas de las cosas que se han venido haciendo que el que no va a echar más leña al fuego soy yo. Lo tengo clarísimo. Yo voy a priorizar siempre lo que me parezca bueno para Pamplona y el tiempo lo irá diciendo. Yo no voy a poner ahí ningún veto. Y desde luego no van a venir Casado y Rivera a decir Enrique Maya cómo tiene que trabajar en Pamplona. Eso lo tengo claro.

¿Descarta entonces una moción de censura en el Ayuntamiento de Pamplona de EH Bildu, Geroa Bai y PSN?

No descarto absolutamente nada. En política está todo tan innecesariamente enrevesado que todo puede ocurrir. El PSN ha dicho que nunca apoyará a Bildu en los Ayuntamientos, pero preside Navarra con la abstención de Bildu. Esa abstención de Bildu la estamos interpretando desde Navarra Suma como un ‘ponerse en manos de Bildu’. Toda esa confusión requiere de que pase un poco más de tiempo para ver de verdad hasta qué punto el Partido Socialista ha pactado o no con Bildu su investidura. Se va a notar enseguida si efectivamente hay un acuerdo con Bildu porque faltaría un capítulo: el alcalde de Pamplona. Se va a saber enseguida y, si de verdad lo ha habido, el que tendría que ser alcalde es Asiron.

Ciudadanos está en Navarra Suma. Ustedes son foralistas en UPN y ellos no.

El fuero, para nosotros, es una forma de relación entre España y Navarra. Por lo tanto, ambos buscamos lo mejor para el conjunto de España, uno desde una visión foral de Navarra y otros con otra visión. Es cierto que en Ciudadanos hay personas a las que no les gustan nada los fueros y otras que respetan profundamente los fueros. Hay de todo en Ciudadanos. Pero nos une algo más importante, que es que el conjunto de España vaya bien desde unas políticas más liberales, que piensan más en la creación de riqueza para luego poder aplicar políticas fiscales y sociales. En todo eso tenemos un modelo muy similar. Los tres partidos que forman ahora Navarra ponemos el acento en la igualdad de derechos de los españoles, que para nosotros es compatible con los fueros. Cuando te une mucho y te puede separar poco, lo que tienes que hacer es ir juntos. Y, si no nos separase nada, todos seríamos del mismo partido.

¿Qué le parece la idea de España Suma?

A mí me parece bien, puede ser algo coyuntural. Si se unen un partido más centro y uno más de derechas será porque hay un momento especialmente delicado, que es que Pedro Sánchez acude a los independentistas. Lo que se busca es tener fuerza dentro del espectro del centro-derecha a través de esa unión. A mí me parece bien unirse, pero, sinceramente, creo que no se van a unir porque ahí están los intereses del partido.

¿Quién sería mejor presidente, Pablo Casado o Albert Rivera?

Ni idea. No tengo ni idea. No lo sé. No lo sé. Es imposible contestar. Dependería de mil factores. Pero creo que ambos podrían ser presidentes sin ningún problema.

El caso de la Manada ha puesto a Pamplona tanto ante el espejo de las agresiones sexuales como como ejemplo de movilizaciones a favor de la igualdad. ¿Qué reflexión hace de todo este largo proceso?

La primera, muy positiva, es esa expresión de los ciudadanos de Pamplona de que estas asquerosas cuestiones no se toleran en nuestra ciudad. Y encima con esa potencia que se ha hecho. Creo que hemos sido ejemplo de cara a reacciones encontradas en otras ciudades. Había que cambiar leyes y se ha hecho para que quede más claro lo que es una agresión y un abuso. Pero sí que me sorprendió un poco la trascendencia que ha tenido la Manada. Me parece perfecto pero, en cambio, ha habido otros casos que han tenido menos presencia.

Hay voces en la derecha que están utilizando otros términos distintos al de violencia de género. ¿Qué le parecen expresiones como violencia intrafamiliar?

Estamos en un proceso lingüístico terrible, ¿no? Los que estamos en política, a veces, hasta tenemos miedo de hablar, de poder emplear un término que no sea el correcto, porque automáticamente nos ponen a caldo. Aquí lo importante es solucionar algo que asusta y que, por cierto, sigue creciendo sin parar, la violencia contra las mujeres. Con independencia del lenguaje, habrá que solucionar este tema. El lenguaje para mí es secundario. Cambiar leyes, llegar a soluciones, ésa es la responsabilidad del político.

Entonces, ¿cómo hay que interpretar el hecho de que se hayan reducido dos técnicos en el área de Igualdad respecto a la legislatura pasada? Si hay tanto trabajo por hacer, ¿cómo se justifica la reducción en Igualdad?

Creo que ha habido un exceso de gestos por parte del cuatripartito. La Igualdad tiene que estar en todas las áreas, me da igual Seguridad Ciudadana o cuando se presentan proyectos al Gobierno de Navarra para crear distintos talleres formativos. Son políticas muy transversales y eso es lo que hemos discrepado siempre de cómo lo han organizado en el anterior equipo de Gobierno.

¿Todo lo ocurrido ha obligado a revisar de alguna manera el modelo festivo en Sanfermines?

Hay que cambiar un poco el modelo, pero sabiendo también que tiene puntos fuertes, que hay que potenciarlos. Hay que reconocer el terrible hecho que ocurrió con la Manada. Me preocupa que, cuando hablo fuera de Pamplona de los Sanfermines, el ejemplo que primero viene a la cabeza es la Manada. Tenemos que buscar el equilibrio de saber también trasladar al exterior todo lo que tiene de bueno San Fermín. Potenciar todo eso siendo, por supuesto, igual de contundentes en contra de la violencia contra las mujeres. No es nada fácil. Pero ha habido momentos mucho peores. Vivo en el corazón de la fiesta y noto que hay una evolución. En la fiesta predomina el blanco y el rojo, la limpieza funciona, … Hay más fiesta de día y menos de botellón. Pero, sí, todavía hay cosas que mejorar en el tema de la igualdad.

Durante los últimos Sanfermines se han potenciado, entre otras cosas, los puntos de información contra las agresiones sexistas.

Esa medida en concreta es buena. Hay muchísimas cuestiones que se vienen haciendo que se van a seguir haciendo. Se ha creado el ambiente de que Pamplona no tolera estas cosas y eso es lo más positivo de todo. Ahí nosotros no vamos a ceder ni un milímetro.

¿Y los toros y los encierros? ¿Son intocables en San Fermín?

Para mí, sí. Defiendo el mundo de los toros. Sé que hay una corriente complicada contra el maltrato animal. Reconozco que el debate está ahí. Y reconozco que llegarán momentos difíciles. Pero yo soy un firme defensor de la fiesta de los toros y, sobre todo, en Pamplona, por esa relación de la corrida de toros con el encierro. El debate va a llegar, está ahí. Yo no puedo negar que existe esa oposición al maltrato animal y evidentemente una corrida de toros tiene también esa componente de sufrimiento del toro. Pero no hay que olvidar que el toro de lidia nace precisamente porque se lidia. Si no, no existiría ni el propio toro. Pero hay posturas que no valen. Yo entiendo a la chica o chico que viene aquí a protestar en contra las corridas de toros. Lo comprendo, de verdad. Y comprendo al que las defiende. Lo que no comprendo es la postura intermedia. O es todo el conjunto -lo que yo defiendo- o no es nada.

¿Se va a restringir el uso del vehículo privado en Pamplona o el anterior Gobierno se ha excedido en determinadas medidas en esa dirección?

Hay que restringir el uso del vehículo privado y la tendencia al uso de medios sostenibles de transporte -autobús, bicicleta, peatón- es absolutamente imparable. Y eso no lo discute nadie. ¿Cuál es el problema? Adoptar medidas con poca reflexión. Mejoran la movilidad, dicen que cada vez haya menos coches y más autobuses, pero pueden poner en riesgo la accesibilidad a determinados lugares. Se ha conseguido que en vez de 100.000 coches haya 80.000, pero hay que medir cómo afecta eso a las zonas que se pueden quedar al margen de la accesibilidad. Siempre he criticado que se ha quedado una isla en el primer Ensanche con la famosa amabilización. Los vecinos y, sobre todo, los comerciantes del casco viejo han perdido accesibilidad con estas medidas. Si en el centro prohíbo el aparcamiento, la gente se va a ir cada vez más a las grandes superficies. Y otro problema está en la compra por Internet. Que la gente lo haga igual es irreversible, pero que no sea porque se quedan sin accesibilidad. No seamos nosotros los responsables de colaborar en que la gente no vaya. Ésa es un poco mi obsesión.

¿Cómo se mueve por Pamplona el alcalde?

Es fácil. Trabajo a 200 metros de mi casa. Voy andando, estoy al lado.

¿La estrategia puede pasar también por mejorar el servicio de villavesas?

Hay que mejorar, sí. Pero, ¿cuál es el problema del autobús en Pamplona? Pues que, con el billete, se paga en realidad la mitad del coste. La otra mitad sale de los impuestos. No digo que no pongamos dinero, porque los servicios públicos hay que pagarlos con los impuestos todos, como la sanidad o la educación. Pero hay que intentar que, pagando lo mismo, consigamos unas mejores líneas de autobuses.

En ciudades del entorno como Vitoria hay tranvía. ¿Le gustaría impulsar algo así para Pamplona, por ejemplo?

Sería una maravilla. Aunque su viabilidad y los datos que tenemos muestran que es carísimo. Es una infraestructura cara. Y el metro, hicimos un estudio, y no cabe.

¿Está definida la definida la llegada del AVE a Pamplona? ¿Prefiere la conexión a Euskadi por Vitoria o por Ezkio-Itxaso?

Ezkio-Itxaso me encantaría si fuera viable. Nadie discute que es la mejor solución, pero es muy cara. Estamos hablando de 1.000 millones de euros más. La única razón de ir a Vitoria es el dinero. No hay más que ver el mapa: nos dificulta muchísimo la conexión con Francia.

¿Pero cuándo puede llegar un primer AVE a la estación de Pamplona?

Lo que hay que hacer primero es quitar el famoso bucle. No puede ser que un vecino de la Rochapea esté viendo una verja y que al otro lado tenga a su familia o abuelos en una residencia. Es la vuelta al mundo. No puede ser tener una vía tren en medio. Supongamos que no hay TAV. ¡Nosotros tenemos que hacer lo mismo! Tenemos que quitar el bucle de la nueva estación. Y luego nosotros defendemos que, además, llegue el TAV cuando otros dicen que no. Pero lo que hay que hacer es esa remodelación, que es la única operación que le queda a Pamplona para que urbanísticamente esté zanjada. A nivel de plazos, ya no me atrevo a decir nada porque depende, sobre todo, del Ministerio. Y del Gobierno de Navarra, que es el que tiene la competencia en cuanto al planeamiento y al impulso de la operación. Y como está todo tan revuelto… Sin conformar gobierno en España y, además, en el acuerdo programático de Navarra el TAV es uno de los asuntos de desacuerdo. Mal asunto.

¿Conoce el precio medio del alquiler en Pamplona?

Altísimo.

¿Y cómo se soluciona ese problema, en especial para los jóvenes?

Me parece dramático lo que veo con los estudiantes. Las cosas que hacen algunos propietarios… Es increíble. Hay que facilitar que aquel que tiene una vivienda en posibilidad de alquilarla la alquile. Si hay mucha oferta, al final el precio baja. Si no hay oferta, no baja. Hay que hacer más viviendas en alquiler también, pero no creo en el incidir demasiado vía Administración en el mercado del alquiler. Pero sí a base de políticas fiscales, por ejemplo.

¿Hay competencia desleal de los pisos turísticos?

Es bastante escandaloso los precios que me llega que se están pagando en Pamplona, por ejemplo en San Fermín, por estos pisos. Si alguien sabe que solamente en San Fermín ya se saca lo que en otra ciudad en todo el año… Se va generando una espiral. Hay que regular eso. Hay que controlar eso. El que tiene un piso que no puede ser apartamento turístico tendrá que ponerlo en el mercado como vivienda en alquiler y subirá la oferta y entonces bajará el precio.