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“No reivindicamos nada, solo que la gente se divierta con una función en euskera”

Mikel Martinez, a la izquierda, durante una actuación junto a Patxo Telleria / Foto: Ez Dok Hiru / Tartean.

Garikoitz Montañés

Desentxufatuak reúne buena parte de los mejores sketches del dúo formado por Mikel Martinez y Patxo Telleria. Humor sobre el euskera hecho en euskera, para aprovechar sus juegos lingüísticos, y cuyo resultado podrá verse este próximo jueves a partir de las 19:30 horas en Civivox Iturrama. Martinez (Dicastillo, 1955), nacido en Navarra pero afincado en Bilbao, reconoce que para él siempre es especial actuar “en Iruña y en Nafarroa”. Y, pese a reconocer que a menudo la cultura en euskera tiene un punto reivindicativo, él insiste en que solo pretenden divertir, como han hecho durante prácticamente 30 años, una trayectoria en la que la cultura en euskera siempre a menudo ha estado asociada a una cuestión política pero que, según defiende, cada vez está “más normalizada”. Aunque, eso sí, valora que personalidades como el entrenador del Eibar, Gaizka Garitano, en un momento dado decidan plantarse.

En Desentxufatuak reúnen sketches de varias de sus actuaciones anteriores. Suena a recopilación de grandes éxitos.Desentxufatuak

Sí, repasamos cuatro obras y puede ser una recopilación de grandes éxitos, aunque esté planteada con una estructura de planteamiento, nudo y desenlace. Quien nos haya seguido sí habrá visto algunos de ellos, pero no creo que le importe volver a hacerlo. Apostamos por un humor con un punto absurdo, muy marxiano, dicho por los Hermanos Marx.

¿Hacer humor en euskera y sobre el euskera imprime algo diferente al texto o, al final, es solo una herramienta más?

Se trata de un humor muy nuestro, pero también muy universal. Lo que pasa es que, en este caso, el euskera tiene una presencia enorme. Hablamos de él, de forma muy cachonda, y lo usamos para hacer unos malabarismos lingüísticos; buscamos que el público se asombre con las maravillas que se pueden hacer con una lengua. Pero también hablamos de los nuevos euskaldunberris más viejos del mundo, que siempre se están quejando de su vida miserable.

¿Tan difícil es aprender euskera?

Hombre, tiene sus dificultades. Nosotros somos euskaldunberris, y creo que es saludable y que al público puede apetecerle reírse de algunas cosas que, a veces, se ven con algo de angustia.

Hablar de cultura en euskera siempre tiene un punto reivindicativo. No siempre está presente. Y en Navarra es un tema sensible.

Sí, puede tener un punto reivindicativo, pero nosotros intentamos que la gente disfrute, que no haga un acto de reivindicación de nada, sino que disfrute con un acto teatral en euskera. Y que esté contenta de ser euskaldun.

Quería preguntarle también por la reciente polémica en torno a la comparecencia post-partido del entrenador del Eibar en Almería. ¿Qué le pareció la reacción de Garitano (que se levantó y dejó la sala tras las protestas de ciertos periodistas porque hablara primero en euskera)?

Hombre, me parece que de vez en cuando está bien plantarse. La verdad es que, en fin, los que somos euskaldunes e intentamos darle algo de presencia al euskera tenemos que tragar cantidad de veces con cosas, con maltratos, que casi los asumes como algo normal, pero está bien que, de vez en cuando, alguien diga Oye, por aquí no paso, que tenga algo de trascendencia y que la gente se dé cuenta.

Pero es indudable que hablar de euskera es, a menudo, hablar de política.

Claro. Ahora me acuerdo de la película Loreak, que tuvo mucha aceptación en el Festival de Donostia y un crítico de El País [se refiere a Carlos Boyero] hizo una valoración muy buena pero reconoció que, de antemano, había ido con prejuicios. Así que sí, a menudo tenemos que defender que hablamos en euskera como podríamos hablar en inglés o francés. No hablo de política, solo intento producir sentimientos y, en nuestro caso, risas. Se habla mucho de ese componente político, pero espero que cada vez sea una cuestión más normalizada y no lo tenga.

Maskarada, la compañía de la que formó parte, apostó a principios de la década de los 80 por hacer teatro en euskera.

Sí, en aquellos tiempos era una labor mucho más reivindicativa, pero diría que, hoy en día, las cosas se están normalizando bastante. Entonces, hace 30 años, había muy pocas compañías que hicieran teatro en euskera, y mucho menos exclusivamente en euskera, pero ahora la verdad es que la competencia es grande (ríe).

¿Cómo han logrado mantener, después de tantos años (desde alrededor de 1984), su matrimonio artístico con Patxo Telleria?matrimonio

Es verdad que parecemos un matrimonio porque discutimos mogollón, sobre todo en los ensayos. Pero nos llevamos estupendamente, es mi amigo del alma, de toda la vida, y lo será.

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