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Diabetes: estas son las confusiones y dudas habituales sobre la enfermedad

Plumas de insulina, un glucómetro y tiras, material para tratar la diabetes.

Garikoitz Montañés

Unas 30.000 personas en Navarra tienen diagnosticada una diabetes. Aunque, según los cálculos de la Asociación de Diabéticos de Navarra (ANADI), esa cifra puede ascender hasta los 50.000 contando los no diagnosticados. Los problemas para detectar esta enfermedad a edades tempranas (en los casos de diabetes tipo I) y el desarrollo silencioso que suele acompañarla (tipo II) dificultan esta detección de un mal que, en cualquier caso, es uno de los males crónicos más extendidos.

¿Quiere eso decir que la población conoce en qué consiste? Este viernes se celebra el Día Mundial de la diabetes (aunque ANADI ha previsto un variado programa de actos que se extienden hasta el día 20, cuando en la Casa de la Juventud se celebrará la charla Somos lo que comemos, somos lo que gastamos), una cita que puede servir para resolver las dudas más habituales en torno a este problema. ¿Cómo se distingue entre sus tipos? ¿Un diabético puede comer cualquier alimento? ¿Habrá una cura definitiva? El farmacéutico y doctor en Nutrición Santiago Navas, que forma parte de un estudio del Centro de Investigación en Nutrición de la Universidad de Navarra sobre prevención de la diabetes, responde a las dudas y confusiones más habituales en torno a la enfermedad. Un primer paso, como suele pasar en el diagnóstico de la enfermedad, es pasar por un control del nivel de azúcar en sangre, algo que, según explican desde ANADI, se realizará este sábado de forma gratuita en unas carpas instaladas en la plaza del Castillo de Pamplona a quienes acudan entre las 11:00 y las 14:00 horas.

¿Cuál es la diferencia entre diabetes I y II?

Hay dos tipos de diabetes y, como reconoce Navas, a menudo se suelen confundir. Las diferencias entre ambas giran en torno al momento en que se suelen manifestar y a los cambios en el estilo de vida que suponen. La diabetes tipo I se suele dar en la infancia o adolescencia, se debe a que el cuerpo no produce insulina (una hormona que permite que la glucosa en sangre pase a las células y sea aprovechada como energía) y, por tanto, los afectados deben inyectársela para poder controlar sus niveles de glucosa, que se originan por ejemplo al alimentarse. La diabetes tipo II, por su parte, suele presentarse en edades más adultas y, aunque los afectados sí producen insulina, su cuerpo no es capaz de reducir la glucosa en sangre. Por ello, el tratamiento suelen ser los antidiabéticos orales, que reducen esa glucosa.

¿Los malos hábitos provocan diabetes?

Una de las causas de la diabetes tipo II, según detalla Navas, sí puede ser el estilo de vida. Y, en concreto, hay un llamado “binomio de riesgo”, que es no llevar una dieta saludable y la falta de ejercicio. De ahí que la diabetes tipo II “es controlable a través de una modificación de la dieta y de ese estilo de vida”. Por ejemplo, bajando peso y aumentando el ejercicio. La diabetes tipo I, en cambio, no está asociada a ese estilo de vida y pasa obligatoriamente por el uso de la insulina. Algo que, no obstante, sí puede ser necesario en los pacientes con tipo II. En cualquiera de los dos casos, el doctor insiste en que “ahora que conocemos mejor la diabetes, sabemos que se puede llevar una vida normal con ella. Simplemente hay que aprender a gestionar las subidas y bajadas de azúcar. Las primeras están asociadas a la sed, el hambre y a orinar con mucha frecuencia; las segundas, a mareos, desmayos, sensación de debilidad…

¿Por qué cuesta detectarla?

Los datos aportados por la Asociación de Diabéticos de Navarra sobre los casos sin diagnosticar son muy llamativos; sin embargo, para Navas tienen una explicación. En la diabetes tipo I, que se da sobre todo entre niños y adolescentes, puede costar identificarla porque los padres y madres se hacen cargo de la alimentación y quizá no detectan esos síntomas. En cuanto a la tipo II, su diagnóstico tarda porque precisamente es una enfermedad “bastante silenciosa”, además de crónica y progresiva. De hecho, Navas explica que “cuando se produce el diagnóstico, muchos pacientes responden ‘¡Pero si yo no noto nada!’ De ahí que a menudo se detecte tras ”un análisis de sangre rutinario“. La clave en este último caso está, no obstante, en que los facultativos vigilen los factores de riesgo, como la edad o el sobrepeso.

¿Qué puede comer un diabético?

Una de las dudas más habituales, sobre todo entre los recién diagnosticados, es qué pueden comer. Para los pacientes con diabetes tipo I, lo importante es que sepan calcular cuántos hidratos de carbono ingieren e inyectarse la insulina apropiada. Es decir, que realizan ellos mismos un cálculo que los cuerpos de las personas sin diabetes hacen de forma automática. De ahí que una de las claves de la diabetes sea la responsabilidad: el paciente debe controlar sus niveles de glucosa y actuar en consecuencia. Pero con diabetes tipo I se puede comer de todo. “También chocolate”, puntualiza Navas, pero siempre sin excesos. Navas, por ejemplo, no es partidario de las dietas estrictas ni de las prohibiciones, sino de que cada afectado o afectada sepa qué alimentos deben estar cada día en su dieta y cuáles son “caprichos” a dosificar.

En cuanto a los diabéticos tipo II, esa ya es otra cuestión. Su dieta recomendada es la saludable, la adecuada para todo tipo de personas, y eso incluye por ejemplo limitar el consumo de alcohol o apostar por productos preferentemente integrales.

¿La diabetes tendrá cura?

La gran pregunta. El nivel de afectados y de investigaciones en curso hace presagiar que la diabetes tipo I presente avances hacia su curación. ¿Si será definitiva? Navas considera que, al menos, “sí vamos a conseguir que la calidad de vida de un paciente diabético sea como la de cualquier otra persona”. Es decir, que tener diabetes tipo I no se convierta en una limitación. Pero, en cambio, la diabetes tipo II es la otra cara de la moneda: “Ahí tengo menos esperanzas en que se reduzca su incidencia”. Eso sí, este doctor en Nutrición recalca que combatir la diabetes tipo II es, al final, combatir la obesidad. En ambas, la pelea para lograr un estilo de vida más saludable sigue activa.

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