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Guía para detectar a neomachistas

Barbijaputa

El machista de toda la vida tiene los días contados, y él lo sabe. Por eso se ha reciclado y reinventado, abandonando el “¡mujer tenía que ser!” y tomando el pasivo-agresivo: “yo creo en la igualdad pero tú no buscas eso” o el mucho más novedoso “lo tuyo no es feminismo, es hembrismo”. Con cada ola de feminismo hay una ola de machismo, que se adecúa al contexto para intentar mantener el statu quo. Te damos algunas pautas para que reconozcas al neomachista, ya que a simple vista pueden parecer personas normales.

1. Usa la palabra hembrista (que es como el cultismo de ‘feminazi’): El hembrismo, según los neomachistas, engloba a todas aquellas feministas con las que no están de acuerdo. Es un movimiento que tiene, al parecer, el objetivo oculto de conseguir acabar con el patriarcado para instaurar un matriarcado. El neomachismo argumenta que las hembristas (como servidora, por ejemplo) odian a los hombres, los motivos de este odio puede estar causado por varios motivos:

A) Porque eres mala. (¿Qué hay peor que una mujer mala?).

B) Porque un hombre alguna vez te hizo algo y lo pagas con todos. (¿O acaso una mujer puede enfadarse o sufrir en la vida por algo que no tenga que ver con un hombre?

C) Porque no practicas el sexo todo lo que deberías. (Ya sabemos que el pene es la solución a todos nuestros problemas, y si no tenemos sexo con frecuencia, pasa lo que pasa, no nos relajamos, nos enfadamos y pagamos esa frustración contra el hombre).

D) Eres lesbiana. (Imagínate una mujer que ni ha visto un pene, ¡lo que puede ser eso!).

E) Todas las anteriores son ciertas.

2. El neomachista defiende la igualdad, pero lo que él entiende por igualdad, no lo que entiendas tú, mujer. El neomachista siempre te dirá que él cree que todos somos personas y que por eso no se puede diferenciar entre sexos. Se molestará si le parece que luchas (o incluso hablas de feminismo) demasiado, porque una cosa es creer en la igualdad y otra ser pesadita con el tema. Una cosa es 'ayudarte' en casa y otra repartir las tareas del hogar al 50%. Una cosa es combatir el machismo y otra dejar que las mujeres escriban artículos feministas sin quitarle la razón en varios puntos: igualdad sí, pero sin crecernos demasiado, no nos vayamos a flipar. El neomachista quiere, básicamente, que defendamos la igualdad en voz baja, en aquel rincón, donde a él no le llegue el barullo.

3. El neomachista se meterá en toda conversación sobre feminismo que tengas para hacerte ver a ti, mujer, en qué estás equivocada y por qué tu razonamiento es erróneo o incoherente: “Pero cuando no pagas en la discotecas no te quejas, ¿eh?”. Después te explicará cómo es la mejor forma de buscar la igualdad: “En Arabia Saudí sí que están mal, ve allí primero que están peor si tanto te importa la igualdad”. También hará que las medidas tomadas contra la lacra de los asesinatos machistas parezcan leyes injustísimas con ellos: “Con la Ley de Violencia de Género se meten en el calabozo a hombres inocentes sólo porque la mujer quiere, ¿ésa es la igualdad que defiendes?”. El neomachista no se basará en datos, no dirá que la LIVG salva vidas y que las denuncias falsas son irrisorias (¿cómo puede ser que oigamos las palabras ‘denuncias falsas’ y ya sepamos que hablamos de mujeres perversas denunciando a hombres inocentes si dentro del cómputo general, las denuncias falsas por violencia de género son las menos y la gran mayoría son por robo de móviles?).

4. Un buen neomachista te acusará de victimista para acto seguido, hacerse la víctima él: “La gran mayoría de los asesinados son hombres, no mujeres”, obviamente no te dirá que esos asesinatos los cometen otros hombres.

5. La variedad del argumentario del neomachista será tan florida como los argumentos que tú tengas para defender la igualdad, siempre tendrá una réplica falaz, nunca te dará la razón o, aun peor, te la dará parcialmente, para que tú también cedas y no seas tan cabezona.

6. Todo neomachista que se precie te dirá que él cree en el feminismo pero en el de verdad, no en ese que quiere la supremacía de la mujer. Y de verdad piensa que ese feminismo existe. Cree firmemente que hay un movimiento de mujeres odiahombres que planean conquistar el mundo y poner a otras mujeres en cargos que no merecen. Que hay un activismo en la sombra que pretende que se legisle para perjudicar en todo lo posible al hombre, un movimiento lleno de mujeres locas que pretenden instaurar un sistema que los oprima, que les haga cobrar menos, un sistema que haga que la medicina investigue menos sus dolencias, que consiga que pasen miedo por la calle cuando se crucen con otras mujeres, un sistema que los cosifique y los infravalore y que, en última instancia, los mate por considerarlos menos humanos.

Y ese sistema que pretende este hipotético hembrismo lo consideran inaceptable. Por eso, para evitarlo, pelearán contra viento y marea, se revolverán con cada artículo feminista que vean amenazante, ningunearán y se mofarán de cada reflexión feminista, humillarán a otros hombres que peleen junto a mujeres contra el patriarcado y buscarán flecos a cualquier cosa que digas o hagas relacionado con este tema para convencerte de que tienes que parar con esta manía feminista tan fea que tienes.

Es curioso que lo que pretende el hipotético hembrismo es justo lo mismo que lo que ya tenemos pero con ellos como oprimidos en vez de nosotras. Y, más curioso aún, es que contra el sistema ya existente en el que vivimos no los veamos sacar las uñas ni argumentar en contra ni pelear con la furia que sí emplean contra ese sistema imaginario que pretenden las supuestas hembristas. Es digno de ver cómo luchan con fiereza contra algo que no es más que una hipótesis de quien no ha entendido nada, pero no contra una estructura que ya existe, simplemente porque ellos no son los afectados, sino los privilegiados.

Y hasta aquí la guía para detectar neomachistas. Seguiremos informando porque, lamentablemente, ellos se seguirán reinventando.

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