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Dejad que nos lo cuenten

Pablo G. Losada

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La comunicación de crisis a cuentagotas de empresas como Correos tiene un riesgo: el que calla, otorga.

No me corresponde a mí analizar hasta qué punto la distribución de correo es un servicio básico en esta crisis del coronavirus, como tampoco lo haré con las peluquerías o las tintorerías. Entiendo que hay muchos factores que sopesar.

Lo que sí tengo claro es que hay servicio público básico durante esta crisis: la comunicación. Tenemos derecho a que nos cuenten sin vaguedades qué decisiones se están tomando en estas fechas tan delicadas.

La comunicación institucional de Correos desde la declaración de estado de alarma hasta este momento se limitó a tres comunicados oficiales que apenas difieren entre sí.

El más reciente, del 17 de marzo, tiene 299 palabras. Apenas dos tercios de página para explicarnos qué sucede con el reparto de miles de cartas en toda España. En el texto hay lugares comunes como “servicio postal público” o “instrucciones emanadas del Ministerio de Sanidad”, pero no hay ningún detalle y las inquietudes son muchas.

Mientras tanto, cada minuto cuenta y las dudas se acumulan en los comentarios de las redes sociales de la empresa: son necesarios la mascarilla, el gel desinfectante, los guantes; cada cuánto y cómo deben lavarse las manos los carteros… Las páginas web de sindicatos también toman la delantera y publican que se han producido 43 contagios en la empresa. Nos falta una de las versiones, pero existe un riesgo que se debe minimizar: el que calla, otorga.

Correos no es la única empresa cuyo personal está viviendo momentos difíciles. Las escenas de supermercados abarrotados también son frecuentes estos días y algunos equipos de comunicación se esfuerzan en contestar aunque no tengan todas las respuestas.

Sé que el reto organizativo es enorme. Mi petición para los equipos directivos desde esta columna es humilde y es solo un comienzo: es el momento de comunicar mucho y con frecuencia. Dejad actuar a los equipos de comunicación más allá de instrucciones encorsetadas. Dadles información fidedigna y dejadlos responder comentarios con tranquilidad. Tampoco dejéis de escuchadlos, ya que de poco servirá la comunicación si no es bidireccional. Dejad que nos lo cuenten.

La comunicación de crisis a cuentagotas de empresas como Correos tiene un riesgo: el que calla, otorga.

No me corresponde a mí analizar hasta qué punto la distribución de correo es un servicio básico en esta crisis del coronavirus, como tampoco lo haré con las peluquerías o las tintorerías. Entiendo que hay muchos factores que sopesar.