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“Pinchazo Constitucional”

Mariano Rajoy, los presidentes del Congreso y el Senado y los portavoces del PP y el PSOE en la Cámara Baja

Manuel Sánchez

Casi se podría hablar de un sonoro fracaso de la celebración institucional del Día de la Constitución en el Congreso de los Diputados. No hubo colas para saludar a los dos presidentes de las Cortes que suelen dar la bienvenida, ni esperas para hacer declaraciones a la entrada a los periodistas, ni siquiera los corrillos eran lo que fueron. Ahora, se celebran en una sala propia que otros años estaba abarrotada de personalidades, con todos los periodistas sentados en torno a una mesa gigantesca. Así hizo su “corrillo” Alfredo Pérez Rubalcaba.

Pero el frío ambiente se notaba no sólo en las presencias y en las ausencias, sino hasta en las declaraciones de los políticos, donde rondaba tímidamente el debate sobre la reforma constitucional que impulsa el PSOE y a la que el Gobierno se muestra muy reacio.

Y políticos tampoco había muchos. La presencia de diputados del PSOE fue más que discreta, la de diputados del PP casi menor en proporción al número de parlamentarios que tienen, Izquierda Unida volvió a dar la espalda a esta celebración y se limitó a realizar unas declaraciones, a través de una de sus parlamentarias, y marcharse. Y ni rastro de los representantes de los partidos nacionalistas, ni de otras fuerzas de la izquierda plural. UPyD sí acudió con la mayoría de sus parlamentarios.

De los diecisiete presidentes autonómicos, apenas cinco. Ninguno del PSOE, y eso que se esperaba con expectación la presencia de Susana Díaz. Y del PP, Alberto Fabra que sabía que allí no encontraría a nadie de Canal 9 y quería dar explicaciones. Luisa Fernanda Rudi (Aragón) y, por supuesto, María Dolores de Cospedal. También acudió Paulino Rivero (Canarias), que estuvo mucho tiempo hablando con Rubalcaba.

Luego, algunos ex presidentes del Congreso -Manuel Marín y José Bono acudieron por el PSOE- y poco más dio de sí el 35 aniversario constitucional. Algúnos embajadores, presencia de la cúpula militar, y apenas nadie del mundo de la cultura, que otros años tuvo una presencia importante.

Posada hizo un discurso que le gustó a Rubalcaba, y no desagradó al Gobierno. Para el líder del PSOE porque, en su opinión, apuntó a su deseada reforma constitucional. Para el Gobierno porque coincide en sus tesis: sólo se abrirá este melón, si hay garantías de que se puede alcanzar un consenso similar al de 1978, lo que parece poco probable en las actuales circunstancias.

Pero Rubalcaba quiso ver la botella medio llena, y fuentes cercanas al líder del PSOE apuntan que hay conversaciones periódicas entre el jefe de la oposición y del Gobierno buscando acercar posturas en esta materia y que, además, se están acercando.

El líder socialista aún cree que puede haber posibilidades de acercarse al acuerdo en estos dos años que restan de la actual legislatura, aunque no descarta que sea un proceso aún más largo, con otras mayorías parlamentarias.

Ambos dirigentes, colocaron sus respectivos mensajes políticos. Rajoy, que no tiene previstos cambios en el Gobierno salvo que se vea obligado a ello y que agotará la legislatura. Sobre economía Rajoy ha dejado una frase: “dinero hay, la clave es que la gente pierda el miedo”. Rubalcaba, que cree que el PSOE está más fuerte y hasta apuntó que tiene encuestas propias que le sitúan por delante de los populares.

Sobre Cataluña, Rajoy apuntó que seguirá esperando a los acontecimientos y, en función de ellos, tomará decisiones. Rubalcaba cree que el órdago se está desinflando, y que el tema se reconducirá.

Ninguno de los dos quiso adelantar nombres de cabeza de lista para las próximas europeas, y ambos vaticinaron que las van a ganar.

Y, como apenas había con nadie más que hablar, todo se acabó más pronto que nunca. En torno a los dos del mediodía el salón de los Pasos Perdidos estaba semi-vacío. Sólo algunos representantes de los dos partidos mayoritarios, los que parecen que quedan en defensa de la Constitución, aunque discrepen de la reforma. Uno de los máximos dirigentes del bipartidismo afirmó con melancolía: “El bipartidismo en España nunca volverá a ser lo que fue”.

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