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Los ceses de Enrique Santiago y Amanda Meyer minan el peso de IU en el Gobierno

Iñigo Aduriz

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Izquierda Unida acaba de perder a uno de sus principales activos en el Gobierno, el líder del Partido Comunista (PCE) y aún secretario de Estado de Agenda 2030, Enrique Santiago. La ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, decidió la semana pasada su cese y su sustitución por la secretaria de Organización de su partido, Lilith Verstrynge, que se materializará esta misma semana. La destitución se suma a la de Amanda Meyer, que, como Santiago, es dirigente de IU –ambos forman parte de la Coordinadora Federal, el máximo órgano ejecutivo de dirección del partido– y del PCE, y que hasta junio fue la jefa de gabinete de la ministra de Igualdad y secretaria de Acción de Gobierno de Podemos, Irene Montero, que prescindió de ella en plena campaña de las andaluzas.

Las dos salidas minan el peso y el poder en el Ejecutivo de IU, que, entre los altos cargos, mantiene dentro del Gobierno a su máximo líder, el ministro de Consumo, Alberto Garzón, y a otros dirigentes aunque de menor relevancia política. Desde el Ministerio de Derechos Sociales que lidera Belarra, al igual que hicieran el mes pasado desde Igualdad, atribuyen los ceses a “reestructuraciones” en ambos departamentos y los desvinculan del enfrentamiento dentro de Unidas Podemos, entre Podemos e IU, a raíz de las negociaciones para formar Por Andalucía, la candidatura conjunta del espacio a la izquierda del PSOE en las elecciones andaluzas del 19 de junio que se estrelló en las urnas logrando tan solo cinco escaños.

Las destituciones se han producido, además, en pleno arranque de Sumar, el proceso de escucha de la vicepresidenta segunda del Gobierno y también militante del PCE, Yolanda Díaz. Ella siempre ha dejado claro que decidirá si se presenta como candidata a la Moncloa una vez concluya ese proceso y que, al menos durante el mismo, no quiere dar protagonismo a los partidos sino a la sociedad civil, a la que ha encargado la elaboración, en un año, de un nuevo “pacto social” que dibuje un “proyecto de país” para los próximos diez años. Entre esas fuerzas a las que Díaz quiere situar en un segundo plano están Podemos, IU, En Comú Podem o Más País, entre otras. Todas ellas la consideran ya candidata a las generales. Y, ante ese escenario, están tomando posiciones y equilibrando su poder en ese espacio de la izquierda de cara al futuro peso que podrían tener en el proyecto de la vicepresidenta.

El sábado, en una entrevista en El País, Enrique Santiago explicó que no se esperaba su cese “ahora mismo” aunque reconoció que ya conocía los planes de “reestructuración” de Belarra desde “hacía tiempo”. Santiago no quiso vincular su salida con lo ocurrido en Andalucía, pero aseguró que las negociaciones de la candidatura conjunta no fueron “formas” ni “métodos de trabajar” y que “desgastaron mucho el espacio político” de Unidas Podemos. También que “limitaron la capacidad de generar ilusión para arrancar en buenas condiciones el proceso electoral de Andalucía”. El hasta ahora secretario de Estado tampoco relacionó su cese con su apoyo contundente a Yolanda Díaz, manifestado, por ejemplo, en la entrevista que concedió a elDiario.es el pasado 17 de julio, pese al malestar que genera en Podemos que la vicepresidenta insista tanto en desvincularse de los partidos que la apoyan, siendo el que dirige Belarra el que tiene una mayor implantación territorial y, sobre todo, la fuerza electoral más importante en el grupo de Unidas Podemos en el Congreso.

Díaz se desvincula del “politiqueo”

“En el politiqueo no me van a encontrar jamás”, respondió, por su parte, Yolanda Díaz, el jueves, durante su viaje a EEUU, al ser preguntada por el cese del secretario de Estado de Agenda 2030. “A Santiago le deseo la mejor de las suertes y a Belarra y a su equipo le deseo la mejor de las suertes. No me verán jamás en cuestiones ajenas a tareas de mi vicepresidencia y a mis tareas de ensanchar la democracia”, insistió, haciendo hincapié en esta última idea que ya manifestó en el primer acto de Sumar, ante 5.000 personas, y con la que busca llevar la democracia también a la economía, para luchar contra la desigualdad.

Tras meses de reproches en sus equipos por problemas que ambas partes atribuyen a la falta de comunicación, en las últimas semanas Díaz también está tratando de limar asperezas con la dirección de Podemos. Ha intensificado los contactos con Belarra para mantener posiciones comunes dentro del Gobierno en las negociaciones con el PSOE del final de la legislatura, con la vista puesta en los próximos Presupuestos, la nueva prueba de fuego de la coalición a la vuelta del verano.

En el origen del conflicto entre Podemos e IU, al que dentro del espacio se atribuyen los ceses de Enrique Santiago y Amanda Meyer, está el convulso proceso de negociación de la creación de Por Andalucía, la fallida marca de las elecciones andaluzas que estuvo marcado sobre todo por el error y las consecuencias económicas –principalmente, de acceso a subvenciones– que supusieron que finalmente la alianza encabezada por Inma Nieto –de IU y apoyada por Yolanda Díaz– se registrara sin el nombre de Podemos cuando apenas quedaban tres minutos para que concluyera el plazo para presentar coaliciones. Esto hizo que el nombre del partido de Belarra no pudiera aparecer en la papeleta de Por Andalucía y fue algo de lo que se culparon mutuamente los dos partidos.

IU es la fuerza del espacio con una mayor implantación territorial en Andalucía y, poniendo en valor esa supremacía, fue la que se encargó de organizar la campaña electoral y la que, con el apoyo de Díaz, impuso a su candidata frente al de Podemos, el diputado Juan Antonio Delgado, que fue quien ganó las primarias del partido en la comunidad. La principal reflexión que se realizó tras la debacle por parte del equipo de Belarra fue que la gente no sabía que Podemos se presentaba en Por Andalucía y que hubo una confusión del electorado con Adelante Andalucía, la otra candidatura a la izquierda del PSOE encabezada por Teresa Rodríguez, expulsada de Unidas Podemos por sus críticas al Gobierno de coalición.

“Cambio de etapa” o “ajuste de cuentas”

La dirección de Podemos confesó su “impotencia” ante el resultado, al considerar que IU no les dejó participar en la campaña pese a su experiencia y sus medios que, a nivel estatal, son mayores que los del partido encabezado por Garzón. La dirección de Belarra lamentó que se impidiera trabajar a su equipo de audiovisuales –que hubiera permitido, por ejemplo, emitir más mítines por streaming–, o que por parte de IU no se dejara participar a la dirigente más visible del partido, la ministra de Igualdad, Irene Montero, hasta el día antes de la jornada de reflexión.

Pese a la imagen de unidad que intentó trasladarse durante la contienda –Ione Belarra y Alberto Garzón compartieron escenario con Yolanda Díaz, que también coincidió en un mitin con Íñigo Errejón, líder de Más País–, en realidad siguieron los roces entre Podemos e IU. A petición de Montero, el Consejo de Ministros aprobó el primer martes de la campaña el cese de Amanda Meyer como directora de gabinete de la ministra de Igualdad. Desde el Ministerio descartaron los motivos políticos y apuntaron a que la destitución de Meyer se debía a “un cambio de etapa” tras el respaldo del Congreso a la ley del ‘solo sí es sí’, que aún espera su aprobación definitiva. “Amanda ha sido fundamental y esencial en el equipo del Ministerio de Igualdad y en todos los proyectos legislativos que ha impulsado”, expresó el departamento dirigido por Irene Montero. 

Meyer, miembro de la Ejecutiva de Izquierda Unida como vocal dedicada a la Mesa Confederal y también dirigente del PCE, fue sustituida por Lidia Rubio, miembro del Consejo Ciudadano de Podemos y hasta ese momento responsable de comunicación de la ministra. En el equipo que lidera Montero permanecen altos cargos de estas formaciones como la directora del Instituto de las Mujeres, Toni Morillas, dirigente del PCE y encargada de Feminismos en IU Andalucía, y Clara Alonso, directora de Comunicación del Ministerio y responsable de Igualdad de la dirección federal de IU, informa Marta Borraz.

Dirigentes del espacio confederal al margen de Podemos consideraron que el cese de Meyer se debió a una suerte de “ajuste de cuentas” por parte del partido de Belarra por lo ocurrido en Andalucía, una explicación que aplican ahora también a la destitución de Enrique Santiago, a lo que suman su apoyo incondicional a Yolanda Díaz.