Los etarras no responden en París sobre el secuestro de una familia en 2007

Los diez etarras del aparato militar que están siendo juzgados en París se negaron hoy a responder a todas las preguntas sobre su presunta implicación en el secuestro, durante tres días, de una familia de la localidad guipuzcoana de Orio a finales de agosto de 2007.

“No tenemos nada qué decir”, fue el único comentario desde el banquillo de los acusados a las cuestiones lanzadas por el presidente del Tribunal de lo Criminal de París, por el fiscal y por el abogado de la familia de Orio, que se ha constituido en acusación particular en este proceso.

El que se consideró jefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, “Txeroki”, se escudó en el silencio, como hicieron a continuación los otros nueve, al decirle el fiscal, Jean-François Ricard, si no tenía nada qué decir tras escuchar el pasado martes el testimonio de la pareja formada por Mikel Igoa y María Cristina Campos Sánchez.

Igoa y Campos Sánchez, retenidos con su hijo de 4 años del 24 al 27 de agosto de 2007 por un comando etarra que les robó su furgón para cargarlo de explosivos y cometer un atentado, finalmente fallido en Oropesa del Mar, indicaron por vídeo-conferencia ante el tribunal que los secuestradores les amenazaron con matarlos y que temieron por su vida.

El presidente, Jean-Pierre Ancel, se dirigió en particular al presunto jefe militar de ETA cuando fue detenido en mayo de 2010, Mikel Carrera Sarobe, “Ata”, ante sus sospechas de que fue uno de los miembros del comando que se hizo inicialmente pasar por policía para abordar a la familia de Orio cuando estaban aparcados con su furgón en una playa de Messanges, en las Landas.

Ancel no obtuvo más que el mutismo de “Ata” al preguntarle si era él la persona -no identificada de forma precisa- descrita por Campos Sánchez como un hombre alto, con perilla y bien parecido que se presentó como policía al comienzo del secuestro.

El presidente del tribunal hizo notar que el pasado martes había visto que Carrera Sarobe se había sonreído cuando la víctima dijo que ese falso agente era guapo.

El abogado de la acusación particular, Frédéric Forgues, tampoco consiguió explicaciones cuando les pidió a los inculpados -ocho de los diez están imputados por secuestro- si reconocían su participación en los hechos.

El martes, tras la declaración a distancia de Igoa y Campos Sanchez, la etarra Alaitz Aramendi leyó una declaración en la que trataban de justificar su actitud señalando que “respetar a las víctimas no es sinónimo de respetar a este tribunal. Las víctimas lo son, pero no este tribunal de excepción” y “fascista”.

Aramendi reiteró la posición de una primera declaración leída por “Txeroki” el primer día del proceso, el pasado día 18, en el sentido de admitir el “daño” causado por ETA a las víctimas que no tenían que ver con lo que denominan “el conflicto vasco”.

La etarra afirmó: “no damos la espalda a los que han sufrido a causa del conflicto entre el País Vasco y los Estados francés y español. Miramos el pasado a la cara con humildad, pero sin ninguna vergüenza”.

La audiencia de hoy continuó con la presencia de la comandante de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) Claire Carimantran, que presentó diferentes elementos inculpatorios de los que se sientan en el banquillo en el secuestro, así como el informe interno a la banda que hizo de su detención, el 1 de septiembre de 2007 en una casa de Cahors, el etarra Oihan Barandalla.